Violencia, apertura, pavor y literatura

Por Spartacus

La coexistencia de «dialogar» y «dar oído» posee en el Diario de Campaña de José Martí una significación más amplia de la simple escritura y de lo que falta en la literatura a posteriori. El «dialogar» es, en tanto que «hablar» desde sí, «dar oído» a las cosas, podrá ser objeto de narración, es decir, «escuchar» el habla que hablamos. Así, hablar no es paralelamente, sino anticipar un dar oído. El ruido del reptil sobre la andadura del surco anticipa la narración, el habla, la escritura.

En el Diario de Martí el escritor se deja someter a la violencia del habla en pos (búsqueda, apertura) de la naturaleza de las cosas por describir. ¡Oír, y causa apertura violenta de la existencia del habla; dar oído al habla precede a cualquier otra escucha predeterminada, como sucede en el «positivismo fenomenológico literario».

No solo hablamos el habla, hablamos desde el habla pavorida, –insinúa el apóstol en el Diario. Somos capaces de ello –El Diario es toda escucha-  solamente porque ya desde siempre hemos escuchado el habla que nos someterá en lo adelante.

 ¿Qué oímos? Oímos el «hablar» del «habla» Oímos la violencia «sometedora» del habla ante la escucha.

Escribir significa «escuchar sometido».

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