Un nuevo fantasma recorre el mundo

Por Héctor A. Rodríguez

En 1848 salió a la luz una historia escrita por Marx y Engels que comenzaba con la célebre frase:
«Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo.»

Era un fantasma maligno, guerrerista, tiránico, que nunca abasteció a los pueblos de los recursos más elementales, aquellos que necesitan tanto como alimentos, vivienda, salud, educación, pero, sobre todo, libertad.

Afortunadamente, más de 500 millones de europeos, en la última década del siglo pasado, se encargaron de eliminarlo, y el fantasma se desvaneció en el viento.

Hoy, sin embargo, un nuevo fantasma recorre el mundo, no solo Europa: el fantasma MAGA.

Este es un fantasma bondadoso, pacifista, que busca proporcionar a los pueblos los recursos necesarios para alcanzar la felicidad, satisfaciendo todas aquellas necesidades que el otro sistema social jamás logró suplir. Su meta es la paz mundial y la eliminación de las armas que amenazan la civilización actual.

Ha comenzado en su país, los Estados Unidos de América, pero su efecto multiplicador ya se hace sentir en el mundo, con manifestaciones tangibles de sus beneficios, tanto para su pueblo como para la equidad en las relaciones internacionales, donde ambas partes puedan beneficiarse.

En América, ha iniciado un proceso de saneamiento social que no es otra cosa que una revolución pacífica. Ha expuesto la corrupción de los izquierdistas posmodernistas en el poder y el desfalco al erario público, una afrenta repugnante.

Pero la bomba madre está por caer sobre América. No es una bomba física, por supuesto, sino la revelación de todas las corrupciones: la demostración de a dónde fueron a parar 150,000 millones de dólares que fueron extraídos de nuestros impuestos para supuestamente ayudar a Ucrania. Sin embargo, el presidente de ese país ha declarado que nunca los recibió, y el nuevo DOGE ya sabe su destino.

Hasta aquí este artículo. En lo adelante, presenciaremos la onda expansiva de esa bomba madre.

Espero que al menos nos den un millón a cada ciudadano no político, lo que nos convertiría en el primer país de millonarios del mundo, donde cada persona tenga una vivienda y se cumpla el sueño de King, de Trump y de Lincoln: un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.