«The fifht floor» (novela)

Por Galán Madruga

The fifht floor se presenta como una novela biográfica con tintes realistas y toques de ficción. Lucas, el protagonista, es un exiliado que solía trabajar en Cuba en un instituto superior pedagógico, impartiendo clases de historia y escribiendo ensayos históricos. Tras llegar a Estados Unidos en el año 2000, se ve obligado a desempeñar diversos trabajos no relacionados con su profesión original.

Desde laborar como ayudante de construcción hasta desempeñarse en una fábrica de muebles, lavaplatos en restaurantes, cocinero de parrilla, trabajador de mantenimiento en un campo de golf, y hasta cuidador de autos en un concesionario de la ciudad. No es sino hasta el año 2015 que logra estabilizarse, al conseguir empleo como Técnico en Salud Mental en un hospital de Miami.

Al ser contratado por el hospital, y con apenas un mínimo entrenamiento y experiencia, le asignan trabajar en el  fifht floor, donde son atendidos los pacientes psiquiátricos.

Una vez en el  fifht floor, Lucas se da cuenta de inmediato de que está regresando al mundo de la escritura. Lo que observa es digno de ser plasmado en literatura. Inspirado por algunas lecturas de Freud, Jung y Hulex, comienza a escribir en un diario notas precisas sobre la vida entre los pacientes y su interacción con el personal técnico de la unidad, que incluye médicos, enfermeros y asistentes de salud mental.

El diario del  fifht floor va creciendo y enriqueciéndose con una variedad de apuntes sobre la locura, adquiriendo con el paso de los años una autonomía propia que desplaza a Lucas como protagonista de la novela. La trama se centra en un diálogo entre el diario y Lucas, donde este último constantemente cuestiona al diario acerca de las particularidades del comportamiento sexual y emocional de los pacientes, ingresados por problemas como ansiedad, ataques de pánico, esquizofrenia, bipolaridad, psicosis, alcoholismo, drogadicción e incluso tendencias suicidas.

Lo que emerge es un informe detallado con valor científico. Después de 8 años, Lucas nunca estuvo autorizado para llevar un diario, y mucho menos el diario tenía permiso para referirse al  fifht floor. Cuando la existencia del diario se descubre a través de una denuncia de un empleado, las autoridades del hospital acusan a Lucas, lo expulsan de la unidad, pero desean retener el control sobre el diario. Lucas debe comparecer primero ante un tribunal civil y luego ante un tribunal de científicos, psicólogos y psiquiatras, para defender la validez científica del diario, que ya cuenta con 600 pliegues.

El tribunal civil falla a favor de las autoridades del hospital en relación al diario, mientras que el tribunal científico, en un veredicto dividido, cuestiona las afirmaciones del diario. Lucas se ve obligado a comparecer nuevamente ante el tribunal científico, donde presenta testimonios de pacientes para respaldar dos grandes interrogantes de la psicología y la psiquiatría: la existencia de un pasado arquetípico en la locura que dio origen a la religión, y la inexistencia de un inconsciente donde supuestamente se almacenan los actos reprimidos.

A pesar de sus esfuerzos, el tribunal falla en contra del diario y solicita que un tribunal civil lo designe como documento clasificado y lo archive en un lugar seguro, sellado hasta su desclasificación 20 años después.

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«The Fifth Floor» presents itself as a biographical novel with realistic undertones and touches of fiction. Lucas, the protagonist, is an exile who used to work in Cuba at a higher pedagogical institute, teaching history and writing historical essays. Upon arriving in the United States in 2000, he is forced to take on various jobs unrelated to his original profession.

From working as a construction assistant to working in a furniture factory, dishwasher in restaurants, grill cook, maintenance worker at a golf course, and even car caretaker at a city dealership. It’s not until 2015 that he manages to stabilize, securing a job as a Mental Health Technician at a hospital in Miami.

Upon being hired by the hospital, with minimal training and experience, he is assigned to work on the fifth floor, where psychiatric patients are treated.

Once on the fifth floor, Lucas immediately realizes he is returning to the world of writing. What he observes is worthy of literary depiction. Inspired by readings of Freud, Jung, and Hulex, he begins to write precise notes in a journal about life among the patients and their interaction with the technical staff of the unit, including doctors, nurses, and mental health aides.

The journal of the fifth floor grows and enriches itself with a variety of notes on madness, acquiring over the years its own autonomy that displaces Lucas as the protagonist of the novel. The plot focuses on a dialogue between the journal and Lucas, where the latter constantly questions the journal about the particularities of the sexual and emotional behavior of the patients, admitted for problems such as anxiety, panic attacks, schizophrenia, bipolar disorder, psychosis, alcoholism, drug addiction, and even suicidal tendencies.

What emerges is a detailed report with scientific value. After 8 years, Lucas was never authorized to keep a journal, let alone was the journal allowed to refer to the fifth floor. When the existence of the journal is discovered through an employee’s complaint, the hospital authorities accuse Lucas, expel him from the unit, but wish to retain control over the journal. Lucas must first appear before a civil court and then before a tribunal of scientists, psychologists, and psychiatrists, to defend the scientific validity of the journal, which already has 600 folds.

The civil court rules in favor of the hospital authorities regarding the journal, while the scientific tribunal, in a divided verdict, questions the claims of the journal. Lucas is forced to appear again before the scientific tribunal, where he presents patient testimonies to support two major questions of psychology and psychiatry: the existence of an archetypal past in madness that gave rise to religion, and the nonexistence of an unconscious where supposedly repressed acts are stored.

Despite his efforts, the tribunal rules against the journal and requests that a civil court designate it as a classified document and archive it in a secure location, sealed until its declassification 20 years later.

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