«—¡Papa! —gritaron desde las gradas.
—Hazlo picadillo por mí también
—decía el hijo mayor de Adán,
a lo que su hermano lo secundó,
deseándole buena suerte al hombre».
Relato comic sobre una riña entre los dioses y los humanos, entre Zeus y Adán
En el oriente cubano, en los años 70, se escuchaba una frase que portaba el peso de una promesa contundente: «hazlo picadillo». Más que una simple advertencia, se trataba de una declaración de victoria inminente, un ritual verbal que instaba a desmantelar al adversario, a reducirlo a lo irreconocible. En ese contexto, «hacer picadillo al otro» trascendía el ámbito del desafío; era una manifestación tangible de la fuerza del lenguaje, capaz de aniquilar, borrar y pulverizar al rival en el escenario polvoriento de una pelea callejera.
El libro que aquí se despliega ante nuestros ojos es una suerte de palimpsesto, una colección de pensamientos, ideas y reflexiones que Alfredo Triff ha cultivado a lo largo de quince años. Son fragmentos recogidos en miamibourbaki, un portal que, como una cocina abierta al mundo, ofrece un picadillo crítico, 100% libre de ingredientes artificiales, pero saturado de verdad cruda. En este espacio, las palabras no son solo herramientas; son ingredientes esenciales para una receta cuyo sabor no es siempre placentero.
En el prefacio de Miami Pecadillo: recipes for contemporary art 2009-2023 (Ediciones Exodus, 2022), Gean Moreno nos invita a ver el libro no solo como un compendio de textos, sino como un paisaje en sí mismo. «Si se puede hablar del paisaje de un libro», dice, «este se caracteriza por una topografía que se desplaza entre la crítica tradicional y el fulgor de bengalas que avisan de lo inevitable». El arte aquí no es solo un objeto de estudio; es una criatura viviente que respira, crece y se reinventa a medida que Triff nos guía entre sus pliegues, haciendo que la indignación y la mordacidad emerjan con el ímpetu de quien ha sido contenido demasiado tiempo.
Dividido en tres partes —Los espacios de Miami, Tres manifiestos y La crítica al sistema del arte—, el libro abre las puertas a una travesía filosófica. Para comprender el «ser en el espacio», ese ser que habita las galerías y museos, necesitamos primero entender el setting que Triff dibuja con precisión quirúrgica. El picadillo del arte no es solo la crítica; es un arte en sí mismo, una danza de desmembramiento conceptual donde las formas, las ideas y los objetos se reconstruyen bajo la mirada aguda de la reflexión. Y es que, como Triff sabe, el arte hoy es un «discurso» en constante flujo, un campo donde las imágenes, los objetos, las teorías y las instituciones se entrelazan en una coreografía de inestabilidad y conflicto.
Triff, en su búsqueda, reclama para el arte una dimensión que trasciende lo estético y lo epistemológico: una ética. Para él, la modernidad estética es una rebelión necesaria contra la modernidad capitalista, una resistencia contra la racionalización y la reificación del mundo. Si hay una verdadera modernidad, es aquella que lucha por mantener su radicalidad, defendiendo lo singular frente a lo universal, lo humano frente a lo instrumental.
Presionado por una industria que devora imágenes a un ritmo frenético, Triff extiende su mirada más allá del arte convencional hacia los vastos territorios de la cultura visual. Aquí, el cine, la televisión, la animación y otros medios se convierten en parte de ese gran entramado de imágenes que constituyen nuestra realidad contemporánea. La cultura visual, entonces, no es solo una extensión del arte; es un reflejo de la sociedad, una ventana abierta a nuestras contradicciones.
En la sombría Teoría estética, el arte sigue siendo un refugio de verdad, pero ahora su función es puramente utópica. Reflejar la sociedad es su misión, aunque ello implique perder parte de su autonomía. Pero, paradoja mediante, si el arte no es autónomo, no puede ejercer su poder crítico. En este juego de tensiones, Triff nos recuerda que el arte no solo es un sistema autónomo, sino que, como todo sistema, depende del contexto social en el que se inscribe. Las reglas del arte, maleables y cambiantes, se redefinen a medida que las instituciones que lo sostienen también lo hacen.
Los textos de Triff son un viaje entre géneros y disciplinas. Desde la música hasta la arquitectura, desde el diseño hasta la tipografía, su prosa se mueve entre lo visible y lo invisible, lo audible y lo inaudible. Como un explorador del tiempo, Triff nos lleva desde la Antigüedad hasta Hollywood, revelando cómo los objetos artísticos se transforman en testigos silenciosos de sus épocas, para luego sorprendernos con una nueva luz que ilumina su significado.
La visual culture es una de sus estaciones. Allí, Triff reflexiona sobre las condiciones de producción artística actual, desde los patrocinadores hasta las instituciones, desde los medios de comunicación hasta las mutaciones de la subjetividad estética. En su crítica, las preguntas clásicas sobre el arte —su relación con la ética, el conocimiento, la metafísica, la política— resuenan de nuevo, pero esta vez con un eco moderno, cargado de urgencia.
Lo que distingue a Triff no es solo el contenido de sus ideas, sino la manera en que las despliega. Sus ensayos son como jardines laberínticos donde las fronteras entre filosofía y literatura, entre argumentación y narración, se disuelven, permitiendo que los objetos artísticos cobren vida y movimiento. Lo que antes parecía conocido se torna enigma bajo su lente, y lo que parecía lejano, ahora nos resulta íntimo.
Bajo la mirada de Triff, el arte no es solo un conjunto de objetos estáticos; es una entidad cambiante, una presencia que desafía continuamente nuestras percepciones. En este movimiento incesante, Triff recontextualiza, transforma y nos invita a redescubrir. Así, el lector se encuentra no solo con una obra crítica, sino con una visión nueva, una forma diferente de habitar el mundo del arte. Su contribución no es otra que habernos proporcionado una clave para entender el problema de la modernidad estética, una llave que abre las puertas de una realidad que, como el picadillo, debe ser descompuesta antes de ser comprendida.
Que esta presentación rapsódica sirva como un preámbulo para sumergirnos en los detalles de cada una de las recetas de Miami Picadillo.
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Alfredo Triff es profesor de filosofía, conferenciante de historia del diseño y escritor, y vive en Miami. Fue crítico de arte en The Miami New Times (1998-2005), The Miami Sun Post (2006-2013) y colaboró en El Nuevo Herald (2009-2015). Triff escribe regularmente sobre cultura para Hypermedia Magazine y Rialta Magazine. Entre otros libros, ha publicado Pulpa (2001) y The Miami Arts Explosion (Thomson, 2008). Escéptico, devoto del jazz, ailurófilo, entusiasta de las matemáticas y fumador de puros, Triff escribe sobre arte y cultura en @miamibourbaki.com