Por Carlos Manuel Estefanía
El arte de castigar en lo más preciado
El fenómeno ha captado la atención de diferentes medios a nivel mundial. Resulta que una guerrilla digital de mujeres liberales estadounidenses ha lanzado un llamado a la «huelga de sexo». ¿El motivo? Protestar por la victoria electoral de Donald Trump sobre Kamala Harris. Inspiradas en el movimiento «4B» de Corea del Sur, formado por unas “hermanas” que han sustituido el K-pop por algo más aburrido: el rechazo de la interacción romántica y reproductiva con hombres como protesta contra la violencia de género. Esta reacción visceral, acorde con los principios de la ideología maltusiana que moldea las sociedades más desarrolladas, se ha extendido principalmente a través de redes sociales como TikTok.
¿Qué dicen los diferentes medios?
En el New York Post, Zoe Hussain documenta cómo las manifestantes expresan su frustración no solo al dejar de salir y tener relaciones con hombres, sino también al modificar su apariencia, como raparse la cabeza, para desafiar las expectativas patriarcales sobre la autonomía corporal. Otros medios, como The Telegraph, han resaltado cómo esta protesta surge en respuesta a lo que algunas mujeres ven como un rechazo hacia sus derechos reproductivos y una manifestación de la creciente división de género en la política estadounidense. Cameron Henderson describe la huelga como un «acto de venganza» simbólico hacia los hombres que apoyaron al candidato republicano, demostrando así la capacidad del descontento político para transformar el ámbito de las relaciones interpersonales.
Además, la escritora Afua Hirsch en Elle ofrece un análisis histórico de esta protesta, recordando cómo en la Antigua Grecia, en la obra Lisístrata de Aristófanes, las mujeres usaron tácticas similares para promover la paz. Hirsch subraya la continuidad de esta estrategia en movimientos modernos, como el liderado por Leymah Gbowee en Liberia, y señala que las mujeres estadounidenses están adoptando tácticas similares en un contexto de creciente división política y de género en Estados Unidos. Destaca que esta acción simboliza un rechazo a una administración percibida como hostil hacia los derechos de las mujeres, especialmente el derecho al aborto y el control sobre sus cuerpos.
La mirada que falta
Nadie de los columnistas antes referidos menciona las causas reales del apoyo a Trump por parte de los hombres, en particular de los jóvenes, latinos o afroamericanos. Es contra ellos, más que contra Trump —cuya esposa Melania no ha dado la menor señal de sumarse a la huelga— contra quienes se ha declarado este «bloqueo sexual». Esta protesta vernácula se convierte en un signo más de estos tiempos en los que la masculinidad es atacada desde múltiples frentes. Desde la educación preescolar hasta los tribunales, pasando por escuelas y universidades, los hombres son tratados como ciudadanos de segunda clase o, en el peor de los casos, como criminales cuya palabra tiene poco valor. Todo esto ocurre en una sociedad que, según el feminismo, sigue siendo «patriarcal», y si bien Trump esta intenta reformarla, no parece hacerlo en el sentido que desean las neo feministas y quienes tras bambalinas las manejan.
En conclusión, esta protesta puede considerarse una medida extrema que amenaza con fragmentar aún más las relaciones entre géneros en lugar de fomentar el diálogo y la reconciliación. Al promover una separación tajante de los hombres y la eliminación de la feminidad tradicional, algunas voces conservadoras argumentan que este movimiento refuerza divisiones que minan los fundamentos de la sociedad y desalientan la unidad familiar y comunitaria.
En cuanto a la pregunta de quiénes ganan con esta forma de protesta, está claro que no son las mujeres comunes las que obtendrán algún beneficio, más aún si no se dejan reclutar para este tipo de embargo a sus parejas. Los verdaderos beneficiarios serán los practicantes de relaciones con el mismo sexo y, por supuesto, los creadores de juguetes de consolación, basados en partes del cuerpo humano o en forma de muñecas y muñecos enteros.
Estos son quienes pescarán en aguas revueltas por las huelguistas sexuales.
Por lo demás, no habrá mayores consecuencias; todo quedará en un capítulo más del libro de los ridículos a los que ya nos tiene acostumbrados la agitación postmoderna.–
”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”
Redacción de Cuba Nuestra
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