El entrenador que te motiva a entrenar: claves de autoayuda y disciplina

Por Sergio Oliva

En una atmósfera teñida de misterio y revelación, se despliega ante nuestros ojos la historia de un hombre cuya vida se entrelaza con la disciplina y la megalomanía. Esta es la impresión que deja la lectura del más reciente libro de Arnold Schwarzenegger, BE USEFUL: SEVEN TOOLS FOR LIFE (Sé Útil. Siete reglas simples para una vida mejor), publicado en octubre de 2023. Schwarzenegger, una figura que en los años recientes ha emergido como un faro de sabiduría en tiempos turbios –el asalto al Capitolio, la agresiva guerra de Putin, el atentado terrorista en Israel–, ahora busca extender su luz a aquellos que ansían elevar sus vidas más allá de lo ya alcanzado.

La historia invita a un diálogo literario con Schwarzenegger, pero aquí yace un dilema. Para sumergirnos en las profundidades de la sabiduría de este exfisicoculturista, debemos confrontar un tema que evoca sentimientos encontrados: la disciplina. Vital para los triunfadores, especialmente para los deportistas, y un pilar en la vida de Schwarzenegger, quien con su entrenamiento diario y riguroso se elevó a alturas inimaginables. La disciplina, con su valor teórico incuestionable y su necesidad indiscutible, se presenta como una compañera esquiva, quizás por su misma naturaleza necesaria que tanto rechazo provoca.

Para Schwarzenegger, la disciplina nunca parece haber sido un enigma. Siempre estuvo ahí, fortalecida por el deporte constante. Su libro nos lo recuerda, una y otra vez, en un tono que resuena como el de un entrenador de fitness: ejercicios meticulosos, completos, la perfección en la repetición y los fundamentos como llaves del éxito, sea en un discurso o en flexiones. «¿Buscas paz y relajación? ¿Acaso eres un bebé o un jubilado?», pregunta desafiante Schwarzenegger. Para la mente moderna, acostumbrada a la atención plena, estas palabras pueden sonar extrañas, incluso duras.

La atención plena, otra filosofía de la disciplina, rechaza este tipo de retórica como contraproducente. Argumenta que no ayuda, pues la gente necesita un trato más amoroso consigo misma, lejos del crítico interno ya de por sí exigente. Pero hay un adversario aún más formidable: la resistencia interna. «Existe una resistencia en ti que pretende evitar que realices grandes cosas», proclama Schwarzenegger. Contra esta fuerza se necesita otra que no se amilane ante pensamientos y emociones negativas. Esa fuerza es la disciplina. Así, en las páginas de su libro, Schwarzenegger nos guía por un viaje introspectivo, donde la disciplina no es solo un concepto, sino un personaje vivo, desafiante y a la vez profundamente transformador.

En las páginas de su obra, Arnold Schwarzenegger nos invita a un viaje que trasciende la mera disciplina, aunque esta permanezca como un hilo conductor. Se adentra en los reinos del optimismo, de la curiosidad desbordante, y en la trascendental importancia de atreverse a soñar. No obstante, con la sabiduría de quien ha caminado largos senderos, recalca que sin la columna vertebral de la disciplina, tales sueños y aspiraciones se desvanecen en el aire.

Interroga al lector con preguntas que resuenan en el alma: «¿Por qué no deberías perseguir tus sueños? ¿Por qué no podrías alcanzar tus metas?», y él mismo responde con convicción: «No hay ninguna razón». Esta filosofía, esta actitud inquebrantable ante la vida, es la llave maestra de su excepcional éxito. Schwarzenegger nos enseña que la verdadera pregunta no yace en la posibilidad, sino en el método; no es si podemos, sino cómo lograremos nuestros objetivos. Y es aquí donde la disciplina, como un faro en la tormenta, nos guía de nuevo. Proclama con firmeza: «Tus metas no te están esperando en la puerta, tienes que ir a buscarlas», un camino que solo se puede recorrer con la antorcha de la disciplina en mano.

La disciplina se transforma en estas páginas en una suerte de compañero de viaje, quizás no el más jovial, pero indiscutiblemente esencial. Es ese amigo que, aunque a veces no comprendemos, nos incita a levantarnos al alba, a enfrentar el gimnasio aun cuando cada fibra de nuestro ser se resista, y a perseverar en el trabajo cuando el sofá nos llama con su canto de sirena. Es este inquebrantable compañero el que nos impulsa más allá de nuestros límites conocidos. Y, después de todo, ¿no es ese el anhelo que late en cada corazón humano? El anhelo de avanzar, de superarse.

En su narrativa, Schwarzenegger se suma al coro de los gurús de la autoayuda que exaltan la visualización como herramienta para alcanzar las metas. Nos recuerda obras como El Secreto, que desde tiempos inmemoriales han predicado la «ley de atracción», donde lo que emitimos al universo nos es devuelto. Pero, con un giro astuto, Schwarzenegger se distancia de estos matices esotéricos, de esos ecos de la Nueva Era. Reconoce que si bien imaginar nuestros objetivos es un paso inicial vital, es el arduo trabajo y la perseverancia lo que verdaderamente nos lleva a la cima. Ofrece una perspectiva más anclada en la realidad, más tangible y pragmática.

El libro se despliega como un reflejo del espíritu americano que ha marcado su carrera. Desde la introducción, donde habla de su punto más bajo en 2011, hasta el recuento de sus triunfos políticos y ambientales, Schwarzenegger entrelaza su narrativa con un estilo de autopromoción que, aunque pueda parecer ajeno al lector europeo, es intrínseco a su éxito y carisma.

Nos cuenta cómo, en su transición de los papeles de superhéroes a la comedia con Twins, su película más lucrativa, tomó las riendas de su destino. Cuando nadie le ofreció un papel en comedia, él mismo se lo creó. Así nos enseña la importancia de ser el arquitecto de nuestro propio destino, de no esperar que otros construyan nuestros sueños.

En las páginas finales, Schwarzenegger nos deja con una reflexión sobre la muerte. No de forma sombría, sino como un recordatorio de que nuestra existencia es finita y que cada momento cuenta. Nos impulsa a hacer de cada día un paso hacia la grandeza, un eco en la eternidad de lo que somos y podemos ser.

Sé Útil. Siete reglas simples para una vida mejor no es simplemente un manual de autoayuda más. Es una ventana a la mente de un hombre que ha sabido transformar la disciplina, la resiliencia y el optimismo en las herramientas para forjar un legado duradero. En sus páginas, Schwarzenegger no solo comparte su sabiduría, sino que nos invita a ser partícipes de una vida excepcional, una vida donde la disciplina no es un lastre, sino el motor de nuestras más altas aspiraciones.

Al final, Schwarzenegger no pretende enseñarnos sobre la disciplina; asume que ya reside en nosotros. Sin embargo, nos brinda una nueva perspectiva de ella, inspirándose en Friedrich Nietzsche y su concepto de amor fati. Lo cita así: “Aprende a amar la disciplina como parte esencial de tu destino”. Y si aún nos resulta esquiva esa pasión por la disciplina, siempre podemos aferrarnos a su icónica promesa: «Volveré«

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