La Masonería: ¿Fraternidad Filosófica o Religión Oculta?

Por Carlos Manuel Estefanía

La masonería es, sin lugar a dudas, una de las organizaciones más intrigantes de la historia. Aunque sus miembros la presentan como una fraternidad que fomenta valores éticos y filosóficos, un análisis atento de sus prácticas y fundamentos nos lleva a cuestionarnos: ¿es realmente solo eso? Este artículo defiende que la masonería, más allá de su imagen secular, funciona como una religión en toda regla, aunque lo haga bajo un ropaje diferente.


Una Vía de Crecimiento Interior

La masonería propone un camino de evolución personal y espiritual que guarda similitudes evidentes con los objetivos de muchas tradiciones religiosas. Sus rituales y enseñanzas no son meros formalismos, sino herramientas diseñadas para guiar a sus miembros en un viaje hacia la iluminación interior y la conexión con lo trascendente.

Los Grados Masónicos: Etapas de Transformación

El avance dentro de la masonería no es un simple proceso de aprendizaje teórico, sino una verdadera evolución espiritual:

  • Aprendiz Ingresado: El inicio del viaje, donde el neófito se familiariza con los valores éticos y los fundamentos de la orden.
  • Compañero de Artesanía: Una etapa de profundización, donde el masón explora conceptos más abstractos relacionados con el conocimiento y la sabiduría.
  • Maestro Masón: El grado más alto de la Logia Azul, que invita a reflexionar sobre cuestiones existenciales como la vida, la muerte y el sentido último de la existencia.

Esta progresión recuerda a los procesos de iniciación que encontramos en religiones como el cristianismo (bautismo, confirmación) o el budismo (ordenación monástica).


Simbolismo: El Lenguaje de lo Espiritual

La masonería se comunica a través de símbolos universales cargados de significado. Herramientas como la escuadra y el compás, o imágenes como el ojo omnisciente, van más allá de lo ornamental. Actúan como claves para acceder a verdades más profundas, tal como ocurre con los crucifijos en el cristianismo o las mandalas en el hinduismo.

Por otro lado, las ceremonias masónicas, desde las iniciaciones hasta los ascensos, no son solo actos solemnes. Funcionan como ritos transformadores, diseñados para elevar al individuo hacia un estado de mayor conciencia. La estructura de estas ceremonias, llena de simbolismo y solemnidad, las acerca a los rituales religiosos, donde cada gesto y palabra tiene un propósito espiritual.


El Gran Arquitecto: Un Dios para Todos

Un aspecto crucial que conecta a la masonería con las religiones es su creencia en un Ser Supremo, conocido como el Gran Arquitecto del Universo (GADU). Este principio no es negociable: todo masón debe aceptar la existencia de esta figura divina, aunque pueda interpretarla según sus propias creencias.

Este enfoque inclusivo no disminuye el carácter religioso de la masonería; al contrario, lo refuerza. Además, la exclusión de los ateos demuestra que la orden no es ni secular ni agnóstica. El GADU funciona como un punto de unión espiritual entre diferentes credos, consolidando a la masonería como una suerte de religión universal.


Ética y Moralidad: Fundamentos de Vida

Como las grandes religiones, la masonería inculca un sistema de valores que guía la conducta de sus miembros. Principios como la justicia, la fraternidad, la honestidad y la tolerancia son pilares fundamentales de la orden.

Esta moralidad no solo estructura las relaciones dentro de la logia, sino que también busca transformar a los masones en individuos más conscientes y comprometidos con el bienestar de la sociedad. Este enfoque es paralelo al de tradiciones religiosas que abogan por la mejora personal y colectiva.


Dualidad Religiosa: ¿Monoteísmo o Politeísmo?

Aunque la masonería acepta miembros de diversas tradiciones religiosas, lo que puede interpretarse como politeísmo en términos organizativos, su énfasis en el GADU la vincula directamente con el monoteísmo. Este equilibrio entre diversidad y unidad espiritual no diluye su carácter religioso, sino que lo fortalece.


¿Por Qué la Masonería Niega Ser una Religión?

La masonería insiste en no definirse como religión, probablemente para atraer a personas de diferentes trasfondos sin que sientan que están abandonando sus creencias. Sin embargo, una vez dentro, los masones son guiados a través de un sistema que moldea su identidad espiritual y los alinea con los principios masónicos.

Este proceso gradual transforma al iniciado en un seguidor de una fe que, aunque no se presente como dogmática, opera como tal. Los rituales, los grados y la constante búsqueda de la «luz» son herramientas que construyen una cosmovisión en la que el masón se ve inmerso.


Reflexión Final: Religión en Todo Menos en el Nombre

Es evidente que la masonería no se limita a ser una fraternidad ética o filosófica. Es, en esencia, un sistema espiritual que utiliza símbolos, ceremonias y valores para conectar a sus miembros con lo divino y guiarlos hacia una vida más plena.

Al evitar el título de religión, la masonería mantiene su apertura e inclusividad. Sin embargo, sus prácticas y creencias cumplen con todos los requisitos de una tradición religiosa: fomenta la fe, transforma a sus adeptos y ofrece una visión trascendental de la existencia.

En conclusión, la masonería es una religión en esencia, aunque no en nombre. Su habilidad para unificar diversas creencias bajo un marco universal la convierte en un fenómeno único, que invita a reflexionar sobre los límites y definiciones de lo que entendemos por religión.–

 ”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

Redacción de Cuba Nuestra
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