Habilidad y poder

Por Agustín Lescaille

No se debe confundir el agua con la magnesia. Para los ingleses, como para muchos cubanos, los débiles tienen más espíritu; habida cuenta que, el que tenga fuerza y poder no necesita del espíritu. Así comienza la primera y esencial contradicción entre cubanos, entre la fe y la forma de obrar. De ahí surge, por añadidura, la posición de resistencia contra el darwinismo, que a expensas de la esfera intelectual cubana terminó provocando un resultado risible a largo plazo: un estancamiento del conocimiento más pródigo de la existencia intelectual perspectivezca.

De modo que, los protestantes de hoy (no importa el origen cultural, intelectual y político) continúan difundiendo ese desliz antiguo consistente en alegar que lo único importante en la vida constituye primero, la fe, la creencia, y que la acción, la fuerza y la habilidad son consecuencias naturales de ella. Lo cierto que, es al revés. Es rotundamente difícil sustraerle a la habilidad, cuyo dispositivo leve y complicado permitirá echar a andar el mecanismo del poder para transitar de la imagen al acto. Como la fe se da ahora por añadidura al acto, (y Meritan no tiene otra desilusión que aceptarla) los espíritus débiles no les quedaran otra opción que la confrontación anti-darwiniana.

Una confrontación que entre espíritu y poder se puede dilucidar, respecto a los ánimos de Alberto Lamar y Roberto Agramonte, este último proveedor, per se, de un unidimensional discurso espiritual sobre la nación cubana, basada en el mito-positivismo-marxista, experimenta con la ausencia de una frase como esta: increscunt animi, virescit volnere virtus.

Total Page Visits: 279 - Today Page Visits: 1