Por Carlos M. Estefanía
El término «esencialismo» puede sonar académico o distante, pero en realidad, es una idea que puede ayudarnos tanto a entender conceptos profundos como a simplificar nuestra vida diaria. En este artículo, exploramos dos maneras de abordar esta noción: una desde la perspectiva filosófica, donde el debate intelectual es inevitable, y otra desde un enfoque práctico, que nos invita a concentrarnos en lo que realmente importa. Aunque estos dos enfoques son diferentes, ambos comparten una meta común: encontrar aquello que es esencial, ya sea en nuestras reflexiones más profundas o en nuestras actividades cotidianas.
Esencialismo filosófico
La idea de esencialismo en filosofía tiene raíces que se remontan a los grandes pensadores de la Antigua Grecia, como Sócrates y Platón. Para ellos, el esencialismo era una forma de investigar qué es lo que hace que las cosas sean lo que son. En términos sencillos, esta corriente sostiene que cada ser o cosa tiene características fundamentales que no cambian, sin importar lo que ocurra a su alrededor. Estas características esenciales son las que definen la verdadera naturaleza de una entidad.
Imagina, por ejemplo, que intentas definir lo que te hace ser «tú». Según el esencialismo, hay ciertas cualidades en tu personalidad o valores que permanecen intactas, incluso si cambias de trabajo, de ciudad o si enfrentas diversas circunstancias en la vida. Tal vez seas una persona cuya esencia está marcada por la honestidad o la búsqueda de la paz, características que permanecen constantes en medio del cambio. Este contraste entre lo esencial y lo accidental (lo que puede variar sin alterar tu esencia) es clave en la discusión filosófica.
Sin embargo, el esencialismo no ha estado libre de críticas. Ya en el diálogo «Parménides», Platón cuestionó la idea de que cada cosa tiene una esencia fija, lo que generaba complicaciones lógicas difíciles de resolver. Si cada cosa tiene una esencia, entonces ¿qué sucede con los elementos que la componen? ¿Tienen también su propia esencia? Este tipo de preguntas ha mantenido viva la discusión a lo largo de los siglos.
Esencialismo en otros campos
En biología, el esencialismo ha influido en cómo comprendemos las especies. Desde este enfoque, se asume que cada especie tiene una esencia única que la distingue de otras. Por ejemplo, el «gato» tiene una esencia que lo separa del «perro». Pero, para los biólogos que rechazan el esencialismo, las diferencias entre especies son menos claras, ya que todas las formas de vida están conectadas en un continuo de variación y evolución. Desde una perspectiva más flexible, podrían argumentar que las diferencias entre especies no son tan rígidas, y que tanto gatos como perros podrían tener un ancestro común en algún punto de la evolución. De hecho, la teoría evolutiva, que subraya el cambio constante en las especies, es uno de los mayores retos al esencialismo.
En las ciencias sociales, el esencialismo ha sido utilizado de manera peligrosa para justificar la discriminación. Según esta visión, las diferencias entre las personas se basan en su naturaleza «esencial», lo que ha llevado a ideologías clasistas, racistas o nacionalistas, Bajo este prisma, ciertos grupos de personas son considerados inherentemente superiores o inferiores a otros, lo que ha servido de excusa para perpetuar la desigualdad y el sometimiento de unas comunidades humanas a otras.
El esencialismo racial, por ejemplo, sostiene que ciertas características físicas o culturales son inmutables dentro de grupos étnicos específicos, lo que ha justificado actitudes segregacionistas. En contraste algunos de los movimientos anti supremacistas contemporáneos luchan por desmantelar esta idea, promoviendo la comprensión de que las diferencias entre las personas son construcciones sociales, no esencias inmutables.
Esencialismo práctico: Cuando «menos es más»
Mientras que el esencialismo filosófico nos invita a reflexionar sobre lo que permanece inmutable, el esencialismo práctico, popularizado por autores como Greg McKeown, nos reta a enfocarnos en lo que realmente importa en nuestra vida diaria. McKeown, en su libro Esencialismo: La Búsqueda Disciplinada de Menos , así como en sus conferencias sobre el tema, * nos invita a simplificar nuestras vidas eliminando todo aquello que no es esencial, para concentrarnos solo en lo que realmente agrega valor a nuestra existencia.
Este enfoque surge en respuesta al caos de la vida moderna, donde estamos constantemente bombardeados por tareas, compromisos y distracciones. McKeown argumenta que el no esencialismo –tratar de hacer demasiadas cosas a la vez– nos lleva a la dispersión y al agotamiento. En cambio, el esencialismo práctico nos insta a ser selectivos y a decir «no» a todo lo que no contribuya a nuestras metas más importantes.
Imagina que alguien te pide ayuda en un proyecto que no te apasiona y que te quitará tiempo para dedicar a tus verdaderos intereses. El esencialismo práctico te invita a considerar si ese proyecto es realmente esencial para ti. Aprender a decir «no» es una de las habilidades más poderosas que podemos desarrollar para enfocar nuestras energías en lo que realmente nos importa, según este autor.
A través de este enfoque, considera, no sólo ganamos más tiempo, sino que también reducimos el estrés y aumentamos nuestra sensación de satisfacción personal. Al final del día, hacer menos cosas, pero con mayor propósito, puede ser mucho más gratificante que intentar abarcarlo todo.
Dos enfoques que se complementan
Aunque el esencialismo filosófico y el esencialismo práctico parecen abordar realidades diferentes, ambos tienen algo en común: nos invitan a buscar lo esencial. Mientras que uno se enfoca en la naturaleza intrínseca de las cosas y las ideas, el otro nos ofrece herramientas prácticas para aplicar esa misma búsqueda en nuestra vida diaria, eliminando lo superfluo y concentrándonos en lo que realmente cuenta.
Al combinar ambos enfoques, podemos llevar una vida más reflexiva y, al mismo tiempo, más efectiva. Al fin y al cabo, ya sea en el terreno del pensamiento o en nuestras acciones cotidianas, lo esencial es aprender a discernir entre lo que es verdaderamente importante y lo que no lo es. Y en ese sentido, el esencialismo, en cualquiera de sus formas, puede ser una poderosa guía para llevar una vida más plena y consciente.’
Nota
*Ver el libro «Esencialismo: La búsqueda disciplinada de menos», escrito por Greg McKeown y publicado por Gestión 2000 en 2014, con el ISBN 978-84-9060-079-6, o escuchar su charla, en inglés; Essentialism: The Disciplined Pursuit of Less: https://youtu.be/v7Nao8lpsIs?si=WCjasp_-GZMUJpPd—
”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”
Redacción de Cuba Nuestra
Visita las secciones de Cuba Nuestra
en
https://tertuliastockholm.wixsite.com/tertulia/inicio
http://cubanuestrasecciones.wordpress.com/
https://www.youtube.com/user/CubaNuestra
https://www.facebook.com/CubanuestralaprimeradeEscandinavia
http://www.ivoox.com/podcast-podcast-cuba-nuestra_sq_f177460_1.html