¿Putin es de izquierda o de derechas?: Evidencias y análisis

Por Carlos M. Estefanía

Muchos consideran a Vladímir Putin un líder neo soviético debido a las críticas que sus medios de propaganda hacen a los regímenes occidentales y por la relación de su gobierno con el régimen cubano, autodefinido como la continuidad del castrismo, un referente de la izquierda internacional. Sin embargo, desde una perspectiva interna, Putin, con su exaltación del nacionalismo y de valores tradicionales, se asemeja a lo que en Europa Occidental se calificaría como extrema derecha. No es de extrañar que, dentro de esta tendencia, su figura tenga un gran reconocimiento, mientras que las izquierdas europeas establecidas tomen partido por Ucrania en su guerra con Rusia.

La creciente brecha entre Putin y el comunismo ruso

En los últimos años, Vladímir Putin ha mostrado una crítica creciente hacia el fundador del primer estado comunista del mundo, precisamente en Rusia: Vladímir Lenin. Ha cuestionado las acciones de los bolcheviques durante la Revolución Rusa de 1917[i]. Este distanciamiento del legado del comunismo refleja su proceso de redefinición ideológica.

En diversos discursos, Putin ha atacado decisiones clave de los bolcheviques, como la creación de repúblicas soviéticas que, según él, debilitaron la unidad nacional. Además, ha expresado su desacuerdo con la política de «lucha de clases», argumentando que causó una fractura social profunda que aún afecta a Rusia. Putin también critica el carácter ateo del régimen soviético, defendiendo la importancia de recuperar valores tradicionales y el rol de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Putin ha mostrado admiración por figuras como Pedro el Grande, destacando su papel en fortalecer el Imperio Ruso, en contraste con su visión negativa del comunismo. Este enfoque revela su intención de alejarse del pasado comunista y construir una narrativa histórica y política que refuerce su poder y la identidad nacional rusa.

Evolución ideológica y relaciones con el Partido Comunista Ruso

Vladímir Putin no solo ha mostrado un distanciamiento claro de las ideas comunistas, sino también de la organización política que hoy las encarna, el Partido Comunista Ruso (PCR), buscando consolidar su poder y legitimidad sin el apoyo comunista. Por su parte, el PCR ha adoptado una posición crítica hacia Putin, especialmente en temas de política exterior y gestión económica, generando tensiones y empujando al presidente a distanciarse aún más de esa plataforma. Líderes del PCR, como Guenadí Ziugánov, han acusado a Putin de traicionar los ideales socialistas y priorizar los intereses de la élite empresarial.

Ideológicamente, el PCR aboga por un regreso a los principios socialistas y comunistas, promoviendo políticas que favorecen la justicia social, la igualdad económica y la nacionalización de los recursos naturales. El partido también mantiene una postura crítica hacia las reformas liberales de mercado y la privatización que se llevaron a cabo en Rusia durante la década de 1990.

A nivel regional, el PCR tiene una fuerte presencia en varias regiones del país, especialmente en áreas con una tradición industrial y agrícola. El partido suele tener un apoyo significativo entre los segmentos de la población más afectados por las desigualdades económicas y las políticas neoliberales.

Sin embargo, el PCR también enfrenta críticas, tanto internas como externas. Algunos críticos lo acusan de ser demasiado conservador y de no adaptar sus políticas a los cambios modernos. Otros señalan que, a pesar de su retórica de oposición, el partido a menudo coopera con el gobierno en ciertas políticas, lo que cuestiona su rol como verdadero opositor.

Enfrentando otras corrientes de izquierda

Para Putin, enfrentarse al Partido Comunista Ruso no debe ser una tarea fácil. El Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR) tiene un papel destacado en el panorama político de Rusia como una de las principales fuerzas de oposición al partido gobernante, Rusia Unida. Desde su fundación en 1993, el PCFR ha sido el sucesor directo del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y ha mantenido una presencia constante en la política rusa.

El PCFR se posiciona como la segunda fuerza política más importante en Rusia, sobre todo en términos de representación parlamentaria. En las elecciones legislativas, el partido ha logrado mantener una cantidad significativa de escaños en la Duma Estatal, desafiando consistentemente la hegemonía de Rusia Unida. En las elecciones de 2021, el PCFR obtuvo alrededor del 19% de los votos, consolidando su posición como el principal partido de la oposición.

En resumen, el Partido Comunista de la Federación Rusa es una fuerza política de importancia en Rusia, siendo el principal partido de oposición y defensor de los ideales socialistas en el país. Su influencia y respaldo popular le permiten mantener una presencia significativa en la política rusa, aunque también enfrenta desafíos para mantenerse relevante en un entorno político en constante cambio.

Pero la situación es diferente para otros grupos de izquierda que Putin puede reprimir fácilmente. Un ejemplo reciente es el del Movimiento Socialista Ruso (MSR), disuelto el pasado 8 de mayo de 2024. Este movimiento, con sede en Moscú, se caracterizaba por su oposición al capitalismo y su defensa del socialismo democrático, el antifascismo y el trotskismo parcial. Su lema principal era «Revolución. Socialismo. Democracia.»

El 5 de abril de 2024, las autoridades rusas etiquetaron al Movimiento Socialista Ruso (MSR) como «agente extranjero». Esta acción marcó un hito significativo en la represión contra la organización de izquierda, destacando la intolerancia del régimen de Putin hacia cualquier forma de activismo político independiente. Sin embargo, si vemos la designación de «agente extranjero» como reflejo de la oposición del régimen, entonces esta etiqueta resulta adecuada. A lo largo de sus trece años de existencia, el MSR ha luchado consistentemente contra la agresión militar, la dictadura y la opresión de la clase trabajadora. Recordemos su historia y su impacto en la política rusa a través de las experiencias de tres de sus miembros.

El Movimiento Socialista Ruso fue fundado en la primavera de 2011, justo antes de una serie de eventos políticos significativos en Rusia. En septiembre, Putin anunció su regreso a la presidencia y en diciembre comenzaron las protestas en Moscú, conocidas como las Protestas del Pantano. Simbólicamente, el congreso fundacional del MSR se llevó a cabo en el Centro Sájarov, un lugar posteriormente destruido por las autoridades.

El manifiesto del MSR en ese entonces resaltaba que «el movimiento de izquierda ruso se encontraba en una situación donde la crisis del sistema político se profundizaba y la demanda de una alternativa política crecía en amplios sectores de la sociedad». El objetivo del MSR no era presentarse como el único portador del verdadero programa revolucionario, sino más bien iniciar un proceso de unificación de fuerzas de izquierda que eventualmente formara un polo socialista independiente en el movimiento de oposición de masas. Este enfoque demostró ser acertado.

El 10 de diciembre de 2011, durante la primera gran manifestación en la Plaza Bolotnaya, el MSR tuvo una presencia notable. Durante los meses siguientes, participó activamente en todos los eventos clave del creciente movimiento de protesta, desde manifestaciones en Moscú y San Petersburgo hasta la famosa ocupación «Occupy Abai», donde publicaron un periódico diario. La organización también participó en las elecciones del Consejo Coordinador de la Oposición y en manifestaciones pro-Putin, donde los empleados de instituciones públicas fueron obligados a asistir. Durante este período, el MSR atrajo nuevos miembros, aunque también perdió algunos antiguos que criticaron su enfoque de participar activamente en el movimiento democrático de masas.

Después de la anexión de Crimea y la intervención rusa en Donbass, el MSR se opuso firmemente a las aventuras imperiales del régimen de Putin, señalando que las víctimas no solo eran ucranianos, sino también rusos comunes. En la marcha contra la guerra en Moscú en 2014, la columna del MSR salió bajo el lema «La gente siempre paga la guerra», una declaración que resonó aún más durante la guerra a gran escala que comenzó en 2022.

A partir de 2017, el MSR comenzó a enfocarse en las elecciones municipales. En 2017, participaron en las elecciones municipales en Moscú y en 2019 apoyaron la campaña de Sergey Tsukasov para la Duma de la ciudad de Moscú. Tsukasov, un líder de la izquierda democrática y jefe del consejo de distrito de Ostankino, fue retirado de la carrera por cargos fabricados poco antes de la votación. Sin embargo, su equipo apoyó al candidato liberal de Yabloko, quien finalmente derrotó al candidato administrativo. Este fue un buen ejemplo de colaboración entre diferentes fuerzas de la oposición.

En 2021, el MSR apoyó la campaña de Mikhail Lobanov para la Duma de la ciudad de Moscú. Los activistas del MSR trabajaron en diversas áreas, desde la formulación de la agenda hasta el trabajo de campo. La campaña de Lobanov demostró que un socialista que aglutina a diversas personas de ideas afines puede convertirse en un líder de oposición en un distrito grande. Además, colaboraron con otros diputados de izquierda y presentaron sus propios candidatos en diversas elecciones.

La participación en elecciones proporcionó al MSR la oportunidad de trabajar en proyectos con un cronograma definido y resultados alcanzables. Esto fue crucial para los grupos de izquierda, que generalmente operan de manera reactiva y en situaciones de emergencia. Las elecciones también les permitieron un contacto más directo con los residentes, generando confianza e interés.

El día que comenzó la invasión a gran escala de Ucrania, los miembros del MSR salieron a protestar contra la guerra. Distribuyeron folletos y realizaron piquetes solitarios, a pesar de que algunos fueron arrestados. La guerra cambió radicalmente las condiciones del activismo político, imponiendo un marco represivo aún más severo.

Desde el 24 de febrero, una de las principales tareas del MSR ha sido garantizar la seguridad de sus miembros y mantener la organización. Aunque algunos decidieron abandonar Rusia, la mayoría continuó su activismo. En 2022, el MSR expandió su agenda, enfocándose en temas como la descolonización, la agenda sindical y la defensa de los derechos sociales y feministas. Organizaron escuelas para simpatizantes y participaron en campañas contra la violencia de género y en apoyo de sindicatos independientes.

El MSR también formó alianzas internacionales con otras organizaciones de izquierda y participó en acciones antifascistas y de solidaridad con los presos políticos rusos. La designación de «agente extranjero» llegó tras la campaña «Fair World» durante las elecciones presidenciales, una campaña que promovía un programa socialista mínimo y un llamado a votar en contra de todos los candidatos, reflejando así el descontento con el régimen.

En resumen, la historia del Movimiento Socialista Ruso es una crónica de resistencia constante contra la represión estatal y de esfuerzos por construir una alternativa política genuina en Rusia. Su designación como «agente extranjero» subraya la amenaza que representan para un régimen que no tolera la disidencia[ii].

Es irónico cómo, en la época de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, aquellos que buscaban terminar con ese tipo de socialismo eran acusados de agentes extranjeros, y hoy son los propios socialistas quienes reciben esa misma etiqueta. Esto desacredita a aquellos que, autodenominándose de izquierda, en lugar de solidarizarse con sus camaradas de Rusia, se alían, por intereses inconfesables, con el “putinato.” El mejor ejemplo de esta inconsecuencia nos la da en estos momentos el régimen cubano y su recibimiento con bombo y platillo de la fragata Almirante Gorshkov y el submarino nuclear Kazan, acompañados de un remolcador y un buque de combustible. La flotilla que, llegado a Cuba para una visita de cinco días, es vista a nivel internacional como una demostración de fuerza por parte de Moscú en medio de la creciente tensión por su invasión de Ucrania.

Conclusión

La crítica al leninismo, el distanciamiento de sus actuales herederos, sumado a la represión de movimientos de la izquierda democrática, el autoritarismo y la política exterior agresiva de Putin, demuestran claramente que no es un líder de izquierda, según lo planteado por las diversas variantes de esa ideología. Su gobierno representa simplemente la consolidación de poder en manos de una élite selecta, nacida de los detritos de la vieja nomenclatura soviética, pero ajena a los principios en los que durante décadas justificó su poder. En este sentido, si bien Putin merece una oposición activa a los principios democráticos y socialistas, Sin embargo, para ser justos le deberíamos reconocer un poco más de coherencia que la que tenían aquellos jerarcas de la nomenclatura de la URSS a los que protegía cuando era un simple oficial de la antigua KGB, él por lo menos no oculta con la piel del cordero socialista, las crudezas de ese capitalismo de estado que imperaba en Rusia antes del desmoronamiento de la Unión Soviética y que el Putin no hecho otra cosa que proteger y perfeccionar.

 

 


[i]https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160126_putin_partido_comunista_lenin_criticas_vladimir_imperdonable_mr

[ii] https://posle.media/soczializm-zapreshhaetsya/

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