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¿Combatieron los masones la independencia de Cuba?

Por Carlos Manuel Estefanía

El 27 de enero de 2025, el sitio de YouTube Cuba Española compartió un controvertido pódcast (enlace) en el que dos tertulianos partían de una premisa cuestionable: afirmaban que pocos conocían la presencia de masones entre las autoridades que supuestamente combatían el independentismo en Cuba. Según ellos, tanto el gobernador de Cuba como el jefe del Gobierno español eran masones. Su intención parecía ser desvincular a la masonería de la lucha independentista y presentarla como aliada del reunificacionismo. Sin embargo, al hacerlo, incurrieron en una contradicción: si quienes gobernaban Cuba eran masones, ¿no sería entonces la masonería también responsable de la pérdida de la isla? Este punto, aunque no intencional, abre una puerta a un debate histórico que merece ser explorado con mayor profundidad.

Para entender este fenómeno, es fundamental consultar obras como 1898. Un hito en la Gran Traición, del historiador español Cesáreo Jarabo Jordán. En este libro, el autor detalla cómo la administración española boicoteó los esfuerzos para contener el separatismo en Cuba, un tema poco tratado en la historiografía cubana. Quienes no tengan acceso al libro pueden encontrar en YouTube una charla del autor (enlace) que resulta esclarecedora. En ella, Jarabo Jordán explica cómo el Estado español, de manera expresa, dejó de actuar para favorecer la intervención de Estados Unidos en la isla. Esto sugiere que los verdaderos responsables de la pérdida de Cuba no fueron solo los independentistas, sino también aquellos funcionarios y políticos que, desde el poder, no supieron o no quisieron defenderla. Curiosamente, muchos de estos funcionarios, como se demuestra en el video, también eran masones.

El intento de exculpar a la masonería de la separación de Cuba se complementa con un esfuerzo por sobrevalorar la participación de católicos en el independentismo. Es cierto que la Iglesia Católica, tras el nacimiento de la República, tuvo un papel ambiguo y en ocasiones oportunista al referirse a la independencia. Basta visitar la Ermita de la Caridad del Cobre para encontrar un mural lleno de símbolos masónicos independentistas, algo paradójico para un lugar de culto católico. Sin embargo, esto no debe confundirnos.

En primer lugar, es importante señalar que, si bien la historiografía marxista sobre Cuba es cuestionable, la liberal, que sustenta este tipo de charlas, no es menos problemática. Como sugerencia, invitar al canal a Cesáreo Jarabo Jordán sería de gran valor, ya que él podría explicar con rigor el verdadero papel de la masonería, controlada por la Casa Real británica, en la destrucción de las Españas y la pérdida de Cuba. Si no es posible invitarlo, al menos recomiendo leer, junto al ya citado, su otro libro denominado El fin del imperio de España en América: El imperio inglés contra el español. El capítulo dedicado a La masonería y los procesos secesionistas en América Latina es particularmente revelador, incluso para quienes intentan reivindicar a la masonería.

La penetración masónica en el movimiento reunificacionista es preocupante y, en mi opinión, podría significar su declive. Además, existe cierta desinformación sobre la influencia de la masonería en Cuba. Es erróneo afirmar que la presencia de la masonería en la isla fue ajena a la de España, donde la primera logia se estableció en Madrid en 1728, bajo el auspicio del duque de Wharton y adscrita a la Gran Logia de Inglaterra. Según la BBC, los primeros masones que llegaron a Cuba fueron irlandeses, miembros del ejército británico que participaron en la Toma de La Habana en 1762. Sin embargo, es arriesgado afirmar que la masonería comenzó con los ingleses, ya que ya estaba presente en España bajo el reinado de los Borbones, mucho antes de la invasión napoleónica, otro de los momentos que suelen citarse cuando se habla de la penetración masónica en la hispanidad.

Se destaca la figura del pacificador de la Guerra de Cuba, Martínez Campos, pero sin mencionar que fue la rama liberal del borbonato, rescatada y controlada por masones, la que permitió que los insurrectos avanzaran hasta entregar Cuba a los norteamericanos. Este fue el verdadero rol «integrista» de la masonería. Martínez Campos, quien regresó a Cuba para pacificar la guerra, no solo fracasó en su intento, sino que implementó medidas draconianas que su sucesor, Weyler, continuaría. Estas políticas no hicieron más que desacreditar la causa integrista y alimentar el separatismo.

Es importante recordar que buena parte de la población cubana, incluido el campesinado, se organizó para resistir al independentismo. Aunque es posible que hubiera masones infiltrados trabajando para los separatistas, la mayoría de estos resistentes eran católicos. Curiosamente, mientras los mambises, plagados de logias masónicas, no contaron con capellanes en la manigua, Fidel Castro, de ideología criptomarxista, sí los tuvo en su guerrilla.

La manera despectiva en que el masón del video se refiere a los católicos revela una falta de objetividad. No soy religioso, pero considero que este tipo de descalificaciones es incompatible con un tratamiento científico de la historia. Quienes llegan a una España dominada por el liberalismo desde hace casi dos siglos pueden tener dificultades para entender la historia de Cuba de manera coherente, especialmente si arrastran lastres marxistas. Quizás de ahí el intento de equiparar a la Iglesia en Cuba con la masonería en el auspicio de la separación de la isla. No creo que la orden de ahorcar a trabajadores agrícolas o matar de hambre a la población mediante políticas de tierra arrasada sea «muy católica». Estas acciones no fueron simples «errores humanos», sino una política genocida meticulosamente planificada, muy común en las revoluciones de origen masónico y comparable en sus consecuencias a la reconcentración de Weyler.

Por último, es probable que algunos católicos, al principio, vieran la rebelión como una lucha contra los espadones liberales que dominaban la península y se unieran al alzamiento, o que hubiese algún cura descarriado. Sin embargo, en general, fue un hecho que la Iglesia Católica en Cuba condenó el separatismo. Una vez instaurada la República, se habló de la Virgen de la Caridad del Cobre, la misma que fue despreciada por los invasores norteamericanos durante la ocupación. La oposición de la Iglesia Católica a la secesión de Cuba no es solo una opinión personal, sino que está respaldada por figuras como Emilio Roig, cuya obra La Iglesia Católica contra la Independencia de Cuba (enlace) es fundamental para entender este tema.

En conclusión, este video, aunque bien intencionado, adolece de falta de rigor histórico y coherencia. Invito a los creadores a profundizar en estas cuestiones y a abordar la historia de Cuba con mayor precisión y equilibrio.–

 ”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

Redacción de Cuba Nuestra
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