Desde Argentina: Reflexiones sobre la cultura cubana

Por Carlos Manuel Estefanía

“Rojas sostiene que el desarme del socialismo en Europa obligó a una transformación del sistema político que lo llevó a pasar del totalitarismo al autoritarismo y dejó de referenciarse en el marxismo-leninismo para articularse en términos nacionales. El análisis que acabo de realizar permite corroborar estas ideas, pero este a la vez sugiere una explicación distinta para pensar parte de la dinámica que regula este proceso…”
Iriarte, Ignacio. La cultura cubana de los años 80. Una discusión sobre los aportes de Rafael Rojas. Recial: Vol. 15 Núm. 26 (2024)

Desde Argentina, me llega la noticia de una nueva edición de Recial, la revista académica que es publicada por el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Esta revista, que se ha consolidado como un referente importante en el ámbito de la investigación literaria y cultural, sigue apostando por un enfoque interdisciplinario que invita al diálogo crítico sobre diversos temas de actualidad. En su más reciente número, Recial pone especial énfasis en Cuba, un país cuya compleja realidad cultural y política ha sido objeto de numerosos debates y reflexiones tanto dentro como fuera de sus fronteras.

El interés por la cultura y la literatura cubanas en el contexto latinoamericano no es casual, y en este sentido, la presencia de Cuba en Recial refleja la necesidad de generar espacios de reflexión y análisis sobre los procesos de reconfiguración cultural que atraviesa la isla. A través de un conjunto de artículos que abordan cuestiones como el canon literario, los debates sobre la identidad cubana y las visiones críticas hacia la cultura oficialista, la revista establece un puente entre los legados históricos de Cuba y su presente contemporáneo.

Es importante señalar que, si bien algunos de estos artículos se presentan desde perspectivas políticas que pueden ser consideradas “inocuas” o exentas de controversia para ciertos sectores, otros ofrecen una mirada más crítica que, sin duda, sería vista con desconfianza por el aparato cultural oficialista cubano. En este sentido, Recial cumple una función significativa al promover un espacio para el cuestionamiento de las estructuras culturales y literarias dominantes en la isla, algo que no suele ser habitual en publicaciones que operan bajo el influjo del régimen cubano.

Así encontramos preguntas provocativas sobre el debate en las revistas culturales de la época, sugiriendo que, aunque el sistema político limitaba ciertas discusiones, había un espacio para explorar las subjetividades y el poder. Las revistas culturales de los años 80 desempeñaron un papel poco conocido en la formación de un discurso crítico. La crítica se presenta como un medio para influir en la cultura y desafiar los parámetros estéticos establecidos, lo que refleja una resistencia al poder político y una afirmación de la subjetividad.

Sin buscar la confrontación total, el solo hecho de la inclusión de estos temas en una revista latinoamericana de renombre es un acto de valentía intelectual, pues aborda cuestiones incómodas para el poder, en una tradición de relectura crítica que evoca las tensiones vividas en los años 80, cuando el cambio hacia una apertura y reestructuración resultó en una confrontación con el inmovilismo que marcaba la política interna cubana. Un inmovilismo que, lamentablemente, persiste hasta el día de hoy, y cuya superación parece tan urgente como nunca. En este sentido, Recial no solo realiza un aporte importante al análisis de la literatura y la cultura cubanas, sino que también revive la memoria de esos intentos de transformación, como la perestroika soviética, cuyas lecciones siguen siendo aplicables a Cuba.

A pesar de que la perestroika no tuvo los resultados esperados en su momento, los aprendizajes de esa experiencia deberían haber sido una guía para las reformas cubanas. Es lamentable que, tras tanto tiempo, las reformas implementadas por el gobierno cubano sigan siendo superficiales y estén lejos de dar lugar a una transformación profunda que permita a la isla enfrentar los desafíos de la modernidad. Sin embargo, la publicación de trabajos que aborden estos temas de manera abierta y sin censura, aunque en ocasiones desde enfoques divergentes, merece ser celebrada.

Entre los artículos que integran este número de Recial, destacan varias contribuciones que abordan aspectos clave de la cultura cubana contemporánea:

La tradición como lugar común, por Guadalupe Silva (págs. 7-11), propone una reflexión sobre el papel de la tradición en la construcción de la identidad cultural cubana.

Vida y Archivo: he vivido como en un archivo de textos, por Jorge Luis Arcos (págs. 12-23), ofrece una mirada crítica al archivo como espacio de memoria y archivo en la cultura cubana.

Debates alrededor del canon en la Cuba de finales del siglo XX, por Ana Eichenbronner (págs. 24-32), se sumerge en los conflictos generacionales y las disputas por el lugar de la literatura cubana en la historia.

La cultura cubana de los años 80: una discusión sobre los aportes de Rafael Rojas, por Ignacio Iriarte (págs. 33-59), retoma la discusión sobre las transformaciones culturales que tuvieron lugar durante esta década crucial.

Tiempo e ironía en la segunda época de La Habana Elegante (1998-2015), por Rocío Fernández (págs. 60-76), analiza las tensiones entre la memoria histórica y la producción cultural en este período reciente.

Constancias. Una lectura topológica de la cotidianeidad cubana contemporánea, por Susana M. Gómez (págs. 77-88), ofrece una reflexión sobre los paisajes urbanos y las dinámicas de la vida cotidiana en Cuba.

Martí portátil: Microantología de Legna Rodríguez Iglesias, por Irina Garbatzky (págs. 89-96), nos introduce a la obra de la joven autora cubana, cuyo trabajo mantiene un diálogo con las raíces del pensamiento martiano.

De los trabajos citados, uno de los que más podría interesar -si bien polémico en varios aspectos, a la hora de interpretar la política cultural más reciente del régimen cubano- es el titulado La cultura cubana de los años 80. Una discusión sobre los aportes de Rafael Rojas, por Ignacio Iriarte.

En su artículo, Iriarte ofrece un análisis crítico de la obra de Rafael Rojas, específicamente de su libro Tumbas sin sosiego, donde el autor propone una interpretación de la cultura cubana en los años 80 y 90. Iriarte se centra en dos ideas clave de Rojas: la transición del gobierno cubano de un sistema totalitario a uno autoritario y la incorporación de conceptos posmodernos en el ámbito cultural.

Iriarte sostiene que, aunque la interpretación de Rojas es esclarecedora, su visión de las dinámicas culturales de los años 80 requiere una revisión. En particular, argumenta que, a pesar de las afirmaciones de Rojas sobre las restricciones impuestas a las ideas de la perestroika y glásnost, estas ideas circularon de manera fluida en la prensa cultural cubana hasta mediado 1989. Iriarte respalda su hipótesis analizando fragmentos de la prensa periódica y la exhibición de películas soviéticas de la glásnost en Cuba, tan solo el hecho de esta compilación da valor al ensayo, aún cuando sacáramos conclusiones diferentes sobre aquellas, que no necesariamente coincidan con las del controversial Rafael Rojas, a quien Iriarte intenta emendar la plana.

El artículo destaca cómo, durante esta década, la esfera pública cubana mostró un interés activo por las discusiones estéticas y políticas provenientes de la Unión Soviética y Estados Unidos, lo que sugiere un ambiente cultural dinámico y abierto. Iriarte argumenta que, lejos de ser un período de censura absoluta, los años 80 en Cuba estuvieron marcados por un intenso debate sobre la identidad cultural y la forma de articular el socialismo con la nueva realidad global.

En resumen, Iriarte contribuye a la comprensión de la cultura cubana en la diáspora al resaltar la importancia de la circulación de ideas y la vitalidad de la esfera pública durante los años 80, ofreciendo una perspectiva renovadora sobre un periodo a menudo menospreciado en la historiografía cubana.

También vale la pena destacar que, en su artículo “Tiempo e ironía en la segunda época de La Habana Elegante (1998-2015)”, Rocío Fernández ofrece un análisis profundo de cómo esta revista, bajo la dirección de Francisco Morán, se posiciona como un referente en la creación cultural cubana de la diáspora. Publicada en el número 26 de RECIAL, la obra se inscribe dentro del contexto latinoamericano y destaca la importancia de las publicaciones periódicas dirigidas por cubanos fuera de la isla.

Fernández explora cómo La Habana Elegante reconfigura la temporalidad y utiliza la ironía para construir un espacio propio en el ámbito literario. Este enfoque no solo permite a la revista disputar el canon cubano, sino que también reescribe la tradición literaria desde una perspectiva crítica. A través del análisis de las continuidades y rupturas con la primera época de la revista, así como de secciones como “Ecos y murmullos”, la autora ilustra las operaciones culturales que enmarcan la figura de Julián del Casal, un símbolo de la tradición literaria cubana.

La relevancia de este trabajo radica en su capacidad para ofrecer una visión renovada de la literatura cubana en la diáspora, resaltando el papel de La Habana Elegante como un vehículo para la reflexión crítica y la creación cultural en un contexto de diáspora. Fernández no solo documenta un fenómeno literario, sino que también invita a los lectores a considerar las complejidades de la identidad y el legado cubano más allá de las fronteras geográficas.

La inclusión de estos temas cubanos en Recial es un testimonio del compromiso de la revista con la diversidad cultural y la interdisciplinariedad. Al abordar cuestiones clave sobre la literatura y la identidad de Cuba, Recial no solo amplía su propio horizonte, sino que también contribuye a una comprensión más matizada de las dinámicas culturales que atraviesan América Latina. La calidad de los artículos y la profundidad de los análisis que ofrece hacen de Recial un recurso valioso para académicos, estudiantes y cualquier persona interesada en la cultura y literatura latinoamericana.

El acto de reflexionar sobre temas culturales de la isla o su diáspora que, por muy diplomática o teóricamente que sean tratados (como es el caso) al final incomodan a los regímenes autoritarios no es solo un acto de valentía, sino una necesidad para comprender la realidad cubana en su complejidad y dinamismo. Con una revista como Recial, tenemos la oportunidad de repensar, desde la crítica reflexiva, el lugar de Cuba en el panorama literario y cultural latinoamericano.Para más información, puedes acceder a la revista Recial en el siguiente enlace: Recial

 ”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

Redacción de Cuba Nuestra
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