Referencia bibliográfica de Joel james

Por ACDV

No creo que exista otro pensador sobre la cultura cubana tan cerca de los designios de una gaya ciencia y una filosofía de la vida cubana empíricamente sostenida. El leitmotiv de una buena parte de la obra de Joel james Figarola sigue sin dilucidar. Proponía un lenguaje filosófico alternativo y, por añadidura, una concepción de divergencia cultural con respecto a los grandes relatos de la nación cubana. Los sistemas mágicos religiosos y las praxis históricas de las tradiciones culturales populares constituyeron temas centrales de enconados debates y riesgosas conceptualizaciones.

Desde el punto de vista filosófico, Joel James no solo está cronológicamente entre la ontología del espíritu Hegel y Heidegger. Como lector de Feuerbach, sabe que los seres humanos poseen por naturaleza competencia poética trascendente (Dios ama la poesía). Como lector de Schopenhauer, se pertrecha de la idea que actuar acumula culpa por ceguera de voluntad; Como lector de Marx, los muertos son capaces de dictar el destino de los vivos; como lector de Bakunin, le queda claro que quien quiere algo nuevo tiene que arrimar la antorcha encendida a lo inflamable (lo que los espíritus críticos llaman lo «existente»).

Como lector de Heidegger, la historicidad del Ser reglamenta un tiempo; como lector Wittgenstein, el anti positivismo del lenguaje. Aun cuando no lo precisara en ninguno de sus textos sobre los sistemas mágicos religiosos tuvo la intuición de que la cultura presupone, como participante, el «fundamento reglamentario de una orden» vista y analizada desde adentro. Sin pasar por el fuego no hay depuración posible.

Un observado perspicaz de la vida cotidiana fue un laboratorio empírico para alzarse por encima de las descripciones positivistas y extraer de ellas imágenes narrativas (reducciones fenomenológicas) para atizar el pensamiento abstracto. Sin cenizas no hay fénix (Lo que para la historia profunda significa comenzar en los comienzos).

Según Bhagwa Shree Rajneesh en su obra La alquimia suprema, la filosofía se enfrenta a numerosos problemas infinitos, mientras que la religión considera que solo hay un problema, que es el propio hombre. No es que el hombre tenga problemas, sino que él mismo es el problema.

En este sentido, puede parecer que la obra de Joel James intenta resolver muchos problemas relacionados con el hombre, su cultura, lo social y lo político. Sin embargo, en el fondo de su obra se encuentra la resolución de un único problema: la muerte en Cuba.

¿Por qué morimos sin conocer la razón? En el camino hacia la muerte (aquí Joel adopta una máxima de Nietzsche), el hombre está incompleto. El hombre no es aún un ser completo; tal y como es y se enfrenta a la vida, es un puente en el que se apoya la ansiedad y la angustia (la cultura cubana se ve limitada a un espacio reducido, a un punto, a un problema). Y este es el problema: el hombre es un proyecto inconcluso e incompleto que debe ser resuelto a través de la religión.

Nada es real en el hombre. De ahí las tremendas ficciones, las magníficas invenciones narrativas de Joel; de ahí también que su trabajo investigativo (su proyecto cultural) se centre en el estudio de los sistemas mágico-religiosos africanos y de la cultura popular en Cuba y el Caribe. Para comprender en qué consiste el proyecto caribeño de Joel James, es necesario mantener la distinción entre filosofía y religión.

En uno de los ensayos más destacados de su obra, titulado El ser y la historia, Joel James incurrió en un error conceptual y semántico desde el punto de vista lingüístico, aunque no en cuanto al contenido. La filosofía no puede ser etiquetada como cubana o rusa (al igual que la literatura), ya que no se basa en una perspectiva geográfica. Sin embargo, puede adoptar un enfoque antropológico e histórico, teniendo en cuenta el contexto temporal.

En este sentido, el adjetivo «autóctono» no se aplica a la filosofía y la literatura, a menos que se refiera a los límites del lenguaje. Desde mi punto de vista, lo que Joel desarrolló a través de su discurso y su narrativa no fue una filosofía en el sentido tradicional, al estilo de Hegel o puramente abstracta, sino más bien una «filosofía ensayística» de naturaleza antropológica sobre un sector específico de la realidad y la cultura cubana.

Sus cuentos, novelas e investigaciones sobre sistemas mágico-religiosos no pueden ser comprendidos si no se considera esta forma particular de expresión escrita, con un enfoque filosófico-antropológico dirigido hacia la religión. La obra de Joel comienza destacando lo conocido, lo palpable empíricamente, pero finalmente se adentra en la religión, en el misterio, en lo incognoscible, en la ansiedad y angustia del ser humano por «conocer» la muerte y trascenderla.

Aunque no se expresa explícitamente en su obra, la misión del pensamiento de Joel no fue otra que rescatar a la filosofía de su propia muerte, protegiéndola del lenguaje abstracto. El giro antropológico que le dio a su filosofía le permitió desarrollar su obra desde una perspectiva abstracta, sin descuidar el elemento empírico y concreto de la realidad que estudiaba. No obstante, cuando su filosofía incorpora elementos del trabajo antropológico, la muerte del lenguaje prevalece en ella. En un capítulo de su ensayo titulado La muerte en Cuba, queda claro que la muerte es un evento intrínseco al propio lenguaje.

En su trayecto hacia la muerte, el ser humano carga con el lenguaje y su angustia. El lenguaje y la angustia son inseparables. El lenguaje es producto de la filosofía, mientras que la angustia se hace evidente a través de la religión. Cuando el lenguaje se interrumpe, la ansiedad llega a su fin. El problema del ser humano en cada época tiene su propio lenguaje, estilo, forma, metáforas e imágenes. Cada época tiene su propia ansiedad. ¡Incluso la Revolución tiene su propio lenguaje y sus límites!

En este sentido, lo que Joel experimentaba no era simplemente un discurso o una escritura; lo que se cerraba dentro de los límites de un sistema de comprensión basado en el lenguaje era la esencia misma del ser humano y su existencialidad. Considerar al lenguaje como una entidad corpórea y existencial fue uno de los fundamentos de la filosofía de Joel. La entidad que produce pensamiento y lenguaje, el sujeto pensante, éticamente debe desaparecer justo en el momento en que el lenguaje se cierra. ¿No es esta idea profundamente radical?

Sí y no. Aquí no se trata únicamente de especular sobre el discurso en sí, sino de explorar las determinaciones comprensivas que lo rodean. No se trata de traicionar al lenguaje y su sistema de comprensión, ni siquiera de trascenderlo en este momento, sino de morir y desaparecer precisamente en el momento en que el lenguaje se agota y se cierra. Desde mi perspectiva, lo que Joel James ya había observado debajo de la red de relaciones sociales y culturales en Cuba a finales del siglo XX y principios del XXI (Joel falleció de manera trágica en 2006) fue el agotamiento del lenguaje patriótico-revolucionario, del discurso ideológico de la historia de Cuba. Joel había diagnosticado el cierre sistémico de ese lenguaje, de esa ansiedad que muchos se negaban a aceptar. Para Joel, había llegado a su fin, utilizando una metáfora de Lezama, una era imaginaria.

Y lo más sorprendente y arriesgado de su visión fue advertir que cualquier persona que hubiera dominado y escapado del lenguaje y la ansiedad de su época se convertiría en un traidor, ya que se traicionaría a sí mismo y eludiría su propio problema ocultándolo con privilegios sociales. Por eso, en los momentos más difíciles del «periodo especial», Joel escribió un ensayo sugestivo titulado Vergüenza contra dinero, donde desmitificaba la corrupción administrativa del poder, cuyos actos delictivos se amparaban detrás del lenguaje revolucionario.

Joel, al formar parte del sistema de lenguaje como un ser pensante y existencial, descubrió ciertas determinaciones ontológicas y antropológicas en el discurso predominante en Cuba desde los inicios de su nacionalidad. Al considerar la filosofía como un sistema de vida y no solo intelectual, formuló una hipótesis apresurada que nadie aceptaría en ese entonces debido a su convicción existencialista. Nadie desea enfrentar la muerte en el momento preciso.

 Destaco la palabra tiempo para expresar una categoría que Joel adoptó a lo largo de sus investigaciones como eje central de contradicción y autorreflexión, sumergido, por supuesto, en el callejón sin salida al que estuvo expuesto en sus últimos días. El tiempo, que no se puede agarrar ni medir, pero se vive a través de la angustia y el peligro existencial. Se cuenta que, en un intento de escapar del cierre del lenguaje, apresuró la impresión de un ensayo llamado El ser y la historia y dijo: «Sé que pocos lo entenderán; hagan una tirada simple de no más de cien ejemplares».

Este ensayo puede considerarse un resumen y fundamento de su pensamiento rector, pero también como una liberación. Puede ser interpretado como una gran lucha en su trayecto de más de treinta años, buscando en la filosofía y descubriendo en la religión. Después de su muerte, algunos siguen esta regla, este principio, pero solo a nivel intelectual. La tesis a la que Joel llegó tras sus investigaciones es la siguiente y puede ser leída de manera subrepticia, en claves esotéricas, especialmente en tres de sus obras más destacadas: El ser y la historia, El altar del fuego y El palo monte y la brujería cubana:

«En Cuba existe una filosofía autóctona sobre la muerte que se expresa únicamente en los sistemas mágico-religiosos afrocubanos y la cultura popular. Solo por convicción, aquí se acepta la muerte cuando estos sistemas de prácticas religiosas y culturales llegan a su fin. Cualquier enfoque que se aparte de este lenguaje, relacionado con cualquier discurso ideosocial y político, se resistirá a la muerte y adoptará una postura inflexible frente a su propio cierre».

La muerte de Joel James tiene que ser entendida como un acto consciente ante un cierre inevitable de la filosofía y como un paso de apertura hacia la religión. El cierre ante un lenguaje político-social y la apertura hacia una práctica religiosa. El cierre ante la angustia del lenguaje y el paso a la definitiva liberación. Lo que muere con Joel es una filosofía del lenguaje, el de las ideas del independentismo cubano. En la Nganga están relacionados todos los problemas de una cultura, de una familia y un pueblo, pero la Nganga por naturaleza expresa en sí misma, según Joel, un problema: el de que el hombre es un proyecto por completar, abierto a lo incognoscible del mundo.

En la Nganga se encuentran entrelazados todos los problemas de una cultura, una familia y un pueblo, pero la Nganga, según Joel, también representa un problema en sí misma: el hecho de que el ser humano es un proyecto en constante evolución, abierto a lo desconocido del mundo.

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