Por Fernando Arrabal

Cuando en 1967 me juzgaron en Madrid, en el Festival de Aviñón se recogieron miles de firmas para defenderme. La mayoría de los dramaturgos de aquí y de allá también lo hicieron como Arthur Miller que recordó su defensa en la última página de sus ‘Memorias’ Vueltas al tiempo. Y muy especialmente SAMUEL BECKETT con un homenaje que en realidad era «su» primera y única hermosa razón de escribir [https://arrabalfernando.com]. Escribió siempre sin retrovisor como un suicida.
El abogado sobre todo quería que entre los defensores estuviera el creador de la letra del himno nacional, José María Pemán. Tras una llamada telefónica difícil Pemán preguntó a mi mujer:
–Su marido ha hecho eso que sobre Dios pero ¿lo ha hecho también sobre la Virgen?
Tranquilizado por la respuesta, escribió dos páginas plenas elogiosas en un diario nacional y cuando vino a París me dio cita en el Hotel Scribe (nombre de un celebérrimo dramaturgo hoy desconocido). Por casualidad coincidimos con un Congreso-de-Cardiólogos . Estábamos sentados en uno de los divanes del prestigioso hotel Pemán y yo cuando entre los fotógrafos del congreso que nos rodearon el más carota se atrevió a pedirle a don José María:
– Por favor para la foto retírese un momento.
No sabía que aquel Señor era infinitamente más conocido que yo.
Una hora después de mi detención cinco policías armados (« un tirabeque hubiera bastado » como les dije) fui conducido esposado a una celda de la comisaría. Mi mujer llamó a nuestros dos mejores amigos: el gran dramaturgo español ¿un hombre de letras muertas? y a Josefina Sánchez Pedreño -directora del vital Dido/Teatro-. Esta inmediatamente cogió un taxi y se llevó a Madrid a mi mujer. El dramaturgo respondió:
-Unos añitos de cárcel le harán sentar la cabeza.
Ni a los gatos les gusta que se les mire con semejante tono.
Precisamente dos semanas después, Jean Anouilh escribió una carta a mi mujer augurando:
–Unos días de cárcel le harán reflexionar.
Cuando días después se enteró por la prensa los doce años que pedía el Tribunal español envió una larga carta de excusas y de solidaridad pidiendo incluso a su amigo, el Nuncio de Su Santidad en París, mi liberación.
Ionesco no pudo defenderme. Aquel verano ni se enteró . En su sus últimos meses de vida nos veíamos todos los días. Se apoyó en mí para atravesar el boulevard y asistir a su último cumpleaños. Con Gallimard y yo ¿como únicos no rumanos? Tendré que evocar aquellas últimas charlas.
Que el tohu-bohu sea… y Dios bajó la luz. Ionesco se preguntaba:
-Si Dios existe o no existe ¿para que sirve la literatura?
La confusión ¿nos impedía ver el cuerpo de los ángeles y los diablos? Agnóstico IONESCO repetía:
-Dios ¡haz que crea!
Alexei Navalny,
poeta de la libertad,
fue ‘liquidado’
el 16 de febrero
en una celda solitaria
del « nuevo Gulag »
cerca de Salehard
del extremo norte ruso.
Fernando Arrabal, París
Alexei Navalny,
poet of freedom,
was ‘liquidated’
on February 16
in a solitary cell
of the « new Gulag »
near Salehard
in the Russian Far North.
Alexei Navalny,
poète de la liberté,
a été «liquidé »
le 16 février
dans une cellule d’isolement
dans le « nouveau Goulag »
près de Salehard
dans le Grand Nord russe.
Cortesía de Antonio Ramos Zúñiga
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