CUATRO OPCIONES EN EL TABLERO

Por Juan Carlos Recio

Posiciones

Los principios que guían los criterios, la investigación, la estética y el propósito de un producto, ya sea un libro o la obra que te representa, deben estar alineados con la coherencia que proyectas. Hoy en día, los lectores no son simples receptores; ellos interactúan activamente, buscando experiencias personalizadas, aprovechando la vasta cantidad de información que tienen al alcance de un clic. Y ten en cuenta que no son tus actitudes, buenas o malas, las que definen la calidad final, sino lo que ofreces, que debe ser validado por ese lector-espectador una vez que el producto llega a sus manos. No hay escapatoria de la claridad de juicio de un lector que ya no depende de intermediarios.

Categoría

El tiempo no se mide en gramos de oro cuando hablamos de calidad. Alcanzar un posicionamiento sólido requiere asumir una categoría que responda a altos estándares de evaluación. Los lectores no otorgan importancia a estrategias manipulativas diseñadas para crear consensos de opinión. No son un rebaño dócil. Los lectores auténticos recompensan con sus mejores opiniones cuando encuentran propuestas de valor genuinas, algo que no es nuevo, pero que se intensifica con el avance de la inteligencia artificial, que ha superado las simplezas y trucos que antes solo buscaban captar la atención. Lo que solía ser un adorno kitsch en la pared, ahora se refleja en cómo decides representar tu obra, sea en palabras, en la presentación de un autor, o en la falsa creencia de que la cantidad puede sustituir a la calidad. La portada de un libro, por ejemplo, es el rostro que comunica y transmite ese valor. El caos, muchas veces, se impone debido al mal gusto.

No importa cuántos elogios te des a ti mismo; escribir un libro es muy diferente a fabricar galletas.

Atributos

Seleccionar los atributos de una marca o sello editorial no debe ser un proceso arbitrario, ni estar a merced del azar. No puedes competir en el mercado si aún no has alcanzado la excelencia, aunque te presentes como un gurú con soluciones para todos. Esto ya fue intentado por la URS (Unidad de Respuesta Sapinguera) con sus políticas de compromiso, y aunque hayas dejado atrás esa etapa, aquí no se trata de realismo mágico; el posicionamiento es cuestión de pragmatismo: lo que se muestra no necesita explicación, y viceversa.

La realidad del mundo editorial no está sujeta a limitaciones locales; es el resultado de la mente creativa. No publicas solo para el autor; tanto el autor como tú, al lanzar un libro editado, lo hacen para aquellos que lo leerán. Estos lectores siguen siendo seres históricos, aunque ahora menos arcaicos, y su capacidad para seleccionar contenido y su presentación influye directamente en el posicionamiento. No es una cuestión de perspectivas locales, sino de cómo el producto se conecta con lo universal. La estética y el valor perdurable de una portada, por ejemplo, son esenciales para mantener la distinción de la obra con el tiempo, complementando así su calidad.

Relevancia

La relevancia no se trata de adaptarse o hacer concesiones en el camino. Cuando lo que has creado tiene un valor intrínseco, esto te da la autoridad para decir: «Esta es la marca o el sello que defiendo». Como el personaje infantil que decía «Zorra, deja que te alcance», sabiendo exactamente lo que hacía; cuando te adelantas en el juego y te guía el mal gusto, aunque te vistas de seda, sigue siendo mal gusto.

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