Sobre las Raíces Hebreas en Iberia: Un Debate entre la Historia y la Religión

Por Carlos Manuel Estefanía

El fascinante debate sobre la presencia hebrea en la Península Ibérica se extiende mucho más allá de interpretaciones religiosas, adentrándose en los terrenos de la arqueología, la lingüística, la documentación histórica y la influencia cultural palpable hasta nuestros días. En ese sentido conviene valorar críticamente las fuentes que nos ofrece el canal de YouTube «Amigos de la Hispanidad» con su video; El coronel Carlos Vara de Rey nos relatará una historia jamás contada sobre España. y el Documento aportado por Vara de Rey al canal. Estos materiales ofrecen un punto de partida, cuanto menos curioso. Es crucial analizarlo con un ojo crítico y contrastar sus propuestas, si bien interesantes de partida, con un cuerpo de conocimiento académico más amplio y riguroso.

La idea de una presencia hebrea temprana en la península, que se remonta incluso al siglo IX a.C., aunque atractiva, carece de evidencia arqueológica sólida para ese período específico. La referencia al profeta Abdías (Abdías 1:20) y «Sefarad» es, de hecho, una de las menciones más antiguas que se han interpretado como una posible alusión a la Península Ibérica en fuentes hebreas. Sin embargo, la identificación precisa de «Sefarad» sigue siendo objeto de debate académico, y no se limita exclusivamente a la península. La deportación durante la época de Nabucodonosor en el siglo VI a.C. ciertamente dispersó comunidades judías por diversas regiones, pero la evidencia directa de un asentamiento significativo en la Península Ibérica en ese momento es limitada.

El relato del siglo XV atribuido a Salomón y Benberga, transmitido a través del coronel Vara de Rey (mencionado en las fuentes proporcionadas), que menciona la llegada liderada por Hispán y Piro, es una tradición oral medieval tardía. Si bien estas leyendas son valiosas para comprender cómo las comunidades judías posteriores percibían sus orígenes en la península, carecen de corroboración histórica independiente para los períodos tan tempranos que sugieren. La etimología del nombre «España» es compleja y existen diversas teorías, ninguna de las cuales está concluyentemente ligada a un caudillo llamado Hispán de origen hebreo.

La mención del Padre Mariana (Juan de Mariana, Historia general de España) sobre la fundación de ciudades como Toledo, Sevilla y Granada por judíos también debe contextualizarse. Si bien las comunidades judías florecieron en estas ciudades durante la época romana y, especialmente, bajo el dominio visigodo y musulmán, atribuirles la fundación original es históricamente inexacto. Estas ciudades tienen orígenes prerromanos y romanos. No obstante, la contribución de las comunidades judías al desarrollo cultural, económico y social de estas urbes a lo largo de los siglos es innegable.

La existencia de sinagogas en Toledo con nombres que evocaban topónimos de Palestina (Novés/Ascalón, Escalona/Maredón, Yepes/Jope) es un dato interesante que sugiere una conexión cultural y una memoria histórica de sus orígenes. Sin embargo, la datación precisa de estas sinagogas y la solidez de la conexión toponímica requieren un análisis histórico y arqueológico detallado. La tradición de traer tierra de Jerusalén para la construcción de sinagogas, mencionada por Esteban de Garibay (Compendio historial de las chronicas y universal historia de todos los reynos de España), es una práctica común en la diáspora judía, que simboliza la conexión espiritual con la Tierra Santa.

La afirmación sobre una sinagoga principal en Toledo que mantenía contacto con Jerusalén en la época de Jesucristo y la historia del embajador Eleazaro y las cartas hebreas encontradas tras la conquista de Alfonso VI en 1085 son narrativas que carecen de respaldo en la documentación histórica contemporánea o en la arqueología. Si bien las comunidades judías en la diáspora mantenían lazos religiosos y culturales con el centro del judaísmo, no existen evidencias de un evento específico como el del embajador Eleazaro y las cartas con la información detallada que se menciona. Esta historia parece más bien una leyenda posterior con una intención teológica particular.

La figura del rey Hispán y su conexión con el origen del nombre de España, tal como se menciona en las «Etimologías» de San Isidoro de Sevilla (Etymologiae) y la «Crónica Mundi» de Lucas de Tuy (Chronicon Mundi), así como en la «Crónica General de España» de Alfonso X el Sabio, refleja la búsqueda medieval de un origen mítico para la península. Estas crónicas, aunque importantes fuentes para comprender la identidad y la historiografía de la época, mezclan hechos históricos con leyendas y etimologías populares. La idea de pobladores traídos «del Edén, de la tierra de Adán» es una alegoría común en los relatos de orígenes, no una referencia literal a un origen hebreo específico. La afirmación de que Hispano y Piro repoblaron «Hispania» con la tribu de Judá (mencionado en la fuente que alude a «La Vara de Judá», posiblemente una referencia a una obra o tradición citada por Vara de Rey) es una interpretación tardía sin base histórica.

La posible relación entre los hebreos que llegaron y los íberos en el siglo VI a.C. es una hipótesis que ha sido explorada, pero la coincidencia temporal no prueba una conexión directa. Las similitudes en los nombres (río Ebro, hebreo, Iberia) son lingüísticamente complejas y las etimologías son inciertas y disputadas. La idea de que deriven de «Ever» es una especulación sin un consenso lingüístico sólido. Si bien existen estudios comparativos del alfabeto íbero y el hebreo, las similitudes no son lo suficientemente significativas como para establecer una conexión directa o una influencia sustancial. La obra de Juan Caramuel (Hebraeus Iberus) es un ejemplo del interés erudito del siglo XVII en encontrar conexiones lingüísticas e históricas, pero sus conclusiones deben ser evaluadas con las herramientas y el conocimiento lingüístico actual. La presencia de sinagogas en Granada desde tiempos tempranos es plausible dada la presencia judía en la península durante la época romana y visigoda, aunque la datación precisa de las sinagogas más antiguas es difícil de determinar.

El análisis del enfoque religioso del investigador presentado en la transcripción revela una tendencia a interpretar la historia a través de una lente teológica cristiana. La vinculación de la llegada de los hebreos con una «misión de España» predestinada, recurriendo a citas bíblicas como Isaías 49:6 y Hechos 15:14 (interpretadas en el contexto de la «misión de España» según las fuentes), es una interpretación ideológica que busca legitimar una narrativa nacional con fundamentos religiosos. El uso de citas bíblicas fuera de su contexto histórico original para apoyar esta misión es una práctica común en la construcción de identidades nacionales con tintes religiosos, pero no constituye una evidencia histórica sólida.

La idea de un «pacto de Abraham» y la descendencia de las tribus de Israel como base para una «misión de España» es una construcción teológica que carece de fundamento histórico. Si bien algunas comunidades judías en la diáspora se identificaban con las tribus perdidas, no existe evidencia histórica que vincule directamente a los primeros hebreos en la península con una lealtad especial que facilitara la llegada del cristianismo. La historia de los emisarios a Jerusalén, como se mencionó anteriormente, es una leyenda sin base histórica firme.

Es fundamental distinguir entre la posible presencia histórica de comunidades hebreas en la Península Ibérica y las interpretaciones religiosas posteriores que buscan asignarles un papel específico en una narrativa teológica o nacional. La influencia cultural de las comunidades judías a lo largo de los siglos es innegable y se manifiesta en diversos aspectos de la cultura ibérica, incluyendo el lenguaje, la música, la gastronomía y las costumbres. Sin embargo, esta influencia debe estudiarse a través de métodos históricos rigurosos, analizando la evidencia arqueológica, documental y lingüística disponible.

La referencia a la Virgen María y su aparición en Zaragoza para encomendar la misión a Santiago, así como las alusiones a Garabandal y profecías escatológicas (mencionadas en las fuentes como parte de la argumentación de la «misión de España»), son elementos puramente religiosos que no pertenecen al ámbito del análisis histórico de las raíces hebreas en la cultura ibérica. Estas creencias forman parte de la fe cristiana y no pueden utilizarse como evidencia histórica de una misión nacional predeterminada.

En conclusión: Si bien las fuentes mencionadas sugieren la posibilidad de una presencia hebrea temprana en la Península Ibérica y transmiten tradiciones orales sobre sus orígenes, es crucial abordar esta información con un análisis crítico y riguroso. La interpretación de esta presencia dentro de una narrativa religiosa que atribuye a España una «misión» divina ligada a la herencia de Israel es una construcción ideológica que debe separarse de la investigación histórica. La influencia de las comunidades judías en la cultura ibérica a lo largo de los siglos es un campo de estudio fascinante y complejo que requiere un enfoque multidisciplinario, basado en la evidencia histórica, arqueológica y lingüística, evitando la sobredeterminación religiosa y las interpretaciones teleológicas de un pasado rico y diverso.–

 ”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

Redacción de Cuba Nuestra
Visita las secciones de Cuba Nuestra 

en
https://tertuliastockholm.wixsite.com/tertulia/inicio
http://cubanuestrasecciones.wordpress.com/
https://www.youtube.com/user/CubaNuestra
https://www.facebook.com/CubanuestralaprimeradeEscandinavia

http://www.ivoox.com/podcast-podcast-cuba-nuestra_sq_f177460_1.html

Total Page Visits: 140 - Today Page Visits: 2