Por La fosa
Si la vida es para «no ser nadie» por qué Buda se mantuvo durante varias décadas adoctrinando al pueblo de Bihar. Si la vida es para «no ser nadie» por qué Krisnamurti no detuvo el discurso de la «atención consciente» durante cuarenta años; si la vida es para «no ser nadie» por qué Gurdjieff exponía a sus discípulos a agotadores esfuerzos de trabajo para alcanzar la cristalización del yo; si la vida es para «no ser nadie» por qué Jodorowsky, Wilbe and Company no paran de impartir conferencias por todo el mundo.
¿Se dan cuenta del engaño de la gramática y el discurso? Para «no ser nadie» significa «ser alguien» en otro mundo. Todos ellos necesitan «ser alguien» al menos en esta y otra vida: Místicos, Maestros, Oradores, Motivadores, Terapeutas, Conferencistas, en fin, nunca se desligan de la vida. Siempre están ejercitando las neuronas y los brazos, haciendo algo. «Haga, que nuestra forma de pensar», dijo Martí.
Cuando le preguntaron al «místico Osho» por qué hablaba de la experiencia última, si había alcanzado el silencio total, la conciencia absoluta, la nada, el lenguaje del amor, respondió ingeniosamente, burlándose de sí mismo y de sus discípulos: «existen tres tipos de iluminados, uno como Maharshi, verdadero, honesto, que no puede hablar sobre lo que ha conseguido; otros como Lao Tse y Patanjali, que se convierten en poetas, necesitan mentir para señalar algo sobre la verdad y están finalmente los deshonestos, charlatanes, eruditos abundantes en chácharas, armadores de discurso sin experiencia alguna. Estos últimos, como Jodorowsky y Wilbe se pasean por las arenas públicas del mundo ofreciendo cualquier ejercicio racional sobre la divinidad.
Osho, que había leído a Nietzsche y Wittgenstein y había aceptado la muerte de Dios, sabía que la búsqueda del silencio constituía otra técnica configurador del sujeto en el astro ascético. Budismo, Tantra y demás doctrinas espirituales fueron también formas de vida de los ideales ascéticos, ejercicios negativos ante la vida, pero ejercicios al fin como cualquiera otros.
Al menos un barrendero iluminado como Cantinflas soy…