Desambiguación ecléctica

Por Patronio

I.

Si es un tema espinoso, es porque tiene espina.  El mismo epíteto denota una cualidad prototípica del sustantivo al que modifica sin ejercer siquiera  función restrictiva. Tema al fin, y espinoso por añadidura, pueden lacerar susceptibilidades, pero de ningún modo intenta plantearse como una verdad absoluta ni un juicio apodíctico, mucho menos si se está entre amigos.

Las etiquetas asfixian. Ni mini, ni manifiesto, ni anti, a pesar del cosmopolitismo que de continuo parece descolocar todo tipo de independencia, lo mismo desde la historia que desde la cultura y la  propia lengua. Equilibrio mundial lo llamaron una vez, multiculturalismo otra,  globalización ahora. Pero nada de esto tiene que ver con Cuba, ni siquiera con la idea de la isla como  protagonista de la equidad continental, e incluso mundial, al conceptualizar lo que Martí llama la garantía del equilibrio hemisférico. San Martín, Bolivar,  España, Estados Unidos, Los Soviets, La aventura castrista de África, China, Venezuela, el Barón Rothschild, David Rockefeller, La banca europea, Fidel Castro, entre muchos nunca coquetearon con la idea de la anexión colegiada o no en el último siglo y medio cubano. Los cubanos también.

II.

Divaguemos un poco. Históricamente, siempre se habló de que el equilibrio del mundo se establecería desde Europa. El término estaba al uso en la política internacional de la época, y era, por demás, aceptado a escala mundial. A la sazón, el Congreso de Viena (1814), había creado un mapa de Europa sin tener en cuenta la diversidad étnica y lingüística, sino la solidaridad monárquica frente a cualquier intentona revolucionaria de corte liberal. Ya sabemos los problemas que esto generó entonces, catalizando las inquietudes sociales y los planteamientos democráticos  defendidos por la burguesía liberal y nacionalista a mediados de siglo.  En América, por ejemplo, Betances  trata el tema del equilibrio; y Bolívar, por su parte, lo desarrolla en la Carta de Jamaica, el 6 de septiembre de 1815 donde apunta:

La Europa misma, por miras de sana política, debería haber preparado y efectuado el proyecto de la Independencia americana; no solo porque el equilibrio del mundo así lo exige; sino porque es el medio legítimo y seguro de adquirirse establecimientos ultramarinos de comercio.

José Antonio Saco en su obra Contra la anexión, de l847, también hace referencia sobre el particular:

Es de tal importancia la Isla de Cuba, que su posesión daría a los Estados Unidos un poder inmenso, que la Inglaterra y la Francia no solo verían muy comprometida la existencia de sus colonias en América, sino que aún sentirían menguar el poderoso influjo que ejercen en otras partes del mundo.

Y aunque cada uno es resultado de análisis muy peculiares, todos concuerdan en la importancia que entrañaba equilibrar el mundo desde la geografía de América: —al menos conceptualmente hablando.

            Martí, por su parte, imprimió también nuevos matices en la conceptualización del término. Pero, a diferencia de los demás, sitúa ese punto de equilibrio  sobre el eje de la soberanía de Hispano-América. En su concepción, el equilibrio del mundo, implicaba un proyecto que llevaba insertado tres objetivos inmediatos de orden político. Primero: la independencia de  Cuba y la unidad de las Antillas para contener las garantías de dominio y expansión sobre América concebidas por Norteamérica. En la visión martiana, las Antillas ―lejos de constituir una zona geográfica muy restringida―, eran la antesala para garantizar la equidad continental. Segundo: completar “la última estrofa del poema 1810”,  y consolidar así “la segunda independencia de Latinoamérica. Para ello había que partir de una transformación radical de carácter social, cultural, económico, política, etc., cuyo objetivo se enfilaría en primera instancia hacia la unidad continental; y por último, la idea misma del equilibrio del mundo, basada en esa unidad como coronación de un plan de amplio alcance universal. Ya veía, entonces, que los Estados Unidos se daba a conocer como una gran fuerza que tendía a desestabilizar lo que en Europa era tenido como equilibrio entre sus potencias. De hecho, a mediados de los ’80, superaban a los británicos en varias producciones económicas y tecnológicas. Desde entonces su  presencia, en la escena internacional, comienza a ser cada vez más fuerte —e incluso, es el momento en que construyen su poderosa  armada. En fin, el peligro mayor estaba en  América del Norte  que pretendía controlar a través de la geografía el comercio proveniente de Europa en su paso hacia el Pacífico. Sabía que las prebendas de ese control económico, garantizaban también el control político internacional a largo plazo.

A la luz de estas anotaciones es que Martí insiste en el papel de la independencia de Cuba, en medio del contexto hemisférico. Son disímiles las metáforas y los sintagmas que crea para  definir esta importancia. Concibe a Cuba como: “nudo del mundo”, “fiel del mundo”, “cruce universal”, “nudo del haz de islas”, “mero pontón”, “mero fortín” y  “pórtico y guarda”; siendo más pragmático en el momento de enfatizar la trascendencia  geo-política de la Isla tanto en su “verdad actual y local” como en “los deberes difíciles que su situación geográfica le señala”, según nos precisa.

      De modo general, el concepto de equilibrio, de alto relieve en el andamiaje categorial martiano, no resulta  estático, hermético, o permanente; sino además  un concepto ajustado, tanto al dinamismo y a las condiciones histórico–sociales del momento, como a la influencia de los muchos factores que se van  integrando  al proceso histórico de un mundo para entonces indefinido, colmado de rivalidades, y en medio del cual cada potencia conocida quiere imponer su liderazgo.

III.

Hace ya décadas que la Historia de Cuba es similar a la del contexto martiano. Se repite con nuevos actores y diferente tiempo, mientras espacio y condición geográfica permanecen. Pregunto entonces ¿cuántos de nuestros generales y doctores subieron al poder durante la república y resultaron ser más corruptos que Jezabel? Mera retórica! Especialmente los últimos decenios de malabares capitalistas que han reciclado todo tipo de demagogia desde la narrativa socialista. ¿Fatalismo endémico o tropiezos al natural?

Mención in situ merece la cultura de la exclusión reformulada desde la falacia Dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada que a muchos parece ahora historia antigua. Pero hay muchos nombres que parecen pasearse por el borde de la estridencia e inclinarse sin llegar a caer. Escritores y  artistas a quienes les bastaba un segundo para determinar cualquier otra vida: son muchos los testimonios. Asistir a la censura inquisitorial o haber estado sentado frente a esos jueces en calidad de reo, infunde pavor. A ellos va dirigido el término sitial UNEAC-ano de Patronio. Hacia la aristocracia intelectuada de trapo y estómago que basa su lealtad al régimen sobre prebendas de viajecitos y publicaciones. El intelectualismo que detesta al tirano desde el corazón, pero lo defiende a bocatinta.

Hablo de los que tildan de anexionista, imperialista, capitalista a los que estamos fuera de Cuba cuando en realidad son ellos los que viven a costa del imperio que tanto odian: aquí conmigo, allá contigo. Sí, pero no. No, pero Sí. Me dirijo a los que creen ser albacea de la Historia de Cuba y niegan, desde Cuba, cualquier derecho a los cubanos disgregados por el planeta a hablar y escribir sobre la cultura y la historia nuestra. Esos son los verdaderos anexionistas.

Y ahora me voy, que me llama el Conde para nuestras habituales tertulias.

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