Por: Rafael Piñeiro López
La tristeza (que emerge de los rumores de la memoria perdida de Nicholson) siempre vuelve cuando revisamos su obra. Con “The Two Jakes” (1990) el fenómeno se da por partida doble.
Por ser actor y director. Por cierto, se requiere de mucha valentía para imaginar una secuela del Chinatown de Polanski, pero Towne volvió a la carga con un sólido guion y Nicholson se dedicó a dirigir con austeridad, apartándose de artificios y petulancias. La principal falencia de la historia es su falta de balance entre humor y drama, cuestión relevante que el inexperto Nicholson es incapaz de resolver.
En todo caso, un Harvey Keitel formidable, como casi siempre, y una Madeleine Stowe encantadora antes de su apoteosis en el siempre inmisericorde Hollywood, evitan que la pieza sea olvidada. A ello hay que agregar al bueno de Jake Gittes… o al malvado de Jack…
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