DE PRESOS Y GRANDEZAS, EL POETA ARMANDO VALLADARES

Por Antonio Ramos Zúñiga

Honrar, honra

José Martí

“He conocido a Armando Valladares por muchos, muchos años. Y él es una buena persona, un luchador honesto por la paz y la justicia”. Elie Wiesel, laureada con el Nobel en un tributo a Valladares al recibir la medalla Canterbury de Becket, Washington, 2016.

De presos y grandezas

No se conoce a los grandes hombres desde lejos, estén en una tribuna, un campo de batalla o en una prisión política. Tampoco por las hagiografías, por perfectas que describan los atributos del héroe. En el caso de nuestro amado héroe cubano, José Martí, nos llena el alma su virtud por su magna obra patriótica, y especialmente por su excelencia literaria, sus versos sencillos. Era un ser sensitivo, un poeta, un luchador con virtudes de humanista justo, tal vez por eso lo consideramos apóstol. No le temía a los sátrapas y dictadores ni al grillete, que les hicieron daño, a los que enfrentó  con su ferviente crítica y empuñando un arma, pero su nobleza superaba las reacciones primitivas, sabía lo que valía la razón, prefería perdonar, en lugar de denostar, la justicia en vez propugnar la tortura y el odio entre personas, razas, clases y pueblos.

Uno siempre quisiera conocer hombres así, Prohombres, Justos, Maestros. Y los hay, a veces están en el anonimato o en las noticias, o es un amigo que creemos común, pero es porque los seres especiales, mujeres y hombres, ricos y pobres, son comunes con muchas cualidades que no se ven, solo se les puede conocer por sus actos cuando crean o hacen algo bueno y se sacrifican por nosotros, tanto en la cercanía amistosa como en las tormentas públicas, donde suelen arriesgar hasta la vida. Podría poner muchos ejemplos de bondades y grandezas, sencillas o trascendentales, desde los tiempos de Grecia, Roma y el cristianismo hasta la actualidad, pero no me propongo exhibir una clase de historia, sino dar relevancia a la grandeza que nos rodea. Podría poner algunos ejemplos relacionados con mi vida, donde no ha faltado la traición, un punto que no vale la pena detallar. En cambio, la grandeza de algunos amigos y familiares, de colegas de las artes y las letras, médicos, políticos, científicos, editores, artistas, presos políticos, disidentes, escritores adorables, compatriotas y extranjeros y, fundamentalmente de los viejos amigos comunes leales recíprocamente, es lo que ha dado justo sentido a mi manera de ver el mundo y de sentir lo que vale la amistad real así como conocer lo bueno intrínseco de las personas. Conocer los dos polos, caínes y abeles, gente mediocre y dañina, desechable, por un lado y personas sublimes que se ponen del lado espiritual de uno es un proceso que nunca acaba, y es lo que sigo viviendo, nos pasa a todos. Pero, ¡cuánta ventura nos toca cuando tratamos con gente sublime!

Por varias razones, he tenido que compartir con una clase de ser humano que considero heroico, son aquellos que sufren la barbarie, y que siguen sufriendo, aquellos que por razones políticas o de fe, terminan repudiados, excluidos, desterrados, execrados, exiliados, encarcelados o asesinados. En este punto, la experiencia ha sido amarga,  algo así como sufrir varios infiernos, el exilio errante y forzado uno de ellos. El exilio aún me tiene atrapado. No hace mucho tuve una experiencia interesante, que es el motivo de que el concepto de grandeza me produzca una renovada reflexión. Tengo varios amigos exiliados que fueron presos políticos en la lucha contra Fidel Castro en Cuba. Cuando me cuentan lo que sufrieron en la cárcel, confinados en la fortaleza de la Cabaña, en el panóptico presidio modelo de Isla de Pinos o en el penal de Boniato, me duele el alma. Sufrir y resistir así, diez, veinte o treinta años, es el calvario. Matar en vida con largas condenas, es todavía uno de los castigos de la llamada justicia revolucionaria en Cuba. Ahora les ha tocado la mazmorra a las nuevas generaciones de disidentes y opositores, entre ellos miríades de jóvenes artistas y escritores. También existe una narrativa carcelaria que vale la pena leer para entender el lado sádico del comunismo por dentro, ahí están los libros de Reinaldo Arenas, Armando Valladares,  Ernesto Díaz Rodríguez, Jorge Valls, Hubert Matos, Ángel Cuadra, Ángel Santiesteban, Andrés Vargas Gómez, Miguel Sales, etcétera. Conozco de primera mano los testimonios de Ramiro Gómez, Saturnino Polón, Angel Cuadra, Roberto Martín Pérez, Manuel Mosquera, Santiago Cárdenas, Belkis Cuza (esposa de Heberto Padilla), Pedro Corzo (sus libros y entrevistas), Eduardo Lolo, Nicolás Díaz Argüelles, etc. Es necesario leer a los escritores  de la cárcel, porque en ellos hay una luz dolida, una catarsis de redención que salva el alma cubana, tan desgarrada. Nota: de próxima aparición es nuestro ensayo sobre la prisión política establecida en las fortalezas coloniales cubanas a partir de 1959, a publicarse por la Academia de la Historia de Cuba en el Exilio.

Con Armando Valladares

No sé por qué le temen

Al grito de mis versos

A.Valladares

Ahora paso a una experiencia que sintetiza lo anterior. Todo el mundo conoce al escritor, poeta y expreso político Armando Valladares, uno de los políticos del exilio más odiados y vilipendiados por el castrismo rancio y el neocastrismo reaccionario. En el escenario mediático fue una celebridad, porque estando preso, después de 46 días en huelga sin recibir alimentos que devino una polineuritis carencial que lo postró en una silla de ruedas, escribió sobre su vida carcelaria, sus poemas salieron clandestinamente de la cárcel en trozos de papel y se volvieron una impactante denuncia de las atrocidades que se cometen en las prisiones castristas. Después de ser liberado en 1982, gracias a la presión internacional, se estableció en Estados Unidos y durante el gobierno de Ronald Reagan, fue nombrado embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (1986-1990), donde mantuvo en jaque al gobierno cubano con sus contundentes críticas sobre el estado de los derechos humanos en la isla. Uno de sus libros, Contra toda esperanza: 22 años en el Gulap de las Américas, publicado en 1985 y traducido a 18 idiomas, constituye una impresionante narración del terrible modus vivendi del preso político cubano, de la digna resistencia que llevan a cabo sin apartarse de sus ideales, describe fugas, abusos, trabajos forzados, fusilamientos, huelgas de hambre, la hazaña de los “plantados”, o presos desnudos que se negaban a vestir como presos comunes, la hermandad de los presos, etc. Cuando Reagan lo leyó, mandó a buscar al autor y lo nombró embajador. Dos poemarios, Prisionero de Castro (1982) y Desde mi silla de ruedas (1985), publicados estando en prisión, le valieron extenso reconocimiento internacional, entre ellos el Premio Libertad, del Pen Club francés, que solo se concede a escritores en prisión. Valladares es también, según la BBC, de los presos políticos cubanos históricos más conocidos en el mundo, junto a Reinaldo Arenas, Mario Chanes de Armas, Hubert Matos y Angel de Fana. 

Pues he conocido a este poeta en persona. Mis amigos presos políticos lo mencionan a menudo en las conversaciones, algunos le hacen críticas sanas, la mayoría lo admira por haber tenido “cojones en la prisión” y por mantenerse vertical en la batalla anticastrista. Es cierto, si verticalidad y sensiblidad hay en sus poemas, Valladares hace lo mismo en política, sin enajenarse, sin rabia, sin ceder un ápice de los principios por los que estuvo preso en contra de la dictadura. La moral del preso político no es negociable. Cualquiera pudiera pensar que la sensibilidad humana en los presos políticos se genera de un estado de desgracia personal que los torna susceptibles de cierta redención impuesta, lo he leído, claro que no todos soportan el rigor de las largas condenas y prefieren acortarlas supeditándose a la rehabilitación que ofrece el régimen, pero el presidio político cubano tiene pocos ejemplos de presos que traicionan su causa, incluso la mayoría de los reeducados finge aceptar las reglas, pero no asume la ideología comunista. A estos, por supuesto, no se les puede llamar héroes del todo. Pero los fusilados, los que han cumplido largas condenas sin rebajarse y los plantados, son de esa clase de hombres en los que la grandeza se ha forjado en la resistencia, valentía y moral ideológica, sin otro premio que el honor y la esperanza de la libertad. Y es así como lo vio José Martí. Después de tremendos sufrimientos, los presos políticos que cumplieron sus condenas no han sido malas personas, ni se volvieron mafiosos ni fascistas, como despotrica la propaganda castrista, sino todo lo contrario. No solo han trabajado duro y construido familias decentes, también han establecido el exilio más democrático y solidario del mundo, la gran avanzada de la lucha anticastrista y anticomunista en América, el bastión Miami. Esto ha sido posible porque existen personas como Armando Valladares, Angel de Fana, Ramiro Gómez, Pedro Corzo, Ernesto Díaz Rodríguez, Luis Zúñiga, Saturnino Polón, Abel Nieves, Antúnez, Mario Chanes de Armas, Miguel Díaz Bauzá, entre muchísimos.

Valladares me ha leído algunos de sus poemas y, lo más importante, me ha revelado las claves de las metáforas, las motivaciones existenciales que los inspiraron. Es un privilegio que un poeta permita que accedas a los sentimientos creativos y es lo que ocurre cuando la empatía forma una comunicación fecunda. Al regalarme su libro El alma del poeta, publicado por La Moderna Poesía, Miami, 1988, no ha actuado de manera formal, sino como un amigo que es feliz de complacer al amigo afín. También me ha regalado consejos y pistas para resolver problemas médicos, como es usual en él. Y lo menos que ha hecho es hablar de política, por la sencilla razón de que no le gusta meterse en circos de politiquería. Y a pesar de su sistemático activismo pro democracia en varios países, no es de las personas que busca protagonismo periodístico, no lo necesita. Pareciera, es la impresión que da, que prioriza su consagración de poeta y la educación de sus nietos. Por respeto, los exiliados debemos conocerlo más, apreciar incluso su franqueza cuando critica y polemiza.

Este gran poeta cubano y martiano no solo exhibe su grandeza en virtud de su trayectoria, por su odisea de preso y de opositor a la dictadura y a la ideologías totalitarias, nadie puede negar tales valores, las inquinas y envidias de los enemigos no han podido desacreditarlo, las élites intelectuales de izquierda han sido estériles intentando opacar su obra literaria y activismo libertario. Pongamos las cosas en claro, Valladares es un buen padre de familia, sus amigos lo quieren. Me he dado cuenta que son muchas sus amistades y seguidores, no porque sea el “embajador Valladares”, sino porque su amistad es de hechos, ayuda a la gente, no excluye a nadie, no irrespeta. Este gran cubano lleva una estrella en la frente como muchos presos y exiliados cubanos heroicos y virtuosos. Leer sus poemas nos haría bien. De algunas preguntas que le hice, les dejo a continuación sus respuestas.

Valladares, ¿qué nuevo libro o poemario tienes en mente?

Llevo meses preparando otro libro de poesías. Posiblemente otro libro contando estos años fuera de la prision, las personas que he conocido.

¿Qué haces ahora?  

Soy uno de los directores  del Instiuto Interamericano por la Democracia. Estudié Artes Plásticas varios años antes de ir a la cárcel y dedico tiempo a pintar. Tengo más de cien obras por Europa, America y aquí en EEUU.

¿Has pensando en involucrarte en la política en la era de Trump?

No tengo interés en ningún cargo político.Pero siempre estaré involucrado en politica.

Pensando en uno de tus poemas, te pregunto si tienes algún Presentimiento.

Sí, presiento que se acerca la caída de la dictadura y ahí sí me involucraré para tener 

un país sin lacras políticas, donde la TRANSPARENCIA  sea lo más importante. Por eso hay que limpiar el pantano del exilio.

El siguiente poema fue escrito por Armando Valladares en una celda. A falta de tinta, se pinchó el dedo y utilizó su propia sangre para escribir.

La mejor tinta

A René Díaz Almeida,
poeta y hermano de lucha

Me lo han quitado todo
la plumas
los lápices
la tinta
porque ellos no quieren
que yo escriba
y me han hundido
en esta celda de castigo
pero ni así ahogarán mi rebeldía.
Me lo han quitado todo
-bueno, casi todo-
porque me queda la sonrisa
el orgullo de sentirme un hombre libre
y en el alma un jardín
de eterna florecitas.
Me lo han quitado todo
la plumas
los lápices
pero me queda la tinta de la vida
-mi propia sangre-
y con ella escribo versos todavía.

Armando Valladares

Mini biografía

Armando Valladares Pérez nació en Pinar del Rio el 30 de mayo de 1937. Escritor, pintor y poeta cubano, exembajador estadounidense, declarado prisionero de conciencia cuando era prisionero político en Cuba. Valladares ha hablado en la Asamblea General de las Naciones Unidas  y ante grupos legislativos en Europa y América. Fue uno de los fundadores de la organización anticomunista Resistencia Internacional, así como de la Coalición Europea de Comités Pro Derechos Humanos en Cuba. Actualmente es el presidente del Proyecto Valladares, una organización internacional sin fines de lucro que aboga por los derechos de los niños. Además, fue el presidente del Consejo Internacional de la Fundación de Derechos Humanos hasta su renuncia, el 2 de julio de 2009. Es uno de los directores del Interamerican Institute for Democracy. Logró una investigación y más tarde la condena de Cuba por violador sistemático de los Derechos Humanos, por ello recibió la Medalla Presidencial del ciudadano y el Superior Award del Departamento de Estado de Estados Unidos, el más alto reconocimiento que puede recibir un diplomático. Recibió el premio Internacional de periodismo ISCHIA, Italia, la Orden José Cecilio del Valle, la máxima distinción a un extranjero de Honduras, el Premio Libertad, del Pen Club de Francia.

Bibliografía mínima de Armando Valladares, solo libros

El Alma de un Poeta (1988)
Contra Toda Esperanza: 22 Años en el Gulag de las Américas (1985). Traducido a 18 idiomas
Cavernas del Silencio (1983)
El Corazón Con Que Vivo: Nuevos Poemas y Relatos desde mi Silla de Ruedas (1980)
Desde mi Silla de Ruedas (escrito en la cárcel, publicado en1985)
Ensayos, artículos, discursos, reseñas.

Ver de León de la Hoz. “Tres poetas de la cárcel. Armando Valladares, Pedro Luis Boitel y Jorge Valls”, en Arbol Invertido, 8 de junio de 2016.

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