Una conversación con Julio Benítez

Por Roberto Ruiz Rebo

Ha pasado muchos años desde que Julio Benítez salió de su natal Guantánamo, llevaba el peso de un injusto encarcelamiento y la persecución por el único delito de agruparse junto a otros compatriotas, que habían despertado del férreo cerco ideológico de un régimen violador sistemático de los derechos humanos de su pueblo. No llevaban armas, ni pretendían dinamitar el orden establecido, solo intentaban profundizar en los conocimientos de sus facultades para reclamar de modo cívico lo que se les negaba. Obligado al exilio, Julio llegó a California, donde encontró un hogar y una oportunidad para crecer. Allí escribió y publicó libros de gran valor literario que ya forman parte de la historia cubana en la diáspora.  Julio Benítez ha tenido una carrera prolífica tanto en la literatura como en la enseñanza. Había trabajado como profesor de Literatura en el Instituto Superior Pedagógico de su ciudad natal y como asesor de talleres literarios, había sido además crítico literario. Sus trabajos han sido recogidos en varias antologías en Cuba, Argentina y los Estados Unidos. La Reunión de los Dioses: su novela más importante ha sido saludada más de una vez por la crítica. En el año 2008, Benítez publicó en Miami su novela Las Tres Muertes de Gurrumina Robinson. Luego lanzaría el thriller novelado Operación Serpiente, El Rey Mago, El Libro de Islenira y El Cancionero de Amael, estos últimos, sus libros de poemas. Ha publicado también un libro de ensayos sobre la Edad de Oro, lo cual considera un homenaje a José Martí. Leyenda del Trompetista y en Glendale no hay ladrones forman parte de sus colecciones de cuentos.

Roberto Ruiz Rebo: Naciste como yo en un tiempo de turbulencias de la nación cubana y creciste en un barrio pobre de la ciudad de Guantánamo con una población de inmigrantes caribeños. ¿en qué medida tuvieron algo que ver esas circunstancias para que te convirtieras en el escritor que eres?

Julio Benítez: Es cierto que nací en La Loma del Chivo con una mayoría de afrodescendientes y emigrantes haitianos, jamaicanos e incluso chinos y de otros países como los españoles. Había árabes y eso lo convertía en un barrio muy peculiar de Guantánamo. Eso me abrió a la perspectiva de una visión cosmopolita de la cultura y por eso en el fondo, aunque me crié con una influencia de la cultura occidental, no puedo negar que la gente humilde, sus creencias y sus sustratos culturales quedaron también en mi impronta como escritor. Cerca de casa había iglesias que ofrecían el servicio en inglés y varias asociaciones principalmente de anglo caribeños. Fue un mar de influencias que no puedo negar.

Roberto Ruiz Rebo: Algunas personas que te conocieron en el tiempo en que eras estudiante en universitario, dicen que eras un alumno aplicado en el estudio, pero que en otros aspectos eras indisciplinado y en cierto modo revoltoso. ¿Estás de acuerdo con esa valoración? ¿Piensas que esa rebeldía expresada ya desde temprano estaban en consonancia con tu actitud de rebeldía política posterior?

Julio Benítez: Siempre me ha gustado leer; aunque no lo hago con mucha frecuencia con los años adonde una apatía me tiene aislado de ese afán por la lectura. Complemento mucho de eso con lecturas en los sitios de internet. En cuando a lo de indisciplinado y revoltoso me parece muy peyorativo. He cometido errores, he sido indisciplinado. Es cierto y eso me ha obligado a concentrarme en mis objetivos porque no he sido constante. Tal vez, esa rebeldía de criticar el poder o algo que considero mal me llevó años más tarde a acercarme a gente que rechazaba el estatus quo. Hoy estoy revuelto en mis indisciplinas y también tengo ojo crítico para lo que creo injusto o equivocado. pero han pasado los años y no sé si tengo esa energía que sostuve por tanto tiempo.

Roberto Ruiz Rebo: Entre los años 89 y 91 del siglo pasado surgió un grupo de intelectuales cubanos, nacidos y educados dentro de la revolución, con un proyecto de nombre griego “Piadeia”, fue una respuesta cívica a uno de los tantos momentos de crisis de la revolución cubana. ¿Tuvo tu encarcelamiento algo que ver con esos movimientos surgidos en aquel periodo?

Julio Benítez: Desconocía a eso que llamas “Piadeia” Yo nací antes de la Revolución y crecí en ella, pero la razón de mi descontento tuvo que ver con los sueños frustrados. Soy parte de una generación comprimida pues nacimos antes y luego se nos prometió el cielo. No logramos cumplir con las expectativas que el gobierno nacional decía que lograríamos. Muchos nos sentíamos impotentes y también muy desencantados. El movimiento de Derechos Humanos aglutinó muchas personas de mi generación y tal vez por eso puedo decir que fui parte de un momento que significó una ruptura. En mi experiencia, hubo varios jóvenes, algunos muy valientes y sin el miedo a protestar que tenían muchos.

SOBRE SU OBRA

Roberto Ruiz Rebo: “La reunión de los dioses” fue tu primer libro de cuentos, que luego convertiste en una novela, ¿qué te condujo a tal transformación, y que diferencias temáticas, o en cuanto al propósito como obra, si es que las hay, encuentras en ambos libros? ¿Piensas que aún tiene vigencia lo que propones con esas historias?

Julio Benítez: El libro de cuentos de unas cien páginas fue censurado hasta dejarlo en dos terceras partes. Era una colección que se concibió en tres secciones con temas muy variados y con base en mis experiencias, la influencia de la mitología griega, de la numerología, el azar y también de la filosofía de Leibniz a través de Voltaire, todo con un tono satírico. Ese libro ganó el premio Regino Boti a finales de los años 80. Ya en el 2001, trataba de transcribir la colección cuando mi hermano Ibrahim me sugirió la idea de escribir una novela con esas narraciones y entonces surgió la novela La Reunión de los dioses. La diferencia radica en las temáticas que surgen inicialmente del libro de cuento, pues están integradas al texto de más de cuatrocientas páginas adonde traté de describir situaciones con varios de los mismos personajes, pero en tres tiempos. También fue escrita con esa división. Me preguntas si tiene vigencia lo que escribí. Creo que sí porque muchos de los temas que ahí se tratan son universales, a pesar de que ocurren mayormente en Guantánamo y también en Estados Unidos. Se describen situaciones de la Cuba mayormente de los años 80 y luego más cercanas en el exilio. Hay mucho de imaginación que como tema recorre la novela. El fenómeno del azar también se repite ahí. El experimento que yo desarrollé tiene la fusión de varios géneros y también de alguna manera denuncia la situación de Cuba desde una perspectiva irónica y humorística. Hay opiniones sobre ella por parte de críticos como Manuel Gayol que incluyó una crítica en un libro que incluye diez diferentes obras sobre el tema cubano.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Cuáles fueron las razones por las que muchas de las páginas de tu libro La reunión de los dioses fueron censuradas? ¿Te parece válida la censura y la cancelación en algún caso?

Julio Benítez: Ha pasado mucho tiempo desde que el pequeño volumen de cuentos “La reunión de los dioses” salió a la luz en una editorial provincial. Hago la aclaración porque la novela del mismo nombre no fue mutilada porque fue publicada en Estados Unidos sin ninguna reprobación. Alguien ligado a la publicación me comentó que la Seguridad del estado obligó a censurar algunas páginas. La censura como tal por motivos políticos o ideológicos no me parece bien. Sin embargo, no me molesta cuando refleja odio, racismo o algún intento de propagar el mal. Por supuesto que eso siempre tendrá quienes me contradigan y vayan por el camino de que no debe haber ninguna censura.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Te inclinarías ante la tendencia de que la obra literaria o artística debe abrazar una determinada plataforma política?

Julio Benítez: Yo creo que la obra literaria y artística debe su mérito a sus valores estéticos no importa quien la produzca. La obra está por encima de cualquier valoración. Yo creo que las creaciones que abrazan determinada plataforma política corren el riesgo de convertirse en panfletarias. Sin embargo, si lo que se produce abraza una plataforma política no quiere decir que no tiene méritos. Rechazo lo que represente una burda declaración de principios. Recordemos que hay varias corrientes y posiciones ideológicas y eso puede alienar a quien no esté conforme con esa corriente.

Roberto Ruiz Rebo: A menudo el conflicto entre los personajes que se mueven en una obra literaria parte de una realidad inmediata en la que vivimos, a veces te encuentras en discusiones con personas que se han sentido reflejadas en tus narraciones de un modo que ellos no se perciben. Hay dos de tus novelas que pintan a personajes inspirados en gente cercana, e incluso, algunos tienen el mismo nombre que las personas verdaderas. ¿En tu caso, te ha traído eso algún conflicto o desavenencia que consideres determinante?

Julio Benítez: Eso que mencionas es cierto. Puede haber en mis obras referencias a personajes que aparecen con el mismo nombre. Más que nada en El Archivero se describe al protagonista a partir de muchas de sus propias experiencias contadas directamente a mi persona. No pretendí humillar ni ridiculizarlo. Todo lo contrario, para mí fue un ejercicio nacido de la admiración hacia esa persona obsesionada con su pueblo natal y su cultura. Tuvo dos versiones. Una más cruda que deseché por inapropiada y la final que tiene también mucho de mi propia imaginación. Es un personaje más que una persona real aun cuando haya sido inspirada en alguien que está vivo y existe en la realidad. No sé si eso lo molestó porque al principio pareció estar muy entusiasmado. Le regalé varios libros para que lo distribuyera, aunque parece ser que al final se sintió ofendido. Los otros casos son un reflejo testimonial de gente que he conocido. Tal vez no escribiría nada más con esas intenciones, pero eso no lo puedo asegurar.

Roberto Ruiz Rebo: Salgo a la calle y aspiro el frio de la madrugada en Glendale/ adonde sentí vibrar mi vida una segunda vez. / Pero las montañas no están y despierto. / El mar no está, pero su ausencia me asusta.  ¿Es esta añoranza por lo dejado en Cuba o por tus ganas de volver a Glendale?

Julio Benítez: Eso es una añoranza dual. Glendale, California fue para mí un lugar que quise tanto como mi Guantánamo natal. El paisaje con las montañas cercanas me recuerda a mi ciudad original. Fue allí adonde sentí una especie de renacer, de volver a ser luego de mi amarga experiencia en Cuba. No obstante, sé que al mudarme a Miami perdí contacto con una tierra que me brindó mucho de lo que aprendí en mi exilio. Mi nueva tierra es rica de lo cubano, pero no he encontrado la felicidad que tuve en Glendale. Es cierto que la extraño y también a California. Tal vez no debí salir de ahí, aunque aquí en la Florida estoy junto a muchos de mis compatriotas y eso es de mucho peso también.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Qué hay de Cuba y que hay de California en tus novelas y tus libros de poemas?

Julio Benítez: Es una pregunta que requiere tiempo. Aunque la mayoría de mis novelas y poemas fueron escritos en los Estados Unidos, no hay dudas que muestran a Cuba en muchos sentidos. Mis poemarios El libro de Islenira contiene muchas de mis memorias, mis raíces en mi país de origen, así como de La California y todo lo que eso representó para mí luego de adaptarme a mi nuevo país. Así mismo El primer poemario, El rey Mago, escrito mayormente en la Isla es un grito desesperado sobre el país que me vio nacer.

Mi primera novela titulada La reunión de los dioses está mayormente enraizada en la vida que tuve por Cuba. Hay algo al final sobre la etapa del exilio de muchos personajes que han transitado ese camino. Creo que es mi mejor producción y me abrió el camino para otras narraciones

En cuanto a las últimas como Operación serpiente y Las tres muertes de Gurrumina hay una combinación de situaciones que combinan los hechos en Estados Unido con elementos de la isla. La primera es un camino que recorre Glendale, México y Cuba. Indudablemente mi nueva vida se manifiesta en varias narraciones. Uno escribe y fabula con lo que tiene a la mano y también con el legado de la vida en su patria de origen.

En El Archivero se combinan dos o varios espacios. Lo que ahí se cuenta se mueve entre Guantánamo y también La Vegas y Miami. Esa vida que ahí se describe es mayormente un collage de un intelectual de la isla obsesionado con ser reconocido en su ciudad natal que es la mía también.

Por último, en La Máscara Negra en tiempos de Pandemia, el espacio es mayormente de Miami y de USA. Aunque Cuba no se encuentra fuera porque la mayoría de sus personajes o todos son exiliados y emigrados de la isla que arrastran muchos de ellos un background común en los nacidos por allá.

Mis libros de cuentos En Glendale no hay ladrones y en la Leyenda de un trompetista enla mayoría de las narraciones tienen que ver con mi vida en USA, aunque no faltan cuentos con raíces cubanas.

Finalmente, creo que mis novelas y mis narraciones en general se han vestido de muchos colores, digamos que de dos espacios que han conformado mi vida.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Por qué te decidiste finalmente por el exilio?

Fue una decisión difícil. Luego de mi condena por mi acercamiento al movimiento de Derechos Humanos sentía que era un paria, una persona sin ningún tipo de futuro. No más profesor o escritor. Salí asfixiado por la presión que sentí, por la persecución que sufrí. Me duele todavía porque amo a Cuba y no odio a mi país.

MARTÍ EN LA ACTUALIDAD

Roberto Ruiz Rebo: Todos los cubanos conocemos la existencia de Martí porque ha sido una figura que desde que nacimos está a la vista, sin embargo, un intelectual cubano, al referirse a su figura dijo que era “el misterio que nos acompañaba”. ¿Tiene eso que ver con la falta de conocimiento real de su obra y su pensamiento por parte de los cubanos? ¿Qué te motivó a escribir un texto como El libro Mágico?

Julio Benítez: El libro Mágico fue mi humilde homenaje a la Edad de Oro que tuvo una gran influencia en mi pensamiento y en los valores positivos que ese texto inculca. No sé si es un misterio que nos acompaña; pero Martí sigue presente en todo el espectro político cubano. Ha pasado mucho tiempo de su muerte y hay algunos que lo ignoran o simplemente lo rechazan por lo que ha significado como material de propaganda por parte del gobierno cubano. También sigue siendo una luz para los opositores conscientes de su legado. No creo que sea un misterio ni mucho menos. La vida y obra de Martí no tiene comparación con ningún otro personaje de nuestra historia y nuestra cultura. Existe mucha ignorancia por parte de los que lo rechazan.

Roberto Ruiz Rebo: En ese sentido, siento que hay un creciente desinterés por la obra mariana dentro del exilio de la más reciente inmigración cubana. ¿Es esta una percepción errónea, o conoces algún indicio que la niegue?

Julio Benítez: No tengo mucha información sobre ese desinterés que señalas en la más reciente emigración, pero en lo poco que he oído o conocido, hay un rechazo no solo a Martí por lo que indiqué arriba sobre uso politizado por el poder en Cuba, pero también hay un rechazo a lo cubano, a lo nacional en sentido general. No les importa la historia de los mambises, nuestra música autóctona y muchos elementos típicos de lo que fue nuestro país. Están agotados de la propaganda, de las insatisfacciones e incluso de los valores nacionales. Es una pena y pasará mucho tiempo para que esa herida se sane si es que se logra.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Permíteme insistir, crees que el pensamiento martiano tiene aún sustancia que aportar al pensamiento cubano de esta época? ¿Por qué piensas que hay ignorancia en quienes lo rechazan?

Julio Benítez: Claro que tiene vigencia el pensamiento martiano. Es una fuente inagotable de ideas y valores humanos, filosóficos y poéticos. Eso no se mide con el tiempo. Me preguntaste algo parecido y te respondí que me parece que hay gente que cree que está agotado o que representa lo que el régimen de La Habana ha manifestado sobre él. Eso y el tiempo que algunos dicen que le ha pasado la cuenta. Sé que todavía se estudia a Martí en Cuba y en el exilio, pero creo que quienes lo rechazan mayormente no lo conocen o no les interesa. Estamos en una época adonde se rechaza la historia, el pasado y también las ideas que, a pesar de esa gente, han sobrevivido. Creo que por cualquiera de las razones para ese rechazo ha pasado es parte de lo que está pasando con la desnacionalización de nuestros valores por la nueva generación que emigra y por otros que no creen en él.

Roberto Ruiz Rebo: Si mal no recuerdo, me contaste que habías regresado a Cuba en una ocasión ¿recuerdas lo que allí encontraste?

Julio Benítez: Realmente no regresé una vez sino dos. Yo había salido en 1994 en pleno período especial. Al llegar allá noté un cierto cambio en la mentalidad de muchos que se preocupan por cómo hacer dinero, como sobrevivir, pero noté cierta mejoría. Muchos hablaban sobre lo mal que estaba el país y cómo les gustaría emigrar. Pero había muchas más ofertas que cuando salí.

Algunas personas hablaban con optimismo. Fue en los primeros años del siglo XXI. Estuve más bien con mis familiares en ambas ocasiones. Había miedo a la represión, como siempre ha ocurrido. Como me moví mayormente entre La Habana, Santiago de Cuba, Guantánamo y Baracoa, pude constatar in situ lo que estaba pasando.  Para mí fue como un reencuentro con mi patria, aunque noté mayormente en mi ciudad natal que era vigilado constantemente, especialmente en mi primer viaje. Me parecía que entraba a una cárcel grande, pero como no tuve ninguna actividad política me moví libremente en el país. Había una constante necesidad de pedir dinero o algún bien general.  No todos actuaban de eso modo, pero es una realidad que viví ya hace más de veinte años y bastante diferente a la situación actual adonde todo parece fallido y las necesidades son generalizadas

PLAYA ALBINA Y EL EXILIO

Roberto Ruiz Rebo: ¿Qué es Playa Albina, para ti desde el punto de vista creativo? ¿Puedes explicar un poco, para los lectores, de donde sale el nombre y qué representa?

Julio Benítez: Yo no inventé ese nombre. No lo uso mucho y realmente viene de un escritor exiliado muy desilusionado con Miami. De Ángel Velázquez he tomado mucha más referencia al asunto porque él ha revivido el concepto de Playa Albina, aunque con un tono humorístico e irónico. Yo no tengo que ver mucho con ese tema. Para mí, Miami no es un sitio infértil para la creación. Si bien añoro mis años en California e incluso en Guantánamo, aquí he visto florecer una cultura muy rica. Hay varias decenas sino más de escritores y poetas. Hay centros culturales y muchos eventos que ofrecen una perspectiva mayor de la simple relación de Miami como un lugar infértil para la literatura y la creación.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Cómo valorarías el panorama político y la salud de la literatura que se está produciendo dentro de la diáspora cubana y en general, dentro del mundo hispano?

Julio Benítez: En la diáspora hay una constante producción. No todo tiene verdaderos valores estéticos, pero abunda la producción literaria de autores como Zoe Valdés y otros que no menciono aquí. El mundo hispano también tiene esa validez en la producción literaria. La poesía se produce prolíficamente y la narrativa continúa la tradición anterior, aunque hay algún que otro excelente narrador en nuestra lengua y entorno.

Roberto Ruiz Rebo: Me has dicho muchas veces que lees poco y que escribes menos. Sin embargo, el prestigio de todo lo que has escrito, resulta innegable para no pocos ¿Podremos ver en el futuro otra nueva novela tuya, u otro libro de poemas?

Julio Benítez: La pereza es el mayor enemigo del escritor y el poeta. Tal vez sea la edad o ese enemigo que te he dicho. Puede ser que me decida y concluya una novela que he estado escribiendo por muchos años y que se encuentra casi terminada. De mi poesía, lo mismo. Hay una posible antología de mis versos y a la que incorporaría las últimas creaciones que no han aparecido ni en libros ni revistas. Algunas, las he publicado en Facebook, pero sin la laboriosidad debida.

Roberto Ruiz Rebo: ¿Si fueras a salvar alguna de tus obras, a cuál escogerías y por qué?

Julio Benítez: Yo salvaría la novela La reunión de los dioses.  Creo que es mi mejor creación. Hay mucho lo que yo he sido, de mis lecturas y de mis experiencias vitales. Creo que ahí logré la experimentación y la fusión de géneros en una obra que va más allá de ninguna otra creación mía. No es una novela perfecta, es cierto, pero es lo más creativo de todo lo que he escrito. Es el reflejo de una época o de muchas. Es un espejo del mundo en que me crie y me eduqué. En el Archivero también experimenté algo de ese mundo narrativo, pero indudablemente en mi primera novela es adonde me ejercité mejor como escritor y me tomó varios años obtener un producto estético de nivel. Al menos, eso creo yo, aunque es el lector y la crítica junto al tiempo quien decide qué tiene mérito o no.

Roberto Ruiz Rebo: Es evidente que asistimos a una época de cambios; los cambios, se producen en épocas de profundas crisis, y en nuestro caso, el desarrollo de las tecnologías y la AI han puesto al mundo patas arriba. ¿Piensas que el mundo es una mierda y que vamos a una debacle absoluta de todo lo que hasta ahora ha creado la humanidad?

Julio Benítez: No creo que el mundo sea una mierda. Estamos en un estado superior de la vida humana en la tierra. Numerosos inventos y avances no pueden negar que algo positivo se ha hecho durante los siglos. La tecnología está cada día más avanzada y parece que AI es un instrumento de gran ayuda si se usa efectivamente, aunque hay voces que temen que ellas controlen nuestras vidas. Yo no lo veo así, pero no niego que esa posibilidad es algo aterradora. Es cierto que hay síntomas de una debacle de lo que se ha creado por la humanidad. Las guerras o conflictos que hoy vemos no es algo nuevo. Sin embargo, que el mundo esté patas arriba de una forma apocalíptica no es todavía una realidad.  En realidad, no me gusta mucho enfrentarme a preguntas sobre temas que no puedo controlar por mi ignorancia o por mi sentido optimista de muchas cosas. Se habla incluso del auge del autoritarismo y el declive de la democracia liberal. Aunque debo aclarar que respeto profundamente las tradiciones y los valores nacionales. Han ocurrido nuevas disyuntivas para la humanidad. Aun así, quiero ser optimista y pensar que Dios sí existe y que la humanidad saldrá de sus peores coyunturas.  Gracias por esta oportunidad.

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