Raíces hispanas de Louis de Funès: Un viaje desde Courbevoie hasta la cima del humor

Por Carlos M. Estefanía

«No soy francés, soy español por la sangre y francés por el corazón», decía con orgullo Louis de Funès, el actor cómico que conquistó al público de todo el mundo con su humor físico y sus expresiones faciales inolvidables. Su legado, marcado por una mezcla única de culturas y estilos, nos invita a explorar las raíces hispanas que nutrieron su talento y lo convirtieron en un ícono del cine.

El realizador cubano Eduardo del Llano recientemente publicó una nota en la revista La Joven Cuba recordando a este gran cómico francés, querido por los cinéfilos cubanos. Este escrito nos inspira para escribir esta nota.

Un legado con raíces ibéricas

Louis de Funès, conocido cariñosamente como «Fufú» por sus amigos cercanos, nació el 31 de julio de 1914 en Courbevoie, Francia. Aunque su cuna se encontraba en suelo francés, sus raíces estaban firmemente plantadas en España. Sus padres, Carlos Luis de Funès de Galarza y Soto y Leonor Soto Reguera, eran ambos españoles.

Su padre, Carlos Luis, era un abogado que descendía de una familia noble de Sevilla. Nacido en 1871, dedicó sus primeros años a la actividad jurídica, pero tras contraer matrimonio con Leonor en contra de la voluntad de sus familias, se vio obligado a emigrar a Francia en busca de nuevas oportunidades. En su nuevo hogar, Carlos Luis emprendió un nuevo camino como representante de joyería, actividad que le permitió mantener a su familia.

Su madre, Leonor, nacida en 1879, era hija de un notario de Ortigueira, Galicia. Tras el traslado familiar a Francia, Leonor se dedicó al cuidado del hogar y la crianza de sus hijos, inculcándoles valores como la familia, la tradición y el amor por su tierra natal.

Infancia marcada por la dualidad cultural

La infancia de de Funès estuvo marcada por la dualidad cultural. Creció en un ambiente francés, rodeado de la cultura y las costumbres galas. Sin embargo, nunca olvidó sus orígenes españoles. En casa se hablaba español con fluidez, y la familia celebraba las fiestas y tradiciones españolas. Esta mezcla de culturas enriqueció la vida de de Funès y sentó las bases para su futuro desarrollo como actor.

Un camino hacia el estrellato

Durante su juventud, de Funès mostraba talento para el dibujo y el piano. Estudió actuación en la escuela de actuación Simon, pero sus inicios en el mundo profesional no fueron fáciles. Enfrentó numerosos trabajos de baja categoría y despidos repetidos. Sin embargo, su pasión por la actuación lo impulsó a seguir adelante.

Encontró su camino como pianista de jazz en los clubes de Pigalle, París, donde su talento para la comedia física y sus expresiones faciales comenzaron a llamar la atención del público. Poco a poco, fue introduciéndose en el mundo del cine, obteniendo pequeños papeles en diversas películas.

El gran éxito y la fama

Su gran éxito llegó en 1963 con la película «Pouic-Pouic», que le aseguró el estrellato y lo llevó a protagonizar la serie de «El gendarme de Saint-Tropez». A partir de ese momento, su carrera despegó meteóricamente, convirtiéndose en uno de los actores más populares y queridos de Francia.

La colaboración con el director Gérard Oury y el actor Bourvil en «La gran juerga» (1966) consolidó su fama, siendo una de las películas más exitosas en la historia del cine francés. Aunque sufrió problemas de salud en la década de 1970, de Funès continuó actuando y logró realizar su sueño de adaptar «El avaro» de Molière en 1980.

La influencia hispana en su arte

El estilo cómico de Louis de Funès no solo se vio influenciado por grandes figuras como Keaton y Chaplin, sino que también reflejaba una profunda conexión con sus raíces hispanas. Su humor físico, lleno de expresiones faciales exageradas y movimientos corporales rápidos, era similar al de algunos de los grandes cómicos españoles de la época, como Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez y Francisco Rabal.

De Funès admiraba a estos actores y se inspiró en su trabajo, incorporando elementos de su estilo cómico a sus propias películas. Esta influencia se puede apreciar en películas como «Fantomas» (1964) y «La gran evasión» (1963), donde su humor físico y sus expresiones faciales alcanzan un nivel de virtuosismo que recuerda a los grandes maestros de la comedia española.

Más allá del humor: Un amor por la cultura española

La conexión de Louis de Funès con España no se limitaba al ámbito artístico. A lo largo de su vida, mantuvo un fuerte vínculo con sus raíces hispanas, lo que se reflejaba no solo en su arte, sino también en su aprecio por la música, la comida y la danza españolas.

Era un gran aficionado a la música española, especialmente al flamenco y la copla. Disfrutaba de la gastronomía española, y algunos de sus platos favoritos eran la paella, la tortilla española y el gazpacho. Además, era un apasionado de la danza española, y a menudo asistía a espectáculos de flamenco y sevillanas.

Su hogar en Francia era un reflejo de su herencia hispana. Estaba decorado con obras de arte y objetos españoles, y la familia disfrutaba de reuniones familiares donde se celebraban las tradiciones españolas. De Funès también era un gran conversador y disfrutaba contando historias sobre su infancia en España y sobre la cultura española en general.

Un legado que perdura

Louis de Funès falleció el 27 de enero de 1983 en Nantes, Francia, a los 68 años. Su legado perdura, y sigue siendo uno de los actores más queridos y recordados de Francia, con su trabajo continuando a hacer reír a personas de todo el mundo.

Más que un actor cómico, Louis de Funès fue un embajador de la cultura hispana en Francia. Su talento, su humor y su amor por sus raíces lo convirtieron en una figura única e irrepetible que dejó una huella imborrable en el cine y en el corazón del público.

Conclusión

Louis de Funès fue un actor excepcional cuyo talento cómico conquistó al público de todo el mundo. Sin embargo, detrás de su éxito se encontraba una profunda conexión con sus raíces hispanas, que nutrieron su arte y lo convirtieron en un embajador de la cultura española en Francia. Su legado nos recuerda la importancia de nuestras raíces y el poder que tienen para enriquecer nuestra vida y nuestra obra.

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