Por A Marquetti
El «liberalismo», según lo conocemos por su doctrina intelectual (Mises, Hayek, Popper, Fukuyama, Vargas Llosa, CAM, etcétera), es un Rashōmon «del habla». La acción y el lenguaje cuya apertura oculta, tal y como lo fundamenta también el «comunismo», la esencia espiritual del Ser y la divinidad. Del «ser ahí» en la cercanía. Intentemos someramente comprender «Rashomon», la visual escena llevada al cine por Kurosawa en 1950, basada en un cuento de 1915 del escritor neorrealista Ryūnosuke Akutagawa .
La última forma plausible para contrarrestar el «comunismo» y sus derivados no son a partir del «pensamiento liberal» (el liberalismo en esencia es tan ‘progres’ como el comunismo), sino de la estética «fascista» del arte las «tinieblas del bosque». El «lenguaje liberal», con su estructura metafísico-dualista, impide de manera continua decir aquello que se trata de decir: La tentación de conceptualizar es fuerte, dada la presión que ejerce el dominio «liberal globalizante» a través del éxito de su idolatrada racionalidad técnica.
Para el «inquisidor liberal», sentido metafísico en que «lo real» se contrapone a «lo ideal», si no en el sentido de que inevitablemente la representación fotográfica de un film capta objetualizando, es decir, reduciendo «al ámbito de lo objetante» aquello que plasma. Se está diciendo que: el «mundo liberal» y el producto técnicamente estético de la industria cinematográfica son mutuamente incompatibles. O lo que es lo mismo, que el propio lenguaje de la película destruye incesantemente aquello de lo que en ella se habla, que no es otra cosa sino una «historia liberal», la democracia liberal.En «Un diálogo del habla», de Heidegger, puede leerse como la escenificación que hace de la hermenéutica el gesto de traer al «diálogo» la película Rashomon como preparación o iniciación al desarrollo del núcleo de la cuestión del diálogo entre la serenidad y el «habla liberal».
La base del guión de la película de Kurosawa la conforman dos relatos del autor citado. Tales relatos llevan por título «En el bosque» y «Rashomon». «En el bosque» es el de siete testimonios ofreciendo siete perspectivas diferentes de lo que uno estaría tentado en llamar «el mismo evento liberal». La otra historia comienza así: Era un atardecer lluvioso. El criado de un samurái permanecía bajo el Rashomon, esperando a que la lluvia amainase. La película Rashomon de esta manera incorpora dos historias en el guion y las enmarca en una pantalla. Para abreviar, en el film podemos ver el lugar de discurso y «desocultamiento», pero también de traición y engaño, en tanto que los testimonios todos parecen tener parte de revelación, parte de ocultamiento: juego de máscaras, encubrimientos, simulaciones. Rashomon y Rashomon: Un signo, una puerta. La escenificación de la hermenéutica misma.
Como en el «Diálogo» de Heidegger, la lengua no divide, no conceptualiza, no clasifica tanto como el «lenguaje liberal». Se trata de erigir, según Heidegger, un sujeto libre de «libidinismo comercial y lingüístico», capaz de ponerse en la antípoda del comunismo, judaísmo, americanismo y liberalismo.