Por Carlos Manuel Estefanía
Crónica de una condena anunciada
Como era de esperar, la intelectual crítica cubana Alina Bárbara López Hernández, cuyo caso ya he tratado en otra ocasión[i], se ha tenido que enfrentar el martes 28 de noviembre de 2023 a una condena de multa por desobediencia. El juicio, que transcurrió en una única sesión con veredicto el mismo día, fue inicialmente programado para el 16 de noviembre, pero sufrió una repentina postergación[ii].
A pesar de la sentencia, López Hernández ha anunciado su firme intención de apelar esta decisión judicial, al considerar los argumentos presentados por la fiscalía como totalmente «inadmisibles». La historiadora planea presentar su apelación ante la sala primera del Tribunal Provincial de Matanzas en los próximos cinco días. Lo hará manteniendo la postura de no firmar la notificación de la multa, como expresión de rechazo a la sentencia. Se impone a López Hernández el pago de una multa de 30 cuotas de 250 pesos cubanos, alcanzando un total de 7.500 pesos, equivalentes a unos 300 dólares.
La acusación por desobediencia podría haber conllevado una pena de hasta un año de cárcel, así que parece un mal menor si se le compara con los severos castigos que suelen recibir los disidentes en Cuba. Sin embargo,
la disposición de la acusada a declararse en rebeldía frente a su condena no solo atraerá sobre ella males mayores, sino que adosa una carga simbólica al proceso de dimensiones incalculables, y en ningún sentido favorables al sistema imperante en la isla.
Entrevista digna de un seminario sobre el Estado y el Derecho en Cuba
El cineasta Ian Padrón ha presentado un conversatorio de alto calibre en su canal de YouTube, bajo el título; «Intelectual cubana está dispuesta a ir a prisión, para demostrar su inocencia»[iii].
El material, si bien conmovedor desde el punto de vista emocional, al punto de que al entrevistado se le desgarra por momentos la voz, resulta de gran utilidad para el análisis del modo en que funciona las leyes en esto que podríamos denominar vestigios caribeños del “socialismo real”.
Se trata de un video digno de ser discutido por los estudiantes de derecho de cualquier universidad del mundo, comenzando por la de La Habana. Ocurre que la entrevista cuenta, además, con la colaboración de Eloy Viera Cañive, un joven, pero respetado jurista cubano, que supo examinar, aun discrepando en algunos aspectos con las interpretaciones de la encausada, el complejo panorama judicial cubano y la situación específica del juicio de López.
Tanto la entrevista, como los comentarios que le suceden, nos ofrecen una visión detallada del proceso de apelación de Alina Bárbara López, destacando las contradicciones en las acusaciones en su contra. Alina López expone aquí, una vez más, su perspectiva sobre el sistema judicial cubano, enfatizando la falta de transparencia y la presión que sufren los ciudadanos. Describió la situación en Cuba como un país militarizado, caracterizado por un estado policial y una limitada libertad ciudadana. En este espacio se cuestionó la legitimidad del juicio y se resaltó la importancia de este caso para evidenciar las prácticas judiciales y la falta de libertad de expresión en Cuba.
La entrevista no solo abordó el caso específico de Alina López, sino que también sirvió como plataforma para examinar los problemas más profundos del sistema judicial cubano y el entorno político y social del país. Se enfatizó la necesidad de una justicia imparcial y transparente, así como la importancia de la libertad de expresión en una sociedad democrática.
En resumen, el video de la entrevista de Ian Padrón a Alina Bárbara López es un testimonio poderoso que ofrece una visión reveladora sobre la justicia en Cuba, llamando la atención sobre los desafíos que enfrentan aquellos que buscan ejercer su libertad de expresión en un entorno represivo y la necesidad de reformas para un sistema más justo y transparente.
¿Súbditos o ciudadanos? Al final es lo mismo
En el video arriba comentado se recomienda a los espectadores la lectura del artículo titulado “¿Súbditos o ciudadanos? El poder al desnudo en Cuba”[iv], en el que Alina López arriba a conclusiones trascendentes a partir de su propio caso.
No se trata de un título completamente original. Para citar un buen ejemplo, tendríamos: “Súbditos o ciudadanos? las reales sociedades económicas y los cambios de las formas de comunicación”[v], un estudio escrito por Christian Windler-Dirisio, del Seminario de Historia de la Universidad de Basilea y publicado en las páginas 389-404 del número 22 de la revista Chronica Nova, allá por el año 1995.
El texto toca un tema que, en la distancia, podría interesar a los cubanos: se centra en el estudio de las Sociedades Económicas en la Baja Andalucía durante el siglo XVIII, explorando su papel en la transformación de la esfera pública. Se examinan las relaciones entre el absolutismo reformista de la segunda mitad del siglo XVIII y la formación de una esfera pública donde los súbditos se reunían como “ciudadanos”. Se aborda la dinámica de las juntas públicas anuales de estas sociedades, señalando que no eran espacios de razonamiento público, sino más bien indicadores de estatus social. Algo que nos recuerda un poco el funcionamiento de las instituciones “públicas” bajo el despotismo “ilustrado” cubano, tanto en tiempos de su fundador, Fidel Castro, como bajo el mando de sus continuadores.
También, similar en el título, resulta el artículo publicado el 14 de septiembre de 2012 por el Periódico EL País: ¿Súbditos o ciudadanos?[vi] Aquí su autor Fernando Vallespín afirma que en una democracia madura no basta con exigir responsabilidades, hace falta también que los ciudadanos se hagan cargo de cuanto esté en sus manos. Curiosamente y a pesar de vivir en una dictadura madura, esto es precisamente lo que intenta hacer en Cuba la disidente que nos ocupa.
Otro título un tanto similar al texto de la profesora cubana es el del libro, “De súbditos a ciudadanos: Una historia de la ciudadanía en España[vii]”, una compilación de textos coordinada por Manuel Pérez Ledesma, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid. Aquí se intenta historiar la ciudadanía en el país ibérico.
Aquí se analiza por varios autores la evolución de la ciudadanía moderna desde la Revolución Francesa y su impacto en España, destacando las Cortes de Cádiz. Exploran avances y retrocesos en la lucha por la ciudadanía, tanto en el ámbito político como en el religioso. Fue publicado por el Centro de Estudios Constitucionales en 2007.
Aunque no ha llovido tanto desde entonces supongo que el Catedrático Manuel Pérez Ledesma tendrá que revisar esta obra y actualizarla. Me baso para ello en la inesperada violación flagrante de derechos ciudadanos sufrida por la población española durante los encierros del COVID 19.
Fueron tiempos de conculcación de las libertades más elementales impuesta a la ciudadanía bajo el régimen social borbonista durante la famosa pandemia Todo se hizo con la colaboración de la mayor pare de la ciudadanía es decir bajo aplausos, delaciones y la consigna de “quédate en casa”, es decir el equivalente en nuestra época al famoso “vivan las cadenas”, el presunto grito con el que los españoles de 1823 saludaban el establecimiento del absolutismo de Fernando VII con el auxilio de Luis XVIII de Francia, así de locos los tendría el famoso trienio liberal y la restauración de la Pepa.
Eso sí a los encerradores, es decir los encadenadores de nuestra época, no les faltaron “Alina Bárbara López” locales y de ambos sexos que les enfrentaran. Auténticos disidentes que bajo “democracia”, necesitaron del coraje para denunciar las violaciones de sus derechos más elementales, por no hablar de las barbaridades sufridas por sus mayores, bajo un auténtico secuestro diz que sanitario. Lo hicieron pese a las campañas de descréditos y castigos propios de un régimen totalitario a los que se enfrentaron en pleno siglo XXI y a más de 40 años de esa sacrosanta transición, esa que en su idealización muchos cubanos querrían para su isla.
Las Injusticias que entonces se denunciaron, poco a poco se van haciendo más evidentes, en la medida que se van conociendo, los efectos dañinos de las vacunas COVID-19[viii]. Fue lo que pasó en el contexto europeo, el martes 21 de noviembre de 2023, cuando los parlamentarios de la Unión Marcel de Graaff y Joachim Kuhs, junto a los investigadores, Max Schmeling, la doctora Vibeke Manniche y el farmacéutico y activista Willem Engel ofrecieron en Estrasburgo una conferencia, exponiendo lo que tantas veces la prensa, las instituciones públicas, así como los científicos vendidos a los políticos habían negado. Entre otras cosas que:
* Las vacunas no impedirían ni la infección ni el contagio.
* Las campañas publicitarias oficiales promoviendo la vacuna como una medida para “salvar a los más débiles” no tenían fundamento científico alguno.
* La maniobra de no reportar efectos secundarios hasta 14 días después de la vacunación se tomó para evitar tener que reportar la mayoría, y especialmente los más graves, pues muchos de ellos se producen en las primeras horas.
* Los efectos secundarios de la vacunación de las primeras horas, incluyendo casos graves y muertes, fueron así sistemáticamente atribuidos a COVID[ix].
Con tales antecedentes se pone en entredicho la dicotomía súbdita/ciudadano, sobre la que sostiene su artículo la profesora Alina Barbara. Ella como tantos otros académicos de nuestro tiempo, en general adolece de esa interpretación evolucionista de la historia, la cual nos hace creer que la diferencia entre el súbdito y el ciudadano es una diferencia de derechos en favor del segundo, cuando no siempre es así. Pero una mirada más detallada en la historia nos hace ver que no siempre fue así. Esto se demuestra comparando lo que pasa en nuestros días con la falta de intromisión que antaño tenía el estado en la vida de la persona, u observando ya en el siglo XIX lo ocurridos en los fueros regionales y tierras comunales lo mismo en la América española una vez establecida la independencia, que en la propia España tras la imposición de regímenes liberales, monárquicos o republicanos, es decir de poderes que al servicio de intereses extranjeros, prefiguraron al comunismo en su amor por la centralización y las expropiaciones estatales. Ese fue el medio por el que, mucho antes del empoderamiento socialista, se expropió al pueblo de lo común, como paso previo a privatizaciones que en nada le favoreció.
Esta falsa oposición entre súbdito y ciudadano es una herencia de la ideología liberal que pervive dentro del pensamiento marxista, del que bebe la autora. De aquí su identificación con la idea que presupone la superación mecánica por parte del ciudadano republicano de la falta de libertad padecida por el súbdito de un Rey, a menos que sea del tipo constitucional, es decir de estos que nos gastamos en más de un país de la “avanzada” Europa de nuestros días.
Es el efecto de una historiografía que suele pasar por alto los derechos frente al poder que tenían los súbditos de las Españas, de uno y otro lado del Atlántico, y que ya quisieran tener los cubanos, al menos si nos referimos a los que precedieron a la extensión del despotismo borbónico al mundo hispano.
Al final revoluciones y constituciones mediante la cosa no ha cambiado demasiado. Solo hace falta que llegue la ocasión necesaria para demostrarlo, como ocurrió bajo la implantación universal del régimen pandémico. Entonces los famosos derechos humanos, por no decir “los del hombre”, fueron profanados de un modo similar al que se hace en Cuba, o que se hacía, ya no en el medioevo, donde los campesinos a cada rato prendían fuego al Castillo con su Seños dentro, sino en los de la esclavitud, donde fenómenos como los de la sublevación de Espartaco eran más raros.
Pese al desamparo doctrinario en el que, ante la supresión de derechos y libertades del ciudadano en el mundo libre, quedan quienes viven en regímenes abiertamente totalitarios, vale la pena tomar en cuenta lo que nos escribe Alina Bárbara López en su artículo: ¿Súbditos o ciudadanos? El poder al desnudo en Cuba. Es ante todo un testimonio detallado de su experiencia enfrentando el sistema legal y la coerción del poder isleño, destacando la exclusión de la ciudadanía y la imposibilidad de ejercer derechos constitucionales.
En su artículo, la acusada deja grabado para la historia y en pocas palabras cómo fue su juicio el 28 de noviembre, describiendo la falta de evidencia para considerarla culpable del delito de desobediencia. Destaca las contradicciones en la citación que recibió por parte de las autoridades, donde no se especificaba la causa de su compulsión a asistir. A pesar de haber sido condenada, López Hernández enfatiza que aún desconoce el motivo de la citación, lo que le genera una incertidumbre constante.
La autora critica las intervenciones de la fiscal durante el juicio, resaltando su énfasis en la obediencia a las autoridades, presentando argumentos que sugieren un poder absoluto y limitado para los ciudadanos. López Hernández cuestiona esta visión, comparándola con las facultades omnímodas de los funcionarios coloniales, y expone que en Cuba debería existir igualdad ante la ley, lo cual no se ha respetado en su caso. Resalta la importancia de restablecer los derechos secuestrados por un poder que exige sumisión incondicional y castiga a quienes desobedecen, afirmando que se trata de una cuestión de dignidad humana.
En esta suerte de mini “La Historia me absolverá”[x], pero invertida por su vocación pacífica, Alina Bárbara López Hernández hace uso de todas las herramientas intelectuales que le ofrece su condición de profesora, ensayista y editora, doctora en Ciencias Filosóficas y miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba. Títulos, por cierto, que han servido para exponer la falta de solidaridad de las instituciones a las que ella pertenece, pues ni una sola ha emitido una declaración en defensa de su asociada caída en desgracia. Y es una pena, pues de haber sido de otro modo, habrían compartido la gloria de un testimonio que refleja la lucha por la justicia y los derechos ciudadanos en un entorno donde el poder parece imponerse sobre la igualdad ante la ley y la dignidad humana.
Miembros de LASA se colocan la toga viril, ya era hora
Así las cosas, mientras las asociaciones académicas cubanas hicieron silencio respecto al caso de la profesora multada, al menos hubo una respuesta en su favor por los afiliados de otra organización académica a la que pertenecen varios académicos originarios de Cuba, un tanto más seguro que sus colegas de la isla por radicar fuera de ella.
Aun así, vale la pena recordar que LASA es una organización que, mas allá de promover los intercambios académicos, no se ha destacado precisamente por su comprometimiento político en el tema cubano. Al menos eso es lo que se desprende del hecho de que uno de sus miembros, James Buckwalter-Arias, haya roto con ella cuando esta se negó a hacer una declaración oficial condenando sin ambages la represión en Cuba tras los eventos del 11 de julio de 2021.
De cualquier modo, ahora un grupo de sus afiliados sí ha dado la cara. Lo han hecho en una carta[xi] redactada dirigida al Consejo Ejecutivo de dicha asociación. En ella, los firmantes solicitan a LASA que emita una declaración pública con respecto a la continua represión política en Cuba, particularmente en relación con el caso de la historiadora y editora cubana.
Los académicos solicitan al Consejo Ejecutivo de LASA lo siguiente:
1. Expresar su posición en defensa de las libertades de expresión y de cátedra, fundamentales para el trabajo académico riguroso que la sociedad latinoamericana y cubana necesitan.
2. Condenar la persecución política hacia la historiadora Alina Bárbara López Hernández y cualquier voz disidente en general.
3. Mostrar públicamente solidaridad con López Hernández ante su situación injusta.
Es importante reconocer, cualquiera que sean los efectos de la misiva, que estos miembros de LASA se han mostrado como eso que, en sus sueños más queridos Alina B López, consideraría auténticos ciudadanos. Ya no siguen la triste tradición sembrada por los predecesores del intelectual hispanoamericano, aquellos antiguos famosos «ilustrados» del siglo XVIII, de quienes tan bien se habla en nuestros libros de historias, a pesar de que sirvieron por lo general como leales súbditos y apologetas a regímenes despóticos, muy similares al que hoy impera en Cuba, o a los que fuera de ella, subsisten enmascarados bajo ciertas libertades formales. Los mismos que comprometen a sus tanques pensantes con cátedras, becas y editoriales. Eso sí, dejándolos jugar a la crítica social mientas se metan con la “cadena”, es decir el muñeco de feria que es el político profesional o con algún que otro engreído adinerado enfrentado al establecimiento, nunca con el mono es decir el implacable aparato anónimo del estado.
Pero volviendo a los chicos de LASA. Felicidades por su cívico acto. Esperemos que la tentación del ilustrado no los devuelva al recato. Qué sigan comportándose como lo que necesitan ser todos los cubanos; hombres libres, que es el estadio superior al de súbditos o ciudadanos.
Referencias
[i] https://cubanuestra1.wordpress.com/2023/11/01/el-caso-lopez-hernandez-la-cuna-del-mismo-palo/
[ii] https://www.infobae.com/america/america-latina/2023/11/29/la-intelectual-cubana-alina-barbara-lopez-hernandez-fue-condenada-a-pagar-una-multa-por-desobediencia/
[iii] https://www.youtube.com/live/gMiEknK4vRs?si=CsfmbjkBUgzLDmwZ
[iv] https://vientosur.info/subditos-o-ciudadanos-el-poder-al-desnudo-en-cuba/
[v] https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/253720.pdf
[vi] https://elpais.com/politica/2012/09/13/actualidad/1347556485_327089.html
[vii] https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=330435
[viii] https://extramurosrevista.com/policia-bueno-dr-peter-mccullough-evidencia-medica-contra-las-vacunas-covid-ante-la-union-europea/
[ix] https://extramurosrevista.com/noviembre-2023-respuestas-de-la-agencia-europea-del-medicamento-ema-a-preguntas-elevadas-por-parlamentarios-confirman-graves-problemas-en-la-autorizacion-promocion-y-seguridad-de-las-vacunas-covi/
[x] https://bnah.inah.gob.mx/bnah_lazaro_cardenas/uploads/E4_D124_FF1_18.pdf
[xi] https://www.cubaxcuba.com/blog/carta-lasa