Por Roberto Ruiz Rebo
Ha llovido mucho desde que conocí a Rebeca Ulloa Sarmiento, era tal el apogeo del entusiasmo, que nos creíamos suficientes para cambiar el mundo. Rebeca era una joven mujer, acabadita de graduarse en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, y por aquel entonces, intentaba impulsar la cultura en su terruño. Guantánamo vio a Rebeca ir y venir, locuaz y hermosa en la majestad de sus años mozos; hablando, conversando o discutiendo con sus coterráneos. Una de sus más importantes tareas fue reunir y cohesionar el trabajo de escritores, pintores, músicos, realizadores de la radio y la televisión, y creadores de todas las expresiones del arte en la provincia. Escudriñaba la localidad con su delirio de saber su historia, sus fortalezas y sus pesares; lo cuestionaba todo, y presumía por aquel entonces, de ser, y lo era, una mente subversiva. Y como era de esperar, Rebeca tenía enemigos, que le temían a su agudo talento, y también, muchos seguidores. Se destacó en la emisora CMKS, una de las principales estaciones de radio de la localidad, desde donde ejerció una influencia meritoria y se convirtió, quizás en la figura más destacada en ese medio.
Años después, Rebeca se estableció en la ciudad de la Habana, donde trabajó en varias emisoras radiales y televisivas del país como Radio Progreso y Tele Rebelde. Durante ese periodo, obtuvo más de veinte premios y menciones por sus programas como prueba de la calidad y profesionalismo de su labor creativa.
En 1998, Rebeca se establece en Colombia, allí valida su título de Licenciada en Letras en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, donde más tarde ejerce la docencia por más de diez años. A Colombia, había llegado acompañada del caricaturista y humorista gráfico Arístides Pumariega, con quien ha realizado innumerables proyectos que combinan la literatura con la ilustración y la sátira. Fruto de esa colaboración aparece en el año 2000, su libro Fidel Castro, el último dinosaurio, en cuyas páginas se ofrece una combinación de ilustraciones humorísticas con textos que comentan de manera irónica y mordaz sobre la figura del dictador cubano y su larga permanencia en el poder. Es esta publicación la que pronto, coloca a ambos creadores en un limbo migratorio, en el que se vieron obligados a buscar ayuda de las organizaciones internacionales. Y allí en la capital colombiana, vivió de lo que mejor sabe hacer: crear, enseñar y la colaboración entre colegas.
Miami es el nuevo espacio donde Rebeca Ulloa continúa su labor artística y literaria, que combina también con su activismo político en las redes sociales. Ha publicado además de los volúmenes antes mencionados un conjunto de libros con la colaboración de Arístide, entre ellos: El viejo y el mal, que continúa la línea de la sátira política y social; Azúcar, en el que exploran los temas de la cultura cubana; Subdesarrolloperez@balsero.coño, en el cual recrean las experiencias del cubano en el exilio, y Cuerpo a Cuerpo, una obra que se adentra en las relaciones humanas y las tensiones sociales. Es también en Miami que, mi entrevistada se enfrenta a su nueva aventura, Café con Sal, al lado del actor y comunicador cubano, Erwin Dorado, donde ambos celebran una fiesta de la cultura cubana todos los sábados.
Roberto Ruiz Rebo: En el año 2024, publicaste la novela Caso Tropicana en la que estuviste trabajando durante varios años. La novela se sumerge en un grupo de acontecimientos ocurridos en la Habana en la década del 50 del siglo pasado. ¿Qué motivos te llevaron a recrear una historia como esa y no una historia más contemporánea?
Rebeca Ulloa Sarmiento: Te comento que hace más de treinta años escribí para la radio en Cuba una primera versión, con el título Obsesión y se desarrollaba la trama en Nueva York, pensando que así me libraría de la censura, pues en la novela aparecen personajes del mundo del arte trans, y el móvil era la droga. De nada me sirvió. Luego que estuvo grabada y editada, se prohibió su salida al aire. Ya en Colombia, decidí que el escenario sería Cuba. Sabía que, en enero de1959, en Estados Unidos se había fundado La Rosa Blanca, movimiento que se enfrentaría ya desde entonces a la mal llamada revolución de Castro. No conozco muchas novelas cubanas que aborden esa época haciendo énfasis en la farándula y en las noches habaneras. Ese ambiente siempre me ha fascinado y Arístide, me habla con frecuencia de los clubes y cabarets que existían, y que él vivió intensamente como músico joven que era para entonces. El Tropicana era un sitio maravilloso que me brindaba el escenario perfecto para mi historia. Vincular el personaje protagónico a un grupo revolucionario de la clandestinidad, era la sustitución de la droga y encontré como hacer coincidir en la cárcel a un personaje patriota con un bailarín de Tropicana. Ya sabes cómo se concibe una sinopsis, que da pie a la historia y luego al argumento. Me interesaba mantener la idea de la primera versión: un thriller con dosis de amor; caso policíaco, vinculado aquí a la política, con su carga de suspenso, de tensión y de intriga; una trama llena de giros inesperados, donde se van revelando secretos hasta el final donde se descubre el más grande de los secretos.
Escoger el tiempo entre 1955 y ya entrado unos meses de 1959, me dejaba abierto un abanico de oportunidades para arropar la narrativa en el ambiente de la transición política y social del país en esos años, aunque asumo acontecimientos que se dieron más hacia adelante.
En La Habana se reúnen personajes de Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey, Villa Clara y Pinar del Río, que cargan su propia historia, sus costumbres, su idiosincrasia. La trama se mueve entre La Habana, Trinidad y El Escambray. Y en medio de toda esa mezcolanza de asuntos se mueven las pasiones: el amor, el odio, la envidia y por arriba de todo, la amistad y la venganza. Fueron años de investigación, de búsquedas, de metabolizar, de adentrarme en el mundo que Arístide con toda su paciencia me contaba y me volvía a contar. Conocí un país a través de “Caso Tropicana”, que no conocía, porque esas historias no aparecen en libros ni documentos oficiales, ni te las enseñan en los colegios ni en las universidades. La historia como tal, y los personajes son pura ficción, pero el ambiente en que se mueven y lo que cuento de sitios, calles, momentos, es cierto. En verdad el club Rumba Palace en 1957 tenía como su plato fuerte en el show la participación de artistas trans. Madam Musmé, el artista trans, que cantaba con su hermosa voz de meso soprano fue famosa por su belleza y por su arte. y fue quizás el único que grabó un disco. En la novela interactúa con personajes reales y de ficción.
He intentado llevar esa Habana a los lectores, que vibren en cada baile de Sussy Wong, y que se pierdan en las calles de la gran ciudad que fue y que volverá a ser, la capital de Cuba.
Roberto Ruiz Rebo: ¿Qué ha sido para ti escribir Caso Tropicana más allá de los comentarios elogiosos en Amazon?
Rebeca Ulloa Sarmientos: Escribir esta, mi primera novela, y espero que no sea la última, representa años dedicados al estudio profundo de la Cuba, que apenas conocí. Si bien la novela arranca en 1955, yo nací en 1949. Dediqué muchas horas de investigación, de búsqueda, de escuchar a Arístide hablándome de ese tiempo, que él vivió con tanta intensidad, siendo un músico joven insertado en la farándula habanera. Lo escuchaba por largos ratos, intentando metabolizar y adueñarme de esas noches, de ese mundo, que no nos cuentan los libros de historia. Fueron madrugadas de trabajo intenso. Reescribir capítulos. Encontrar una estructura narrativa en la que me sintiera cómoda, darles libertad a los personajes, soltarlos en la trama. Que me apareciera un narrador de esos que lo saben todo y que entrara cuando lo pidiera el texto, La novela no tiene un contar lineal, cada personaje se vuelve protagónico en su momento y la información se va complementando de un capítulo a otro. Sentir esa libertad para escribir, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Te confieso que casi publico la novela en Colombia, pero dicen que los tiempos de Dios son perfectos, y yo lo creo. No me hubiera perdonado no haber tenido en esa época la información de los sucesos en el Escambray, y de tantos otros acontecimientos, de los que tenía una visión errada. Ahora en Cuba, gracias a la tecnología, hay cierto intercambio desde dentro con el exilio. Hasta hace unos quince o veinte años, las fuentes de información se reducían a la prensa cubana. Era como si nos sembraran en la silla turca un montón de mentiras, verdades a medias, una realidad distorsionada. Aquí en Miami, tuve la suerte de colaborar con un periódico de expresos políticos cubanos y entrevisté a muchos de ellos, y entonces puedo decir que al fin conocí a mi país por dentro. Una amiga acá al ver mi activismo político en las redes me dijo que no me quedaba bien publicar mi posición anticastrista. Le respondí que, precisamente yo había estado con los ojos cerrados por mucho tiempo, desinformada, que ahora con el internet entrando en Cuba y en el mundo entero, no quería que los demás estuvieran sin conocer la verdad sobre la llamada “roboilusión” cubana. Caso Tropicana fue dolor: me costó lágrimas, pero también diversión, conocimiento. Trabajar los diferentes personajes, de distintas ideologías, origen y accionar en la trama me dio la posibilidad de comprobar lo que dice la escritora chilena, Isabel Allende, que escribir novelas es como vivir varias vidas a la vez.
RRR: En el exilio y la diáspora los escritores cubanos hemos tenido mejores oportunidades para crear en libertad, y también para publicar lo que hacemos, pero siempre nos queda el deseo de tener un público lector en nuestro país. ¿Cómo ha sido la recepción de Caso Tropicana en Cuba? ¿Te interesaría publicar con alguna editorial del país?
RUS: Me gusta decir que soy una “narradora pródiga”, y lo digo porque empecé desde muy temprano a escribir, o a intentarlo. Imagínate, a los diez o doce años, por ahí, pues decía yo, que estaba escribiendo una novela sobre la Segunda Guerra Mundial. Ya para entonces, me había leído sobre el tema lo que estaba publicado en la enciclopedia “El tesoro de la Juventud” y en libros de mi padre y de mis hermanas mayores. Gané un tercer premio nacional en un concurso escolar con una narración cuando tenía quince; y luego recibí varios premios y menciones a cuentos en concursos provinciales y nacionales. La vida me llevó a escribir para los medios. Creo que fue una etapa decisiva para definir posteriormente la forma, digamos, el estilo de mi literatura. En Colombia, escribí mucho, pero no fue hasta mi llegada a Miami, que ya de lleno me dediqué a escribir narrativa y a publicarla, aprovechando eso de no tener que pedir permiso a nadie. Así volví a mis inicios. Los años no habían pasado por gusto y mucho menos mi experiencia en Colombia. No estoy interesada en publicar con alguna editorial dentro de la Isla, al menos que cambie la situación política y se establezca un estado de derechos. La baronesa del Olancho, uno de mis cuentos preferidos, aparece en la antología de cuentistas guantanameros y publicada en Guantánamo, Espero que. Al menos, mis coterráneos lo hayan leído. Y como ahora hay tanta comunicación vía internet, te comento que varios amigos me dicen que quieren leer Caso Tropicana. La novela está en Amazon, y si es imposible que la adquieran, enviar los libros (700 páginas) es casi igual, pero les he hecho llegar los manuscritos originales, digo digitalizados, claro. Los que la han alcanzado a leer, me han dado buenas opiniones. Espero que algún día, al igual que mis libros de cuentos y los demás publicados con Arístide, puedan circular libremente en mi país.
RRR: En un momento de tu carrera organizaste el núcleo de escritores y artistas de la UNEAC en Guantánamo, pero luego publicaste junto a tu esposo, Arístides Pumariega, un texto que, si mal no recuerdo, se llamaba El Último Dinosaurio, lo que provocó la ira de los castristas y tu ruptura definitiva con la tiranía. ¿Qué los motivó a aquella digamos que herejía contra los poderes en Cuba?
RUS: Fue una época interesante de mi vida. Ya había sido presidente de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria) de la Escuela de Letras en la Universidad de Oriente, así que presidir el primer comité de la UNEAC (Unión nacional de escritores y artistas de Cuba,) en Guantánamo, era mi segunda vez como presidente. Claro que la UNEAC era otro nivel de compromiso. Fue divertido. En nuestro grupo desde el principio hubo gente de diferente tendencia sexual, ideológica, tú lo sabes. Tuvimos en el comité al Padre Valentín, párroco de Baracoa. Era, pues murió hace un tiempo en España, un tremendo fotógrafo. Hicimos muchos eventos nacionales, organizamos premios, en fin, fueron años de una actividad imparable. Cuando pienso en todo lo que hacía entonces, me quedo perpleja. Pero ocurrieron varios acontecimientos, que me fueron abriendo los ojos y dándome cuenta de que yo había vivido en una burbuja de cristal, alejada de la realidad de nuestra Infortunada, como llamara Cabrera Infante a la Isla. También fue un tiempo de muchos contratiempos con los órganos políticos y con seguridad del estado. No veían entonces con buenos ojos la composición de nuestro comité y continuamente tenía enfrentamientos nada amistosos con ellos. Que si una obra plástica, que si un poema, que si algún miembro había dicho eso o aquello, en fin, andaban buscando problemas por todo. Tengo que decir que siempre tuve el apoyo de la dirección nacional. En 1992, me fui definitivamente para La Habana y empecé a vivir un poco más libre. Después de un tiempo que estuve trabajando en la sección de Cine, radio y televisión de la UNEAC nacional, logré trabajar como guionista independiente de dramáticos para la radio, hice algunas novelas para Radio Progreso, y otras policiacas para la productora Radio Arte. Así como series infantiles. Recibí el premio Caracol a la mejor versión para radio de “Eva Luna” de Isabel Allende. Luego vino el viaje a Colombia. Es increíble como cuando uno sale del país, conoce a la distancia otra Cuba, Visto desde ahora, el aislamiento informativo de Cuba de entonces, y aun ahora, es de una gravedad alarmante. Arístide tenía el viejo sueño de hacer un libro con las caricaturas de Castro, con los nombretes, que el pueblo le ha puesto a través de los años. El caballo, El comediante en jefe. El padrino, con unos 40 de esos nombretes hizo las caricaturas del libro, “Fidel Castro, el último dinosaurio”, y yo lo acompañé con los textos. Fue suficiente para que no nos renovaran el pasaporte cubano en Colombia, por lo que nos quedaban dos caminos, o nos regresábamos a Cuba, y ya sabes lo que nos esperaba; o rompíamos definitivamente con la tiranía castrista. Te comento que supe por varios amigos que el libro estaba en las bibliotecas que los opositores en Cuba formaron en sus casas, como parte del trabajo de una organización independiente de profesores de la oposición. La verdad es que ambos teníamos muchos deseos de hacer lo segundo y así lo hicimos, lo que nos obligó a tener que pedir protección a la ACNUR. (Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados) El proceso no fue nada fácil. Comprobamos lo largo que llega el brazo de la dictadura castro comunista. Al fin, gracias a nuestro abogado y amigo, que nos llevó el caso y a la Conferencia Episcopal en Bogotá, logramos que nos dieran un documento de tránsito, en el que nos podían estampar la visa con carácter temporal, por lo que nos preparamos y nos presentamos al examen de naturalización colombiana. Así nos hicimos ciudadanos. No volvimos a tener, y hoy todavía no tenemos, pasaporte cubano, En el 2008 vinimos para Miami, donde residimos hoy, y ya somos ciudadanos americanos,
RRR: Viviste y trabajaste varios años en Colombia. ¿Qué fue para ti ese país en términos de crecimiento en tu carrera y visión de futuro para Cuba?
RUS: Me da gusto hablar de Colombia. Viví diez años exactos en Bogotá (19 mayo 1998-19 mayo 2008) ¿Casualidad del 19 de mayo? No lo sé. Mi hijo Alex también salió de Cuba para Cali un 19 de mayo, pero de 1997. En fin, que ese tiempo, en el cual pasé algunos malos ratos, como que tuve amenaza de deportación, necesidad de pedir refugio junto a Arístide a la ACNUR y otros difíciles acontecimientos, pero que son temas para otra conversación, fueron tiempos de estudio y mucho trabajo. Considero que fue mi segunda universidad, sino la primera. Me enfrentaba a un mundo diferente desde lo económico, desde lo social. Aunque en lo social se parecía mucho al mundo que yo había vivido en Cuba en mi niñez y la adolescencia. Trabajé en varias universidades, Impartí guion, producción de radio y televisión, Investigaciones, Humanidades, y asesoré un montón de tesis de grado, que incluían la realización de documentales y otros géneros. Hasta tuve una clase durante años “Estética del audiovisual” y otra que era “Sonido en la producción audiovisual”. En esta última, con la ayuda de Arístide, hice un experimento que gustó que fue Caricatura sonora. Me encargaron el programa de Estética y fue un intenso trabajo. Me pasaba horas en las bibliotecas consultando autores y analizando videos y películas. En la Pontificia Universidad Javeriana trabajé todo el tiempo y ocupé los últimos años la coordinación de Radio en la Facultad de Comunicación y fue para mí, una experiencia que me marcó para siempre. Conseguí junto a mis profesores que nos dieran en la emisora de la Universidad un día completo de programación cada semestre, que lo hacíamos con los estudiantes del campo y luego fuimos involucrando profesores y alumnos de otras áreas y de otras universidades. Tengo que escribir sobre esa etapa de mi vida, Robert. El cariño de los bogotanos con quienes nos relacionamos por trabajo y por amistad, fue increíble. Arístides también fue profesor cátedra y tuvimos una vida muy activa e interesante, que te contaré en la última de mis respuestas. Y ya te había adelantado que nos hicimos ciudadanos colombianos, con examen y todo. Da la casualidad, que juramos bandera junto a Jorge Cao, el actor cubano. ¿Qué puedo decirte? Colombia, es un país que conozco geográficamente, quizás mucho más que algunos colombianos. La recorrimos desde el sur hasta el norte, desgraciadamente, hubo lugares a los que no pudimos ir, por conflictos de guerra. Resumo: Amo a esa tierra, no como a una segunda patria, sino como que también es mi patria, Significa mucho en mi vida profesional, política y social. Es un país que admira a Cuba, que conoce la música cubana, la quiere y la protege. Lo triste es que son muchos quienes son seguidores de la llamada revolución castro comunista y ya ves, hoy está luchando por recuperar su estado de derecho, que desgraciadamente, está en peligro en manos de un gobierno de izquierda.
RRR: El gremio de los intelectuales en cualquier país por lo general se coloca en las antípodas del poder, sin embargo, en Cuba sabiendo de la fuerza que pueden tener los artistas y la intelectualidad, la tiranía cubana se ha encargado de manipular y utilizarnos para justificar sus desmanes y atropellos, y lo ha logrado en ocasiones. ¿Qué opinión te merece el silencio y la complicidad de la UNEAC ante la represión, el encarcelamiento, la intimidación y el destierro de intelectuales y artistas en estos últimos años?
RUS: La izquierda siempre ha intentado y en muchas ocasiones lo ha logrado y sigue trabajando en tener el control sobre todos los grupos de la sociedad y los artistas y los intelectuales, no son excepción. Cuba, siguiendo el modelo estalinista, ha ejercido desde el primer momento todo el control posible. Recuerda el discurso del dictador Castro de 1961 con aquello, imitando a Mussolini de Dentro de la revolución todo, contra la revolución nada. Y así ha sido y continúa siendo. Llega al punto que ni siquiera es que un artista se manifieste en contra de la revolución, sino que piense, que solamente piense y diga lo que piensa, y ya está en problemas.
Recuerdo hasta con algo de comicidad los cartelitos de “diversionismo ideológico” y otros similares que por cualquier cosa querían colgarles a los artistas, escritores, intelectuales. Y tengo muchos ejemplos en carne propia. Quienes trabajamos en los medios de comunicación continuamente estábamos expuestos a ser categorizados con esos cartelitos. En una ocasión, y es una de muchas similares, mi jefe me llamó la atención porque había aprobado un guion de un programa de radio donde se hablaba de las palabras sabia y savia, y para la primera la guionista había puesto la oración: “Sor Juana Inés fue una mujer sabia”. A mi jefe la pareció que tanto ella como yo, que era la asesora, estábamos cayendo en un diversionismo. Hoy lo cuento y me da risa, pero en ese momento era grave, me podía costar el puesto de trabajo. Y solo por el Sor Juana Inés. Lo peor es que el susodicho jefe no sabía quién era Sor Juana Inés de la Cruz. La UNEAC, a pesar de que se considera una organización no gubernamental, ya cuando se trata de la posición ante los desmanes y abusos de la dictadura, se suma, sin dudas. Sabemos que, en Cuba, nada se escapa del control del partido comunista que es realmente quien ejerce el poder en la Isla, Pero hay muchos que nunca firmamos ninguna carta y optamos por salir al exilio. Y también hay que decir que no son pocos los que han permanecido en el país, y hasta algunos han sufrido cárcel, y han sido separados de la UNEAC o nunca han pertenecido. No hay justificación alguna para quienes hoy aún siguen apoyando la dictadura o se hacen los de la vista gorda, pretendiendo ignorar la realidad de nuestros hermanos con tal de seguir disfrutando de algunas prebendas.
RRR: Durante el mandato de Barack Obama se aliviaron las tensiones entre los gobiernos de Washington y La Habana y se produjo el llamado Intercambio Cultural que algunos saludaron y otros repudiaron. ¿Cuáles crees que hayan sido las objeciones y los motivos de oposición a tales medidas?
RUS: Yo fui una de las que se opuso y me opongo al llamado Intercambio Cultural, y la verdad es que no existió ningún intercambio. Venían artistas de Cuba, pero muy pocos de los que vinieron entonces, no eran enviados por la dictadura. Siempre se logró que algunos no bien vistos por la camarilla que dirige la Isla, pudieran participar acá en encuentros, que yo sepa, al menos ocurrió con algunos escritores. Pero generalmente, los que vinieron era porque estaban en buenas con el régimen y siempre decían aquí, que a ellos la política no les interesaba, Y de acá, iban solo artistas que le hicieran el juego a la dictadura; pero no un Willy Chirino, una Olga Guillot, un Félix Luis Viera. Por otro lado, todo fue planificado. Dejaron salir de Cuba con toda intención a muchos jóvenes, fundamentalmente, por fronteras, y muy especial vía Cuba-Ecuador. Ecuador no pedía visa a los cubanos en ese momento y venían atravesando fronteras desde ese país a Estados Unidos, cruzando ríos, mares y montañas y todo lo que se les pusiera enfrente. Luego empezaron a traer a los artistas, sobre todo, músicos, quienes encontraban aquí su público que los añoraba ya hasta con cierta nostalgia. Sin dudas, el llamado intercambio cultural se dio y aun se sigue dando de cierta manera, en virtud de la complicidad de instituciones y personas desde aquí mismo de Estados Unidos. En realidad, este simulacro de intercambio cultural se vino preparando hace mucho. Una de las primeras reuniones, sino la primera para organizarlo se hizo hace muchos años en Nueva York en una instalación de Rockefeller, y mientras por USA participaron profesores universitarios, escritores, periodistas; por Cuba, vinieron representantes del Ministerio de Cultura y de la UNEAC. Ya desde ese momento, el intercambio nació enfermo.
RRR: Recuerdo tu trabajo con la obra de Boti, pero también te vi trabajar con la obra martiana. Hoy existen una especie de alejamiento en algunos sectores en cuanto a la obra de Martí, y hay hasta quien considera que sus juicios y propuestas son ya asunto de museo. ¿Compartes ese criterio?
RUS: Yo me había ido a vivir a Santiago de Cuba cuando me casé la primera vez. Era en una fecha tan lejana como 1967. En la Universidad, al estudiar Literatura Cubana tuve mi primer encuentro con Regino Eladio Boti, digo con su poesía. Hasta ese momento, Boti era el abogado amigo de mi padre, el profesor de quien se contaban muchas anécdotas. En el curso tampoco me impresionó. Pasamos por arriba su obra más de vanguardia. Al regresar a Guantánamo, cuando me casé por segunda vez, entré en pánico y te cuento el porqué. No sentía identidad con “la aldea de Boti”. Cuantas vacaciones existían, yo me iba a Santiago con mis primas. En Guantánamo no tuve nunca familia. Mi padre había ido por quince días a trabajar al puerto de Boquerón y se quedó. En realidad, a mi regreso me sorprendió el pueblo. Conocí el changüí, la Tumba Francesa y me acerqué al Boti poeta, empecé a sentir esa identidad. Esa montaña y ese mar, que había conocido desde que nací, al leer con atención sus versos, empezaron a emocionarme y entonces sentí ese olor a salitre, a mar, admiré cada montaña, sentí los toques de la Tumba y admiré “la parquedad catalana” de las calles de la aldea, de “mi natal aldea”. Por primera vez tuve pertenencia, eso que el amigo Augusto Lemus ha bautizado como “la guantanameritud”. Por eso en Caso Tropicana, mi personaje es una mezcla de madre sonera y padre tumbero. Ahí empieza mi trabajo con la obra de Boti. Tuve la oportunidad de preparar y publicar el epistolario de Boti con Nicolás Guillén y Juan Marinello. Coincidía mi regreso a Guantánamo con el centenario del nacimiento de nuestro poeta, se le dio atención nacional, como se la merece y en la provincia, Enrique Lomba, Jorge Nuñez, Lemus, Risell Parra y otros interesados, contando con el apoyo de Florentina Boti y de las instituciones, nos volcamos a resaltar y estudiar su obra. En la emisora donde trabajaba y cada vez que podía incluía versos de Boti, me gané que me dijeran La mujer de Boti. Con José Martí, tuve un acercamiento desde niña. Leí no sé cuántas veces La edad de oro completa. En la emisora propuse un programa Encuentro con el maestro, se aprobó y lo escribí durante años. Trabajé su pensamiento económico, sus ideas pedagógicas, sus versos, sus cuentos. Tuvimos los más variados premios en los concursos de radio tanto nacional, provincial, regional; y bajo diferentes categorías, como programa infantil, para jóvenes, histórico, dramático, y hasta participamos en el seminario nacional martiano. De manera que me conozco muy bien su obra y de ninguna manera creo que es de museo. Su ideario alcanza las diversas ramas del quehacer humano y te digo que, si nos acercáramos más a su obra y lo estudiáramos de verdad, nos asombraríamos de cuanta vigencia tiene su pensamiento, Habrá algún texto que pueda no parecernos actual, pero también hay que conocer la época en que vivió. Te aseguro que textos como Los tres héroes y otros muchos más, tienen ese valor universal, que no hay tiempo que los convierta en objetos museables. Los cuentos, tantos los originales, como las versiones, tienen todas las características de la narrativa contemporánea. Ciertamente hay una tendencia de revaluar todo, pero ojo que no debemos caer en el criticismo extremo y más bien dedicarnos a conservar todo aquello que nos ayude a mantener la confianza y la confirmación de los valores que nos hacen seres humanos. La obra de Martí, sin dudas, tiene ese valor universal que hace que, al pasar el tiempo, siga estando actualizada en nuestra biblioteca.
RRR: El Wokismo que surgió como una postura de crítica y de lucha en otros tiempos, es hoy en los Estados Unidos, el regazo de actitudes de indulgencia exacerbada y victimismos que a veces afectan a las mayorías. ¿Cómo evaluarías estas corrientes habiendo tenido que defender algunas de estas situaciones en algún momento?
RUS: Woke, wokismo, cultura woke: son términos de moda. Hace poco solo lo manejaban algunas personalidades y analistas políticos. Pero desde que Javier Milei, y luego Donald Trump asumieran la presidencia en Argentina y Estados Unidos, respectivamente, y sobre todo después de las intervenciones de ambos en el Foro de Davos, ya hay interesados en los medios y en las redes sociales por abordar estas palabras y sus significados y especialmente porque lo que se llama “nueva derecha’ ha emprendido una guerra de frente a la cultura woke. Woke, despertar en inglés, nace -así lo afirman varios estudiosos- de la pluma del novelista afroamericano William Melvin Kelley para referirse a la lucha en contra del racismo. El Oxford English Dictioanry, dice: “Woke, no solo como verbo, sino también como adjetivo que significa alerta ante la injusticia en la sociedad, especialmente el racismo”. Wokismo empezó a usarse en el último tiempo por una escalofriante izquierda como una exacerbación de movimientos de minorías con la intención de dividir y sembrar el odio en estos grupos hacia la sociedad. Me llamaba entonces la atención y así lo analizaba que, en Estados Unidos, especialmente durante el gobierno de Obama, se hablaba de un racismo sistémico, cuando en realidad en la Constitución se habla de igualdad entre todos sin tener en cuenta raza, religión, sexo. En la práctica, ya había pasado esa época en la que existía el Ku klux klán, y en la que se discriminaba a los afros en el cine, en la música. Lo mismo ocurría ya con las mujeres. Son muchas las ejecutivas, las profesionales, que inclusive ganaban un salario mayor que cualquier hombre. ¿Y qué hablar de los homosexuales? Ya iba quedando atrás esos momentos donde la sociedad los recriminaba. Hubo cierto respiro desde la oficialidad, desde el poder, durante los cuatro años del primer mandato de Donald Trump.
Cuando en 2020 volvieron los demócratas a la presidencia, se salen con el wokismo y todo ese lio de “la teoría critica de la raza”, “La ideología de género” con los más de cien géneros diferentes; y con el feminismo enfermizo que califica a todo hombre como violador. Así se fue afectando hasta el sentido común, intentando obligarnos a usar el “tode”. Hay una entrevista que le hiciera Jorge Ramos al escritor Vargas Llosa, que se hizo viral en las redes, porque cuando el periodista le pregunta al peruano por el lenguaje inclusivo, Vargas Llosa suelta una carcajada burlona que creo que debe haber estremecido a Ramos. Esperemos que se libre lo que Agustín Lage, el argentino, voz de la nueva derecha, llama “La batalla cultural” y se asienten de una vez los valores humanos que nos hacen crecer como sociedad y que no volvamos a caer en la cultura woke. Estoy y creo que es el sentir de la mayoría de la sociedad en Estados Unidos y en buena parte del mundo, es que cada cual viva como quiera, sin afectar al que tiene al lado y se cuide a la niñez como el tesoro más grande de la humanidad. No te dije, que el tema me apasiona, aunque debes haberte dado cuenta y precisamente trabajamos Arístide y yo en un libro con el tema. Espero que pueda salir al público antes que termine este año.
RRR: Hay una nueva administración en la Casa Blanca de los EEUU, que ha comenzado a tomar duras medidas contra el autoritarismo de Canel. ¿Crees que es un buen momento para que la oposición cubana deje las diferencias y nos concentremos en actuar como un bloque, o debemos esperar que otro gobierno haga el trabajo de librarnos de nuestros verdugos como algunos aspiran?
RUS: Llevamos más de medio siglo con la dictadura castro-comunista, y se han perdido muchas vidas y mucha gente ha hecho acciones increíbles por liberar a Cuba de este socialismo comunismo fidelismo, ni se sabe que cosa es, porque ha sido un puro desastre. Y si de algo estoy segura es que si ha sobrevivido tanto tiempo ha sido por la complicidad internacional de una izquierda, unas veces declarada y otras veces, solapada. Todo parece indicar al análisis actual que la dictadura cubana está ahí, porque han existido muchos intereses por mantenerla. La nueva administración de la Casa Blanca, sin dudas, tiene la intención de terminar con las dictaduras de izquierda de América Latina y tengo esperanzas de que podamos tomar un rumbo diferente, pero no es fácil. Cuba ha sufrido un daño antropológico grave, y lo vemos en muchos cubanos que aun fuera, en el exilio, siguen afirmando que no les interesa la política. Pero respondiendo a tu pregunta, creo que todos los que queremos que se acabe la dictadura en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua, y que el mundo completo vaya hacia un estado de derechos, deberíamos estar dispuestos a aportar lo que sea posible para alcanzar nuestro sueño.
RRR: ¿Cuál crees que debe ser el papel de los escritores y los artistas ante la dictadura cubana sin que tengamos que jugar todos en un mismo partido?
RUS: Te respondo sin pensarlo ni una vez, todos debemos estar listos para dar lo mejor de nosotros y dejar esas peleas y diferencias para cuando podamos discutirlas, debatirlas en un país que sea un estado de derechos.No tenemos que pensar exactamente igual, no tenemos que militar en un mismo grupo, pero si apoyar a todo aquel que tiene el valor dentro y fuera de Cuba de levantar un dedo en contra de la dictadura.
RRR: Las aceleradas transformaciones de las nuevas tecnologías han desatado euforia en la gente, asistimos a un cambio de época donde las generaciones más viejas han encontrado también un lugar importante, sin embargo, también ha surgido preocupación por este avance, incluso entre los ciber magnates. ¿Cómo se siente Rebeca Ulloa, dentro de ese concierto?
RUS: Doy todos los días gracias a la vida por haber tenido la oportunidad de alcanzar, aunque sea una mínima parte de la tecnología actual. No soy muy avezada en la tecnología, pero hago uso de las redes sociales, especialmente para divulgar la obra de Arístide, la mía, recordar eventos históricos, familiares y, sobre todo, para activismo político. Esto último me interesa mucho para colaborar en algo a que otras personas abran los ojos y no se dejen engañar, que tengan la información que ahora podemos tener tan a la mano. Me costó trabajo, pero aprendí, tuve que aprender a manejar el computador, ya que, en Colombia, trabajaba en las universidades y me era imprescindible, Quisiera saber hacer más cosas, pero no puedo pretender hacerlo como hacen mis hijos y mucho menos mis nietas. Me parece increíble poder editar los textos, borrar, quitar, añadir, sin mayores problemas. Recuerdo cuando escribíamos los guiones con papel carbón, o los reproducíamos con el mimeógrafo. Qué bueno que todo eso quedó atrás y vivimos un mundo completamente distinto al de hace unos 30 años. Como pasó antes, que los medios de comunicación han respondido a los intereses de sus dueños, ahora la tecnología, la inteligencia artificial, también responde y responderá a quienes las usen. Pero de que esta nueva era tecnológica, me encanta… ¡me encanta!
RRR: ¿Qué ha significado para ti, ser la esposa de uno de los más importantes caricaturistas de Cuba?
RUS: Te cuento que somos novios hace 33 años. (Jejejejeje). Ser la compañera de Arístide me permitió acercarme a muchas cosas. Primero a su vida de creador, a su obra, conocerla, estudiarla, ser curadora de su extensa obra. Y muy importante ha sido para mí, ver a través de su memoria la vida en la Cuba de los 50 del siglo pasado. Suelo decir que es mi bibliografía activa, un privilegio que no tiene todo el mundo. Caso Tropicana, creo que no existiría sin su colaboración. He vivido La Habana de esa época porque él me la ha contado en detalles. Hemos publicado artículos y libros en conjunto. Unas veces el texto mío es ilustrado por su obra; y en otras ocasiones, lo acompaño con mis textos. En Colombia publicamos Fidel Castro, el último dinosaurio, El viejo y el mal, que es un texto que escribí como examen final acerca de un curso de Filosofía y era sobre el libro “Las políticas de la amistad” del francés postmodernista Jack Derridá; y Arístide hizo las caricaturas. Él tenía también la intención de homenajear a los balseros y, especialmente, porque su hijo de 27 años se nos perdió en el 94 con la salida masiva de cubanos por todos los sitios de Cuba, así que hizo el homenaje como sabe hacerlo y se publicaron en el libro Subdesarrolloperez@balsero.coño. Revivió su personaje que le diera la popularidad en la Isla, Subdesarrollo Pérez, a quien convirtió en balsero y que salía para el Norte con su familia a bordo; y yo escribí una historia del personaje desde niño hasta que llega a adulto. También publicamos Azúcar con caricaturas de músicos cubanos y anécdotas de Arístide con ellos. El libro nos dio la idea y entonces hicimos el documental: Azúcar, Celia en muñequitos y fue muy divertido, lo realizamos con estudiantes de varias universidades. Ya en Miami, hemos repetido el experimento y así publicamos Cuerpo a cuerpo, libro de cuentos y caricaturas eróticas; Olancho café, donde soñar cuesta poco y juntos también tenemos Subdesarrollo Pérez que envolvencia y Arístide for you musas y músicos y estamos trabajando otro que pronto saldrá al aire. Tuve la oportunidad de trabajar en Miami con el director Ubaldo Medina en el guión y producción de un documental sobre Arístide: Arístide y sus tres orillas, dura 45 minutos, lo presentamos en Miami y en Nueva York y ahora está pendiente del Festival de cine de Miami y de otros eventos. Fue un arduo e intenso trabajo, pero creo que me había preparado para hacerlo desde que lo conocí. Fui recopilando fotos, obras y fue muy bonito porque Medina siguió las exposiciones de Arístide y todo estuvo en el video donde se incluyen más de doscientas obras del artista. Resumiendo: Más de treinta años al lado de Arístide, ha sido y es para mí, la vida misma.