Por Waldo González López
«La fuerza de una familia, al igual que la de un ejército, reside en la unidad de sus miembros.
«Los Borgia estamos destinados a salvar la multitud de almas y a vivir confortablemente mientras llevamos a cabo la obra del Señor.»
cardenal Rodrigo Borgia
El nombre de Mario Puzo (Manhattan, Nueva York, 1920-Long Island, 1999) fue muy reconocido en Occidente, por su célebre novela El Padrino (1990), publicada por primera vez al español por la Editorial Planeta, en su Colección booket (2003).
Luego sería llevada al cine a partir del guion escrito por él y Francis Ford Coppola (que le mereciera sendos Oscar al escritor), en la célebre trilogía hom nima. Tanto la primera como la segunda partes se llevaron varias estatuillas en los Oscar: El Padrino I obtuvo tres, El Padrino II, seis, tal asimismo consiguieron el Oscar a mejor película.
Sí, Coppola, el mismo director de una cinta que nunca he olvidado desde que la visionara ¿en la Cinemateca habanera?, calificada por este cronista de ¿original? e incomprendida por la ¿crítica?: Apocalypse Now
Otros libros crear a Puzo, como La cuarta K, El ultimo Don y Omerta; pero no sería hasta Los Borgia. La primera gran familia del crimen (2001) que alcanzara su segundo gran éxito editorial, y en cuyo empeño no poco tendría que ver la saga El Padrino.
Escrita en colaboración con su compañera sentimental, la asimismo narradora Carol Gino, y coautora de este otro clásico Los Borgia, Puzo la dedicaría: «A Bert Fields, que arrancó la victoria de las fauces de la derrota y podría ser el más grande de todos los consiglieri».
Por sus cualidades, Los Borgia es ejemplo de novela histórica, cuyo máximo linaje alcanzara Stephen Zweig (Viena, Austria-Hungría,1881-Petrópolis, Brasil,1942), escritor y biógrafo, nacionalizado británico, en la primera mitad del siglo pasado, autor de inolvidados libros, como Fouché, María Antonieta, Magallanes. El hombre su gesta; Erasmo de Rotterdam, Fernando de Magallanes y María, reina de Escocia, sin olvidar su propia autobiografía El mundo de ayer. Retrato de un europeo, entre otros que quien escribe disfrutó en su ya lejana adolescencia.
Aventura intelectual que atrapa desde su inicio, Los Borgia, quizás por los numerosos personajes reales, resulte ¿compleja? para el «lector hembra» [v. g. Julio Cortazar] que no gusta del mínimo esfuerzo para mejor comprender y disfrutar la lectura; ese tan distante y distinto del que también denominara el gran narrador de Rayuela, «lector macho»: el ideal por participar activamente, gustar de su construcción ficcional, no compleja, sino lineal, ni disfrutar la riqueza sicológica de esa avariciosa y maldita «primera gran familia del crimen», uno de los rasgos temáticos que atraería al brillante narrador, como su fascinación por la Italia renacentista y, en especial, por la familia Borgia.
«Mario estaba convencido [confiesa Carol Gino en la Nota Final] que ésta fue la primera familia criminal de la historia, y que en sus aventuras había mucha más traición que en las cientos de páginas que él escribió sobre la mafia. Era de la opinión que los papas fueron los primeros “Dons” y que, de ellos, el papa Alejandro VI fue el Don más importante».
Pero, al margen de lo apuntado por su compañera sentimental, Puzo se fascinaría con los personajes centrales y con aquella Italia renacentista, en la que, como es lógico, descollaría el cardenal Rodrigo Borgia, tal sus hijos: César (quien resaltara por su talento guerrero, su absoluta falta de piedad, su capacidad de odio y su infinito amor por su hermana: la bella Lucrecia, a la que adoró y con la que, tal su padre, el ¿religioso? cardenal, mantendría relaciones incestuosas, algo común entonces), como sus otros frates: Juan y Jofre, sin olvidar a la madre de todos: la esplendorosa Vanozza, pronto echada a un lado por el insaciable cardenal, cuyo afán de poder e infinita lascivia son antológicos en la Historia de la humanidad.
Otros aspectos que sobresalen en el texto son la galería de personajes, surgidos al doblar cada página y el ritmo cinematográfico, favorecedor del interés que nunca decae, con lo que corrobora Puzo su vocación de hábil guionista, al nivel de su narrativa.
No es ocioso mencionar a algunas de las figuras que aparecen a lo largo de sus amenas 463 páginas, entre ellas, varias que sobresalen por su significación, como Girolamo Savonarola, quien predicara contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos y la corrupción de la Iglesia Católica, la búsqueda de la gloria y su oposicion a la sodomía, por lo que sería odiado por el Cardenal, como en Florencia, donde viviera. En consecuencia, por tanto, por todo, sería víctima del célebre torturador Francis Saluti.
Otros nombres que resaltan en la convulsa trama son: Nicolas Maquiavelo, Lorenzo de Medicis, como los grandes artistas: Miguel Angel Buonarotti, Leonardo Da Vinci, Giotto di Bondone y Sandro Botticelli.
Entre otros rasgos con los que gana al lector, están los detalles y datos que nos ofrece Puzo sobre las villas por las que transcurre la novela. Valga el ejemplo de una de las más famosas de Occidente: la ya entonces mítica Venecia, de la que, entre otras particularidades, apunta que era «una ciudad donde ni tan siquiera la pobreza estaba permitida».
En fin, podría añadir otras cualidades, pero espero que estos breves apuntes te entusiasmen, lector, a encargar Los Borgia, con la que tendrás una jornada de incambiable placer y aprendizaje de historia.
.