«Beethoven Eterno». Edición conmemorativa por el 250 aniversario del genio

Diez litografías del artista Felipe Alarcón Echenique en carpeta de Artista presentada por LibrosArte Y Taller Del Prado

Carta de la editorial

Cuando conocí a Felipe no podía imaginar que nuestra relación desembocara en mi primera Obra como editor. 

La idea surgió en ARCO del pasado año, en su visita a mi stand. Nuestra conversación informal fue derivando hacia las sensaciones y sentimientos de nuestras profesiones, diferentes en fondo y formas pero necesitadas la una de la otra. A ambos nos faltaba algo, sentíamos la necesidad de dar un paso adelante. Felipe anhelaba más libertad y protagonismo en la edición de sus Libros de Artista, y yo dejar mi humilde huella en éste maravilloso mundo del Arte, no sólo participar como espectador e intermediario. 

Así pues decidimos marchar juntos en un nuevo Proyecto. Y qué mejor que homenajear a uno de los más grandes compositores de todos los tiempos en el 250 Aniversario de su nacimiento, al maestro Ludwing Van Beethoven. 

Todo proyecto, todo idea, tiene un principio, un desarrollo y un final. El principio parte de esa conversación, a la que incorporamos al expositor del stand contiguo, la prestigiosa editorial de arte Taller del Prado. Hablamos con Enrique González y, posteriormente, con Paco, su “alma mater”, que estuvieron encantados con el proyecto y aceptaron unirse a él como coeditores. 

El desarrollo ha estado protagonizado por un minúsculo e invisible bichito al que todos conocemos. Pero las dificultades hay que afrontarlas. No podemos caer en la trampa de parar la máquina, de estancarnos en un lodazal que nos puede llevar a todos a una ruina económica como nunca hemos vivido antes. Hay que sacar fuerzas de flaqueza y ser valiente. Y decidimos seguir adelante. Lo peor, los cinco meses de retraso. Lo mejor, el resultado. Son 10 litografías y poemas del mismo artista y poeta que, por primera vez en uno de sus trabajos para Libro de Artista, libera su talento literario para culminar ésta Obra en la que ha puesto todo su corazón. Además de horas estudiando al compositor, su vida, sus inspiraciones, sus pasiones, su alma y su legado. Ha “Compuesto” una hermosa “Sinfonía” en la que, por primera vez, se funde la figura de un maestro de la música clásica con literatura y arte contemporáneo. 

El final es el que usted tiene ahora entre sus manos. Con un valor añadido a la primigenia idea. La carpeta de presentación decora su portadora con un detalle original, y único, de Felipe. Una delicatessen que confiere exclusividad a cada uno de los ejemplares. 

Me siento orgulloso del resultado, de trabajar con Felipe y Taller del Prado, y de la introducción de una reputada musicóloga como es Marta María Rodríguez Cuervo, a la que agradezco desde aquí su aportación y apoyo. Espero y deseo que disfruten de la Obra tanto como nosotros lo hemos hecho. 

Enrique Flores Díaz.
LibrosArte



Beethoven: El trance creativo de un ícono universal 

Conocí la obra de Beethoven desde una fecha temprana, como le sucede a la mayor parte de los músicos. Su figura está tan arraigada en nosotros que la mayoría somos incapaces de recordar con exactitud cómo y cuándo entramos en contacto con su obra y su historia. Todos coincidimos en reconocer que fue un artista portador de una inmensa fuerza expresiva, sabiduría e ingenio, pródiga invención y reinvención de lo nuevo y viejo, incomparable profundidad, amplia trayectoria creativa, e inagotable energía para exaltar la humanidad. 

Revisando su vida, muchas cosas pesaron en él, pero lo que nadie cuestiona en la actualidad es que en todo momento tuvo que vivir al límite de la resistencia humana. Una resistencia que tuvo lugar en una época de cambios sociales importantes, de los cuales el compositor dio varios testimonios y nos reveló una nueva visión del significado de lo humano. 

La trascendencia de su concepción sobre la esencia humana continúa vigente hoy día. El sentido de intemporalidad, que proviene de una comprensión eterna de los valores humanos, supo transmitirlo y expresarlo de modo brillante. Por ello, Beethoven infunde a la música una penetrante retórica emocional antes nunca imaginada. Todo su catálogo constituye una demostración de su incesante búsqueda de variedad y contraste que se convirtió en la fuerza prodigiosa de su expresión. 

La preocupación de Beethoven por unificar el conjunto de sus obras no siempre se muestra con claridad en sus esbozos compositivos. A menudo, lo fundamental en una obra es lo que el compositor no necesita escribir, porque es innato a su concepción. 

Al final de su vida, comenzó a pensar su música en términos poéticos. Pretendía mostrar más sentimiento y evocación que drama y narración. Sus obras ganaron en extensión y la gloria de las últimas colecciones escritas consistió en producir la sensación de una música nueva que se abría paso en su lenguaje compositivo. Con todo ello estaba haciendo lo habitual en él: tomar modelos y expandirlos en sus propias direcciones, a veces de forma exponencial. Por esta razón, en Beethoven emoción, drama, imagen y técnica trabajan en armonía. 

No en vano, el pintor Felipe Alarcón Echenique rinde homenaje al compositor en un proyecto personal que recrea pasajes simbólicos de la vida y obra del músico alemán y, lo hace, evocando un principio constructivo que le permite situar cualquier motivo como fuente de expresión de una idea, lo que reafirma la tendencia a tematizar cada elemento de la música como ocurrió en la obra de Beethoven. 

Lo que surgió de esta vuelta a la tradición, al uso del contrapunto, al estudio de los grandes maestros que precedieron al músico, fue una obra revolucionaria que continuaba e intensificaba lo que Beethoven había estado haciendo durante toda su vida: tratar la luz y la sombra, la comedia y tragedia, la inocencia y experiencia; valores que se entremezclan en su repertorio y en la vida y, en esta integración es donde la obra alcanza el supremo equilibrio en su conjunto. 

Dra. Marta Rodríguez Cuervo 
Profesora del Departamento de Musicología 
Universidad Complutense de Madrid


La música del alma

Beethoven eterno. 
Tu corazón marca la melodía insaciable. 
Beethoven eterno… 
Tu canto es una grito a la vida, a la muerte, al más allá infinito. 
Allí, te sientas y escribes tus melodías en días oscuros, los conviertes en radiantes, en cielos despejados. 
Canto a la música, esa que te hace llorar y transporta a universos y confines divinos, allí te acompaño con mi coraza de fuego pasando sobre el Edén donde Eva danza sin Adán. 
Es tu música que se empeña en recorrer la Génesis de la historia. 
El comienzo de una era donde la música es el centro del universo, un verso de fuego se apodera de los cinco continentes, los mares se visten de gloria. 
Beethoven eterno… 
Columnas góticas, talladas a martillo, pluma erótica olvidada en la fría madrugada, una vela susurra su desvelo mientras una clave se empeña en convertirse en inmortal. 
El tiempo pasa, las horas se agrupan en espacio temporal coexistiendo con otros universos. 
Mi verso es converso, poco pensado, intimista, me brota por las venas. 
Escribo, luego pienso un segundo observando el deteriorado tiempo. Un pájaro de fuego se empecina en sobrevivir, ¡ahí la maravilla de tu música!. 
Beethoven eterno… 
¡Música sublime!. Tu corazón marca los tiempos de tu partitura universal, los andares de tu ritmo insisten en existir, tu melodía es esperanza, amor, grito de libertad. 
Beethoven eterno… 
Tu himno, es la esencia de tu ser, verso complejo y atemporal. 
Beethoven eterno. 
Tu universo me seduce, me invita a soñar. 
Me siento libre, puedo renacer, el tiempo pasa. 

Felipe Alarcón Echenique

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