La Casa, el exilio y el regreso

Por El Coloso de Rodas

¿Por qué lo llamas exilio? Porque en la inmanencia en el exilio hay siempre un regreso. El hombre regresa a Casa porque es un exiliado en potencia. Hay perpetuidad en el tiempo del regreso y hay desespero en el tiempo del exilio. Si estás en Casa y sale a la calle, eres exiliado. El exilio lo experimentas en todas partes al salir de Casa (ser). Afuera, después de los límites temporales de la Casa, el tiempo cambia y comienza agitarse en el interior humano de manera vertiginosa.

La agitación del tiempo produce de inmediato estrés, deseos de regresar a la eternidad (a la pasividad). Por eso la ansiedad (los exilios) se reduce invariablemente al deseo inmanente de regresar a Casa. En Casa se ambienta otro tiempo, suave, perceptible, familiar, del cual podemos oler el aroma del incienso. En el exilio todo parece indicar que el tiempo se torna insípido y volátil.

Marcel Proust cree en el exilio donde la «facticidad» del tiempo se pierde. Luego se lanza a la conquista de ese tiempo desde Casa, jamás entonces fue un exiliado. Recupera el tiempo habitual de Casa. Pero el exilio tiene también su encanto temporal: mantiene vivo el hombre en la tensión de existir, entre un salir y un regresar constantes. Esa ireversibilidad ofrece el don de la peligrosidad de existir. Es así como construimos, a fuerza de intensidad, nuestras vidas cotidianas.

10Tú, Rafael Pineiro-Lopez, Pedro Díaz Méndez y 7 personas más3 comentarios1 vez compartidoMe gustaComentarCompartir

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