Por Roberto Ruiz Rebo
La aparición en 1983 del volumen de cuentos Las llamas en el cielo de Félix Luis Viera, significó para la literatura cubana, una vuelta a la narrativa fantástica y la corriente interiorista que los escritores cubanos habían abandonado en la década del sesenta para sumergirse dentro del llamado realismo socialista. Tal vez esa haya sido la razón por la que ciertos individuos dentro de la cúpula de poder declararon, en aquella ocasión, que aquel conjunto de cuentos presentaba problemas ideológicos, un calificativo que colocaba a la obra del escritor entre las no aptas para la publicación, por no representar al pensamiento político del gobierno. Sin embargo, en la actualidad esta obra del escritor villaclareño es considerada un clásico del género, al ofrecer una representación novedosa de ciertos sectores de la sociedad cubana anterior a 1959.
Poseedor de una extensa producción poética y narrativa, Félix Luis Viera es ampliamente conocido dentro de Cuba por el éxito de sus poemarios, sus cuentos y su novela Con tu vestido blanco que en 1987 recibiera el Premio Nacional de Novela Cirilo Villaverde y un año más tarde el Premio de la Crítica.
Es a los dieciséis años de edad que Félix Luis Viera debió ocuparse de la manutención de su hogar, al perder a su padre, a quien ayudaba en las labores de su pequeño negocio en la Plaza del Mercado de Santa Clara. Hijo único, creció en un barrio marginal de Santa Clara, El Condado, que parece haber dejado suficientes huellas en su vida para que luego haya trascendido en su obra literaria. Que los cuentos y las novelas de Viera nos narran historias de personajes de la marginalidad, es cierto; pero su estilo no debe confundirse con el realismo sucio donde existe una voluntad minimalista.
Desde 1995, el también autor de la novela Serás comunista, pero te quiero (1994), se estableció en la capital mexicana donde escribió buena parte de su obra literaria hasta hoy, y una de sus novelas más polémicas, Un Ciervo herido (2002)—uno de los libros más vendidos en la Florida durante los cinco meses posteriores a su publicación—, editada en varios países y traducida al italiano, y que cuenta de manera descarnada eventos ocurridos en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, UMAP, nombre eufemístico al campo de trabajo forzado castrista, donde el autor fue a dar durante seis meses,
En el 2010, Félix Luis Viera publica su novela de mayor éxito: El corazón del Rey, celebrada por la poeta y ensayista, Aimée G. Bolaños, recientemente fallecida, y, entre muchos otros, por los críticos Marco Tulio Aguilera, Amir Valle, José Hugo Fernández, y Abel German, quien expresa en un ensayo sobre la novela que, quizás ésta sea la tan esperada “novela de la revolución cubana”. Pero, no, por supuesto, en el sentido que los oficialistas del régimen dan a ese título. Nuevamente el autor de Con tu vestido Blanco explora aquí el mundo marginal en la Cuba posterior a la revolución de 1959.
El autor de Un ciervo herido, que desde 2015 reside en Miami fue galardonado en 2019 con el Premio Nacional de Literatura Independiente Gastón Baquero, auspiciado por varias instituciones cubanas en el exilio y el Premio Pluma de Oro, galardón que otorga cada año la casa editorial Publicaciones Entre Líneas a poetas con una trayectoria destacada.
Cuando me propusieron realizarle una entrevista a Félix Luis Viera, no dudé un segundo, me parecía una oportunidad perfecta: no nos conocíamos, nunca habíamos cruzado palabra alguna, sin embargo, nuestra conversación fue franca y muy a lo cubano. Ya había leído algunos de sus cuentos y su novela Con tu vestido blanco en una edición de la Isla. Hasta teníamos un amigo en común que tanto él como yo hemos perdido en el tiempo. Hace muchos años que Viera no vive en Cuba, pero Cuba está en cada línea que escribe y en cada palabra que pronuncia. Parafraseando al escritor Amir Valle, Cuba lo habita. Es un conversador directo que evita las hojarascas, pero que cada palabra le alcanza para decir lo que piensa y, sin dudas, eso es ganancia.
Roberto Ruiz Rebo: Decidirse a vivir fuera del terruño es un acto de consecuencias muchas veces impredecibles, sin embargo, es algo que muchos de nosotros hemos hecho sin pensarlo. En el caso de Félix Luis Viera, ¿cuáles han sido los retos y cómo ha sido ese tránsito de emigrar dos veces?
Félix Luis Viera: El próximo 31 de mayo se cumplen 30 años de que me quedé a vivir en México, adonde entonces llegué con el plan original de permanecer una semana. Es terrible quedarse “fuera del terruño”, cómo dices, y más para quien resulte muy aferrado a él, como es mi caso. No sé si hay otra palabra mejor que esta, “terrible”, para definirlo. No obstante, cinco meses después de hallarme en México comencé a escribir la novela Un ciervo herido y los poemas que conforman La patria es una naranja;luego, continué con el trabajo de mi novela El corazón del rey cuyo borrador había traído de Cuba en el fondo —bien en el fondo— de la maleta. Y he continuado escribiendo hasta hoy. Claro, esto es muy difícil, luego de haber renunciado a tu currículum, a los lectores de tu país, como es el caso obligado de nosotros los cubanos; y se suma que debes desenvolverte en un sitio en el cual no sabes bien dónde está la izquierda, dónde la derecha, y debes sobrevivir materialmente hablando. Es muy duro.
Roberto Ruiz Rebo: Hay autores que han declarado ser incapaces de crear una obra fuera de su país de origen, y aunque la historia de la literatura y el arte en general desmienten esas opiniones, me gustaría saber en qué medida se ha favorecido o se ha afectado el oficio de crear realidades para el escritor Félix Luis Viera.
Félix Luis Viera: En realidad, no he encontrado a ningún autor literario que me demuestre, no que lo diga, no haber podido continuar su labor fuera de su patria. En cuanto a “crear realidades”, fíjate que el entorno, el paisaje, el escenario pueden cambiar, pero las esencias humanas, aunque con múltiples matices, son aprehensibles en cualquier lugar del mundo. En el caso de México, además, está la ventaja de que es un país latinoamericano y, por consiguiente, en el orden que nos ocupa, con vertientes parecidas a Cuba en sentido general.
RRR: En tu novela Un Ciervo Herido, he leído cosas terribles sobre las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), comparables al tratamiento a que eran sometidos los esclavos, además de otros horrores de los regímenes totalitarios. ¿Es esta novela el producto de tus averiguaciones como escritor o fuiste testigo de algunos de estos episodios?
FLV: Ahí estuve seis meses. Pienso que desde el momento en que a una madre le arrancan al hijo sin decirle para dónde lo llevan, hay una buena cuota de crueldad; que avisa de lo que vendría después. Parte de lo que cuento en esa novela, como es el proceso de “reclutamiento”, el viaje en tren desde Santa Clara a Camagüey y las angustias de diverso tipo del “vivir” cotidiano en el campamento y en los campos de trabajo, son experiencias personales. Se suman testimonios de los que estaban allí cuando yo llegué —o me llevaron— el 18 de junio de 1966; unos, los que entonces eran “cabos UMAP”, otros, “soldados UMAP” con quienes tuve contactos en distintos sitios de aquellas latitudes camagüeyanas. Estos testimonios, se entiende, son de primera mano y de “soldados UMAP” y de “cabos UMAP”, que confiaron en mí y me mostraron sus marcas en el cuerpo y el alma. Yo entonces estaba por cumplir 21 años de edad. Ahora bien, debe quedar claro que muchas personas sin experiencias propias o con experiencias que dicen les han contado otros, exageran. Los cierto es que todavía cuando yo estaba ahí, a finales de 1966, empezaron a cambiar las condiciones; por ejemplo: mejoró la calidad y cantidad de las comidas, redujeron la altitud y modificaron el “aspecto” de las cercas que delimitaban los campamentos, mejoró la “relación humana” con los guardias, si bien se mantuvieron las intensas jornadas de trabajo agrícola. De manera que las UMAP fueron un acto impiadoso y sin justificación alguna, pero compararlas con el Holocausto y hechos parecidos de la humanidad, como hacen algunos, es ridículo. Mas, te repito: solamente esa acción de arrebatarle su hijo a una madre, sin que esta sepa adónde se lo llevan, es barbarie suficiente.
RRR: Un Ciervo Herido ha sido comentada y analizada largamente en distintos medios de prensa fuera de Cuba, los episodios que en ella se narran, durante años se han mantenido ocultos por la prensa y el discurso oficial. Que yo conozca, es la única novela que ha tratado los horrores de aquellos campos de trabajo forzado donde se pretendía meter en cintura a los jóvenes que supuestamente no encajaban con el proceso revolucionario allá por los años 60. ¿Cómo han recibido esta novela los lectores, las instituciones culturales y críticos en Cuba?
FLV: Sí, hasta ahora es la única. Ha sucedido que elementos y organizaciones afines al gobierno cubano, y las propias autoridades de la Isla, se han esforzado para que Un ciervo herido reciba la menor atención posible. En ciertos casos, han bloqueado o preterido su publicación. En Cuba no ha circulado, y sé de organizaciones, instituciones culturales y otras de allá, que han detractado todo lo posible a esta novela.
RRR: Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, UMAP, en tu criterio, ¿fueron un error o un horror?
FLV: Citando a Joseph Fouché, “Más que un crimen, fue una equivocación”. Bueno, en realidad fueron ambas cosas. Puedo asegurarte, sin temor a equivocarme, que ninguno de los que conocí en las UMAP era culpable, realmente culpable de algo. Y para mí, y lo sigo diciendo, los más inocentes resultaban los homosexuales; porque ellos no “hicieron” algo determinado, por voluntad propia, sino que nacieron así. Es decir, los que de una u otra forma eran críticos del gobierno, o los llamados lumpenproletariado, o quienes practicaban lo que ciertas autoridades calificaban como “dulce vida”, o los religiosos, etcétera…, “hicieron”, con plena conciencia, algo que no se correspondía con el rasero perverso que aplicaba el gobierno. Pero los homosexuales nacieron así; no tenían “culpa”. Las UMAP fueron establecidas en noviembre de 1965 y desaparecieron a finales de 1968. Allí estuvieron hombres de 17 años de edad y otros hasta de 40. Se dice que la abolición de las UMAP ocurrió a partir de que se publicaron en el extranjero fotos y reportajes realizados clandestinamente. Para esto colaboró, según opiniones de diversas personas, las imágenes que lograron captar aviones espías U-2 estadounidenses.
RRR: A pesar de que tu volumen de cuentos “Las llamas en el cielo” es considerado por muchos como un clásico de la literatura cubana, y cito: “por retomar la realidad interior u onírica”, sufrió un proceso tortuoso por algunas evaluaciones negativas al margen de su calidad narrativa y su aporte literario ¿Cuáles eran los peros en aquel momento para su publicación?
FLV: Yo entregué este libro a la editorial en 1977, cuando estaba en su apogeo lo que llamaban el “realismo socialista” y sus parecidos. De modo que este libro desentonaba digamos. Sería por eso que se demoró tanto en salir. Yo preguntaba a la Editorial Unión si existía alguna razón para tanto atraso —digo “tanto” porque en realidad todos o casi todos los libros se demoraban en ver la luz—, pero me daban y me daban largas con distintos “argumentos”, imprevistos en los planes, dificultades en las imprentas, etcétera. Finalmente, me pidieron que redactara una nota en la cual constara que los cuentos —tan críticos del entorno en que se desarrollaban—, tenían como escenario la “Cuba prerrevolucionaria”. Mas, les aclaré que uno de los cuentos, según lo hace saber uno de sus personajes, ocurría en 1936. Pero, aun así, me insistieron en que escribiese la nota. Y así lo hice.
RRR: El tema de la marginalidad siempre ha sido el combustible del llamado realismo sucio en la literatura, sin embargo, a pesar de que has tratado la marginalidad en los cuentos de Las llamas en el cielo y en tu novela Con tu vestido blanco, dijiste no considerarte dentro de esa corriente. ¿Qué diferencia tu trabajo que no te permites considerarlo dentro de esa clasificación?
FLV: La marginalidad está presente en mi novela El corazón de rey; la marginalidad en la década de 1960. Es decir, en la “época revolucionaria”. Por otra parte, Las llamas en el cielo y En el nombre del hijo, cuentos, y la novela Con tu vestido blanco, tratan la marginalidad antes de 1959; “época prerrevolucionaria”. Pero el libro de mi autoría que, con más intensidad, o de manera más total, aborda la marginalidad, es la novela Un loco sí puede, que tiene como escenario el decenio de 1950 aproximadamente. Lo que ocurre con el llamado “realismo sucio” en la literatura es, a mi modo de ver, que buena parte de este va a dar a cierto esquematismo, o lo que es peor, al tremendismo, el efectismo —vacío como todo efectismo. Creo que, entre otros recursos, el lenguaje que utilizo se deslinda de lo antes dicho. He publicado la novela por episodios Traición de mujer, en la cual hay sexo fuerte y relaciones carnales entre hombre y mujer muy crudas en general. Sin embargo, creo que —como sucede en la vida real, y hasta en otra que no fuera real— se encuentra expuesto el factor humano que origina las historias relatadas.
RRR: En tu libro de poemas La Patria es una naranja me llamaron poderosamente la atención unos versos que de manera irónica arremeten contra la burguesía mexicana y dices: Ved a estos caballeros y damas de Izquierda de la gran Ciudad: / mientras beben el whisky del atardecer / lloran por los pobres indios de su patria. ¿Consideras que un escritor debe alinear su discurso a un bando político, colocarse siempre en el lado opuesto, o mantenerse a raya para no molestar a una parte de sus lectores?
FLV: Se trata de un buen número de residentes de la Ciudad de México, que dicen ser revolucionarios, comunistas, izquierdistas, “amigos de la revolución cubana”, pero no tienen ni la más mínima idea de qué se trata, desconocen la aplicación de la ideología comunista. Como diría mi amigo del alma el negro Papo: “Son gente mala, Luisi”. Mas, yo diría que gente mala candorosa, por irresponsable, por superficial, no por abyección per se. Comen cuatro veces al día, toman el té de las tres de la tarde, beben whiskey, consumen océanos de gasolina, aun juegan golf y todo lo demás, pero dicen ser comunistas ciento por ciento; si bien nunca han estado en la barricada. Sí, ese libro y otros que cuestionan unas u otras ideologías, me han aportado mucha amargura, llegada desde un lado y desde el otro. Pero bueno…, es que así soy… Olvidado del consejo del negro Papo: “Concrétate en escribir y dale un corte a esa guerra que no es tuya, Luisi”.
Y dicho sea de paso: tú no le creas a quienes afirman que la literatura y el arte no tienen que ver con la política: la política está en todas partes.
RRR: ¿Qué ha resultado para ti escribir novelas en un escenario diferente al de tu país, además con plena libertad para criticar como La Sangre del Tequila y Un Mariachi Viejo?
FLV: Yo creo que el escritor tiene una voz y un mundo —y claro que no hablo de un mundo físico, concreto—; si se sale de su voz y su mundo, se verá muy limitado. Es decir, debe ser fiel a sí mismo vengan los problemas que vengan; o dejar de escribir. Si lees El corazón del rey,verás que hay críticas a la sociedad, a la historia, al devenir de Santa Clara, una ciudad que tanto amo porque allí nací y me crie y porque es bonita. Pues me busqué problemas por ello. Las novelas La sangre del tequila y Un mariachi viejo —que se desarrollan en la Ciudad de México; esta, mi otra ciudad, a la par que Santa Clara— también me han traído malos momentos: algunas personas dijeron —y escribieron— que el narrador protagonista manipulaba a las mujeres. Lo mismo ocurrió con Irene y Teresa, que tiene como escenario la Cuba anterior a 1950. Bueno… no es posible quedar bien con todo el mundo…
RRR: Félix Luis Viera no es un escritor desconocido en Cuba, tu carrera como escritor fue reconocida muchas veces y tus libros, aun con algunos visos para la polémica, fueron publicados en el país. ¿Te sientes suficientemente leído por tus coterráneos, sobre todo en tus últimos libros, algunos de los cuales tienen un enfoque crítico frontal en cuanto a la realidad cubana?
FLV: No, no creo que mis libros sean suficientemente leídos por mis coterráneos residentes en su tierra. Ya sabes, las editoriales existentes fuera de Cuba no distribuyen allá ni quienes viven en la Isla tienen acceso a las librerías Online. Así que, ni los más y menos críticos a la realidad cubana de hoy, circulan en las librerías de la Isla.
RRR: ¿Crees que las circunstancias ideológicas de los años 60 tienen algún avance para que no se produzcan episodios como los de tu novela Un Ciervo Herido? Y no me refiero solo al panorama de los religiosos y los homosexuales, sino a los que no encajan en las preferencias del poder.
FLV: Como los de las UMAP, no. Episodios así no ocurrirán de nuevo. Las circunstancias han cambiado, como debe ser. En el único país cuyos gobiernos se han autoproclamados comunistas, y el tiempo no se ha movido, es en Corea del Norte. Allí han logrado petrificar el tiempo. Bueno, para “los que no encajan en las preferencias del poder”, la cosa continúa mala. Considera cuántos presos existen hoy en Cuba cuyo único delito ha sido lo que está permitido en las sociedades democráticas: expresar sus desacuerdos con el gobierno.
RRR: ¿Cómo ves la salud de la literatura cubana? Entendido esto dentro del país y en la diáspora.
FLV: Es muy difícil emitir una opinión que se acerque a la totalidad, pero nadie duda que en el extranjero viven muchos escritores y poetas cubanos con obra valedera; lo mismo en Europa que en América Latina que en Estados Unidos y otros sitios. Excelentes novelistas, cuentistas, poetas, dramaturgos, ensayistas. De la creación literaria de los cubanos que viven en su país, no se sabe mucho; se publica muy poco de ellos en el extranjero y, a la vez, uno no tiene acceso a las obras que de ellos se editan allá. Sí, por publicaciones periódicas, nos llega buena parte de la poesía que se escribe en la Isla, y sin dudas hay muchas excelencias de varias regiones del país, no solo de la capital. Por otra parte, en el extranjero se dan a conocer no pocos libros de autores cubanos emigrados que presentan deficiencias a ojos vista; quizá porque les ha faltado un trabajo a cabalidad. Para esto, creo que contribuye la relativa facilidad que existe hoy en día para la publicación, aunada con cierta impaciencia por ver la obra publicada.
Muchas gracias.
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