Por Héctor Rodríguez PhD
Un viejo refrán invita a que cada cual esté en su lugar. Resulta que un expresidente español, comunista a su manera, pues le gusta el oro, asistió como observador a un país sudamericano durante las elecciones que allí se realizaban. El problema se agrava porque la victoria de los oponentes a sus amigos fue absoluta y abrumadora. Pasan los días, y la supuesta razón por la que fue allí no se divulga; su mutismo es bochornoso.
Pero a mí no me sorprende. Él fue allí con esa fachada, la verdadera, la de él y otros muchos españoles comunistas que se han beneficiado del pueblo venezolano. Su objetivo era salvaguardar su negocio y pactar con el dictador una salida a sus intereses en el oro, que beneficia su negocio. Así hizo el de Podemos, «asesorando» cómo destruir la economía venezolana, de lo cual no sabía nada. Y así le salió una plática para comprarse un chalet en las afueras de Madrid.
Ahora, mucha gente solo se hace preguntas sobre su papel y el del Gobierno de España en las elecciones venezolanas. Veamos cómo en España se proyectan, según periodistas del País y otros medios virtuales como Daniel Gascón y Gonzaga Durán.
Ellos informan que, por medio de un comunicado, el PP ha destacado que la iniciativa es su reacción a la «incomprensible tibieza del Gobierno de Pedro Sánchez con la dictadura de Maduro y el silencio atronador del Ejecutivo» ante la situación. Para el PP, la falta de decisión del Gobierno «deja a nuestro país al margen de todas las iniciativas de denuncia» promovidas por la comunidad internacional ante la emergencia democrática en Venezuela, afirma el comunicado. Los populares también han denunciado el «silencio» de Zapatero tras las elecciones en Venezuela.
Sin embargo, sus patrocinadores descaradamente alegan: el Gobierno de Pedro Sánchez «valora y aprecia» la «labor» que viene desarrollando en Venezuela el expresidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, a pesar de su silencio sobre el pucherazo que perpetró Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de Venezuela. Los comicios se celebraron el 28 de julio, y desde entonces, el exdirigente socialista todavía no se ha pronunciado sobre el fraude electoral. El Ejecutivo de Sánchez no ha aclarado si ha mantenido contactos con Zapatero desde que se produjo el fraude. El expresidente del Gobierno acudió al país latinoamericano en calidad de observador internacional.
¿Quién lo mandó? ¿Por qué lo hizo? Hay muchas preguntas sin respuesta. El ministro de Exteriores español refleja la verdadera cara del gobierno español. «Queremos que la solución a la crisis de Venezuela sea una solución entre venezolanos que venga del diálogo», ha asegurado Albares, al tiempo que da la bienvenida a «todo aquel que desde la responsabilidad y la prudencia se sume a ayudar al Gobierno en esa tarea».
¿Cómo es posible que este señor pida diálogo? ¿Dónde está la cordura de este señor ante la victoria abrumadora, que se repite todas las semanas en Venezuela y el mundo con demostraciones masivas reafirmando la victoria? ¿O es que este ministro, además de tener cara, es bobo real?
Por último, el PP da su veredicto. Por medio de un comunicado, el PP ha destacado que la iniciativa es su reacción a la «incomprensible tibieza del Gobierno de Pedro Sánchez con la dictadura de Maduro y el silencio atronador del Ejecutivo» ante la situación. Para el PP, la falta de decisión del Gobierno «deja a nuestro país al margen de todas las iniciativas de denuncia» promovidas por la comunidad internacional ante la emergencia democrática en Venezuela, afirma el comunicado. Los populares también han denunciado el «silencio» de Zapatero tras las elecciones de Venezuela.
Pero mis preguntas van más allá de la retórica diplomática. ¿Dónde está el Rey que acude a todas las cumbres? ¿Dónde está el hijo de aquel Rey que tuvo los cojones de decirle a uno de los culpables de la desdicha del pueblo venezolano “por qué no te callas” en una cumbre presidida por el observador que fue a estas elecciones? ¿Se olvidó?
¿Irán a la cumbre de Cuenca, Ecuador, en noviembre, invitando a qué presidente venezolano? ¿Tendrá España conciencia de que su papel pactado en las cumbres desde su origen es la cooperación, el diálogo, y moverse juntos amparados en el vínculo histórico que une a los países iberoamericanos? ¿No está corriendo España el riesgo de que países como El Salvador, Argentina, Uruguay, Perú, Paraguay, Panamá, República Dominicana, y otros que han reconocido el triunfo del pueblo en las urnas, no dialogando, retiren su presencia de las cumbres ante la testarudez española y su demostración de que aún se creen colonizadores?
Me gustaría escuchar al Rey de España, con los cojones que lo hizo su padre, decirle a Zapatero que diga la verdad sobre lo que fue a hacer a Venezuela.
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