¿Por qué Fidel abandonó al Che?

Por Waldo González López

Porque doy fe de la probada y comprobada valentía de mi colegamigo, el historiador cubano, doctor  Ángel  Velazquez Callejas, esta vez, antes que otra colaboración mía, prefiero dedicar a quienes, aquí y en nuestra maltratada patria, sin prejuicios, quieren conocer la verdadera historia de la esa peste del siglo XX que fue y aun es la Revolución Cubana, investigada, escrita y publicada en Miami por relevantes figuras del exilio, cuya extensa e intensa lista de nombres no cabrían en este introducción, por lo que resalto al incansable luchador anticomunista cubano Alberto Muller, autor del siguiente fragmento de su importante libro sobre dicho asesino, por revelar el fin de la malefica existencia del mayor canalla argentino, que tantos daños y muertes causó  en los continentes y países a los que viajó y aun hace a miles de tontos útiles, sobre todo jóvenes de naciones europeas, que sin conocerla, son torpes amantes de la maldita izquierda.

   Pero, antes, resalto un libro excepcional, justamente escrito por otro argentino, esta vez, sí extraordinario: el escritor, ensayista, analista político y director de la influyente publicación digital Prensa Republicana Nicolás Márquez: La máquina de matar. Biografía definitiva del Che Guevara. A 50 años de su muerte (Grupo Union, en colaboración con LIBRE: Centro de Estudios Libertad y Reponsabilidad), Buenos Aires, 2017).      

   Fragmento del Capítulo IV del libro de Alberto Muller:

¿Por que Fidel abandonó al Che? (Ensayo de investigación histórica, Editorial Betania, España, 2022). 

En el análisis del mes de diciembre en su diario, el Che, escribe:

Todo ha salido bastante bien, mi llegada sin inconvenientes: Los planes son esperar el resto de la gente, aumentar el número de bolivianos por lo menos hasta 20 y comenzar a operar. Falta averiguar la reacción de Monje y cómo se comportará la gente de Guevara.

   Esta mención de otro Guevara en su diario, se refiere a Moisés Guevara, un boliviano maoísta y prochino, disidente del Partido Comunista Boliviano, que el Che aceptó desde sus inicios con el ánimo de estimular la incorporación boliviana al grupo guerrillero, previendo que los bolivianos provenientes del partido comunista no mostraran el entusiasmo requerido. Unas semanas antes de la esperada reunión entre Mario Monje y el Che Guevara, a fines de noviembre de 1966, llega a Bolivia a incorporarse a la guerrilla cubana —enviado directamente por Fidel Castro— el periodista y escritor francés, Regis Debray. Este era su tercer viaje a Bolivia, según reflejan sus registros de viajes anteriores. La llegada de Debray a La Paz, Bolivia, tenía la intención de que el escritor galo investigara las zonas geográficas y presentara un informe sobre las mejores condiciones para el proyecto guerrillero del Che y sus campamentos de vanguardia y retaguardia. En este punto surge una interrogante para algunos estudiosos de esta etapa en la vida del Che Guevara:

¿cómo se puede entender que el intelectual francés Regis Debray, que no conocía ni la idiosincrasia cubana ni la geografía boliviana ni poseía experiencia guerrillera, haya sido el enviado a Bolivia para tal encomienda logística encargada por el gobierno cubano?

   Años después, el propio Regis Debray declaró, entre otras observaciones muy negativas sobre el proyecto guerrillero en territorio boliviano y sobre la forma autoritaria de gobernar de Fidel Castro, «que el Che Guevara no fue a Bolivia para vencer, sino para perder» (4). Pero la presencia de Regis Debray en Bolivia produce otro efecto negativo inmediato, casi una reacción de boomerang, pues el escritor francés era un connotado intelectual de tendencia maoísta, que unido al antisovietismo del Che por su supuesta inclinación trotskista y prochina, agrava la suspicacia y la percepción del Partido Comunista Boliviano, ante un proyecto que a todas luces parecía estar más cerca de la influencia de los chinos y del dirigente Chou en Lai, que de los soviéticos y de sus dirigentes del Kremlin. En medio de este ambiente de tensiones entre el Partido Comunista boliviano y la presencia de guerrilleros cubanos en Bolivia, bajo el liderazgo del Che Guevara, se produce el esperado encuentro entre Mario Monge y este.

   El 31 de diciembre de 1966 —después de demoras por errores de fechas en el traslado de Monje hacia Ñancahuazú— ambos dirigentes se sientan a conversar. Pero muy pronto en el intercambio entre ambos dirigentes surgen las discrepancias insalvables, porque el Che Guevara no estaba en disposición de ceder su jefatura militar sobre la guerrilla boliviana al dirigente comunista boliviano Mario Monje. Por su parte, Mario Monje y su partido comunista boliviano, no concebían una operación revolucionaria en Bolivia comandada por un extranjero, ya fuese argentino o cubano. Se produce el rompimiento entre Guevara y Monje, que resulta de extrema gravedad para el proyecto guerrillero, porque Mario Monje, secretario general del Partido Comunista Boliviano, abandona Ñancahuazú sumamente molesto con la terquedad del Che Guevara. Después del desacuerdo total entre Monge y Guevara, queda en evidencia que asuntos tan básicos y preparatorios, como esta conversación coordinadora, entre los dos dirigentes, debieron haberse discutido con anterioridad a movilizar a los guerrilleros de Cuba a Bolivia. Pero no se hizo, y en su Diario escribe el Che ese primero de enero de 1967:

Monje me comunicó que se retiraba. Se fue con la apariencia de quien se dirige al patíbulo. Mi impresión es que al enterarse por Coco de mi decisión de no ceder en las cosas estratégicas, se aferró a ese punto para forzar la ruptura, pues sus argumentos son inconsistentes. Por la tarde reuní a todo el mundo y le expliqué la actitud de Monje, anunciando que realizaríamos la unidad con todos los que quieran hacer la revolución y vaticiné momentos difíciles y días de angustia moral para los bolivianos.

   A partir de entonces el Partido Comunista Boliviano, que en esos momentos no veía con simpatía la lucha armada, pero que había aceptado a contracorriente colaborar con el proyecto por la insistencia y el prestigio de Fidel Castro, se opondrá con todas sus fuerzas a la acción guerrillera en Bolivia. Sólo un grupo menor de militantes disidentes del Partido Comunista Boliviano pasaría a integrar la fuerza guerrillera del Che en Bolivia. En este grupo se encontraban, entre otros, Rodolfo Saldaña, Jorge Vázquez Viaña, alias El Loro, Julio Luis Méndez Korne, alias El Ñato y los hermanos Coco e Inti Peredo. A los pocos días del desacuerdo o rompimiento entre el Che Guevara y Mario Monje en Ñancahuazú, el Comité Central del Partido Comunista Boliviano escribe una carta a Fidel Castro poniendo punto final a su colaboración con el proyecto guerrillero encabezado por el Che Guevara. La conducta del Partido Comunista Boliviano se dirigió —desde el momento de la ruptura— a obstaculizar y boicotear cualquier apoyo a los guerrilleros cubanos en Ñancahuazú. Ante este cuadro grave y desolador de la ruptura con los comunistas bolivianos, el Che reactiva el contacto que había hecho con el dirigente maoísta boliviano Moisés Guevara y su grupo revolucionario, todos disidentes del Partido Comunista Boliviano y simpatizantes del Partido Comunista Chino. El Che deja constancia en su Diario de campaña —en el resumen del mes de enero— sobre su grave desencuentro con Mario Monje y dice lo siguiente: «como lo esperado, la actitud de Monje fue evasiva en el primer momento y traidora después. Ya el partido está haciendo armas contra nosotros y no sé hasta dónde llegará». O sea que el Che ya consideraba traidora la actitud del dirigente máximo del Partido Comunista Boliviano. Y continúa el Che Guevara, refiriéndose el dirigente maoísta boliviano Moisés Guevara: «hasta ahora ha respondido bien. Veremos cómo se portan él y su gente en el futuro… De todo lo previsto, lo que más lentamente anduvo fue la incorporación de combatientes bolivianos».

   Estos ajustes desesperados en busca de incorporación de bolivianos a la guerrilla de cubanos en Bolivia provocaron un incremento en el enfrentamiento entre el Che Guevara con el Partido Comunista en Bolivia y la mayoría de los partidos comunistas de América Latina, que en general desaprobaban la estrategia de la lucha armada, por ser fieles a los lineamientos de coexistencia pacífica orientados desde la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Lo inconcebible a estas alturas iniciales del proceso guerrillero en territorio boliviano, que supuestamente contaba con la ayuda oficiosa del gobierno de Cuba, es que Fidel Castro y la Dirección General de Inteligencia no le informaran al Che Guevara de la carta del Partido Comunista boliviano y de Mario Monje, dirigida a Fidel, en donde ellos ratificaban que se desvinculaban por completo del proyecto guerrillero cubano en Bolivia, entre otras cosas adicionales al argumento del mando militar, por la presencia de Regis Debray en la guerrilla del Che. Pero más grave aún que todo lo anterior —también con implicaciones muy confusas— es que Fidel Castro no ordenara el desmantelamiento inmediato de la guerrilla cubana en territorio boliviano, sabiendo perfectamente, que el Partido Comunista Boliviano informaría a la Agencia de Inteligencia Soviética (NKVD) de la presencia de Guevara en Bolivia, y que esta agencia haría todo lo posible por evitar el desarrollo de la guerrilla del Che Guevara en territorio boliviano, como ocurrió en la realidad. Incluso hay un comentario descarnado del Che, después del desencuentro entre él y Monje, que relata Benigno en su libro y dice así: «bueno esto antes de comenzar se terminó. Aquí no tenemos nada que hacer».

   En estos momentos es cuando el Che Guevara, en sus propias palabras, da la opción a […] cubanos y bolivianos, para que tengan la posibilidad de abandonar la guerrilla, si […]  lo desean. Un oscuro y fatal presentimiento se cernía sobre el proyecto guerrillero en Bolivia, por el desencuentro entre Guevara y Monje, y por las lógicas implicaciones desencadenantes. A todo esto se suma que en estos meses Fidel sigue profundizando su estrategia de mejorar al máximo las relaciones del gobierno cubano con la Unión Soviética, en busca de fortalecer su estructura militar, que aparentemente fue el motivo principal del distanciamiento del Che Guevara con la Revolución Cubana y con Fidel Castro. Tenemos que añadir que el propio Fidel Castro, en la Primera Conferencia Tricontinental en La Habana emitió una crítica muy severa al gobierno chino por haber reducido la cuota de arroz a Cuba. Como dato histórico, fue en esta misma reunión de la Tricontinental en enero de 1966 en La Habana, donde el Che Guevara anuncia en una nota grabada la necesitad de conquistar la libertad e independencia de los pueblos, creando, «uno, dos, tres, cuatro Vietnam».

   Paradójico y hasta comprometedor, que ya desde el mes de marzo, una etapa inicial y de consolidación para la guerrilla cubana en las montañas bolivianas, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) designara a Robert (Papi) Shelton, como jefe de la misión norteamericana en Bolivia para asegurar el apoyo militar estadounidense al gobierno boliviano en su lucha contra la insurgencia guerrillera.

   Por otra parte, Fidel Castro ordenaba la salida de La Paz del alto oficial de la Seguridad Cubana, Renán Montero, un cuadro muy bien sembrado en la sociedad boliviana, que además era el enlace oficial del gobierno cubano con el Che Guevara (5).

   Vale la pena profundizar en este hecho casi insólito. Este alto oficial de la Seguridad del Estado Cubano, Renán Montero, alias Iván, llevaba tiempo sembrado en La Paz, con la cobertura de ser un hombre de negocios que hasta había contraído relaciones amorosas y de matrimonio con una boliviana, y había creado una red de relaciones con el poder político en Bolivia. Para la guerrilla cubana del Che en Bolivia, este en- lace era vital y de una importancia estratégica fundamental. Por eso llama tanto la atención de que en esta fase inicial de la guerrilla, complicada por el desacuerdo Monje-Guevara, Montero haya recibido la orden del gobierno cubano de salir de Bolivia rumbo a París, por un supuesto trámite de su pasaporte o por problemas de salud. Posteriormente Renán Montero reapareció en Nicaragua, con la misma categoría de alto oficial de la inteligencia cubana, […] ahora vinculado al Frente de Liberación Sandinista. En el caso de Montero, muchos se preguntan: ¿qué puede explicar que Fidel Castro ordenara la salida de este alto oficial cubano, el enlace del Che Guevara con La Paz, en la etapa de plena formación y desarrollo de la guerrilla? Difícil pregunta que hasta ahora, después de cincuenta años transcurridos, ha quedado sin respuesta, a pesar de todas las reverencias que se hacen en la Cuba oficial a la memoria de Ernesto Guevara y la atención esmerada que reciben los familiares del difunto guerrillero argentino que viven en la isla.

   El escritor Norberto Fuentes, en su biografía de Fidel Castro, afirma con su acostumbrada ironía y agudeza que la intención del gobierno cubano con Guevara en la guerrilla boliviana era la de liquidar al Che (6). A fines de 1966, ya el secretario general del Partido Comunista Soviético, Leonid Brezhnev, había manifestado su indignación por la presencia del Che Guevara en Bolivia. Adicionalmente, unos meses después, Brezhnev reafirmó «que las actividades guerrilleras en Bolivia eran dañinas para los verdaderos intereses de la causa comunista». A todo esto se suma que en junio de 1967, el premier soviético Alexei Kosigyn le pidió a Fidel Castro que suspendiera su ayuda a todos los movimientos guerrilleros de América Latina, incluyendo a la guerrillera del Che en Bolivia, para no entorpecer las relaciones diplomáticas entre la URSS y Estados Unidos. (7)

   ¡Vaya pedido de la alta dirigencia soviética en momentos en que el Che Guevara se jugaba su vida en el frente guerrillero en Bolivia! A todas luces, el camino de la guerrilla cubana en Bolivia, plagado de errores, delaciones, deserciones y combates erráticos pésimamente diseñados, sin descontar la gravedad que representaba la falta de incorporación campesina, mostraba que el proyecto ya era un escenario complejo y sin posibilidades de triunfo para el Che Guevara. Una de las primeras decisiones del Che, una vez del distanciamiento con Monje y el Partido Comunista Boliviano, es hacer con sus guerrilleros un recorrido por la zona montañosa en los alrededores de Ñancahuazú. Este recorrido planificado para quince días y con un simple objetivo de entrenamiento y reconocimiento de la zona llena de cañones montañosos, desfiladeros, pocos ríos y escasos animales comestibles, se convirtió en una larga marcha desolada y agobiante de casi dos meses para todos los integrantes de la guerrilla, en virtud de carecer el grupo de guías experimentados que conociesen los vericuetos de la zona y las interioridades de los pobladores.

   En este recorrido se ahogaron dos reclutas bolivianos por las lluvias y la crecida de los ríos, la tropa se vio obligada a matar un caballo para alimentarse y la escasez de agua los golpeó a todos. Casi todos los historiadores de la guerrilla del Che señalan que la tropa regresó al campamento el 20 de marzo. Y es por estos días precisamente que dos guerrilleros del grupo maoísta boliviano de Moisés Guevara desertan de la guerrilla y son detenidos, lo que les permite a las Fuerzas de Seguridad Bolivianas y al propio ejército boliviano, conocer la versión de que guerrilleros cubanos encabezados por Ernesto Guevara se encontraban en territorio boliviano.

   En el mes de marzo, ya sin el contacto de Renán Montero, el enlace oficial cubano desde La Paz, la guerrilla comienza a mostrar rasgos de desmoralización por el rechazo de los campesinos de la zona a incorporarse a la misma. Por estos días son detenidos en las montañas bolivianas el escritor francés, Regis Debray y el pintor argentino, Ciro Bustos (8). De acuerdo a testimonios muy precisos, parece que la delación del pintor Bustos, con el retrato hablado de algunos guerrilleros y su detallada información, dieron a la inteligencia del ejército boliviano y a la Agencia Central de Inteligencia norteamericana la confirmación de la presencia de Guevara y los guerrilleros cubanos en la zona de Ñancahuazú.

   En su resumen del mes de marzo el Che apunta en su Diario de campaña: «Etapa de consolidación y depuración de la guerrilla cumplida a cabalidad, lenta etapa de desarrollo con la incorporación de algunos elementos venidos de Cuba, que no parecen malos, y los de Moisés Guevara que han resultado con un nivel general muy pobre (2 desertores, 1 prisionero «hablador», 3 rajados, 2 flojos)».

   Con este marco político tan confuso y pleno de recriminaciones entre los comunistas bolivianos y los cubanos, pocas probabilidades tenía el Che de sobrevivir en su proyecto guerrillero en territorio boliviano. En la medida en que avanzamos en la presente investigación, con más fuerza se abre la interrogante del por qué Fidel Castro y su gobierno no hicieron un esfuerzo máximo inmediato desde La Habana por rehacer el contacto con el Che y/o sacar al Che del precipicio boliviano y cancelar la operación guerrillera. Continuar la operación guerrillera del Che en Bolivia, sin el apoyo del Partido Comunista Boliviano y sin la presencia de Renán Montero en La Paz u otro enlace designado, era casi una locura política con perfiles suicidas. Pero la operación continuó y cuando llega el mes de mayo, el Che reafirma en su Diario: «falta total de con- tacto con Manila (Fidel)». En el mes de junio el Che enfatiza que «sigue la falta total de contacto con Manila y sigue la falta de incorpo- ración campesina». Lo mismo se repite en el mes de julio con el estribillo, «sigue la falta de contacto. Sigue sintiéndose la falta de incorporación campesina». En una muestra dramática de cómo las cosas seguían complicándose para el Che, este afirma en el mes de agosto en su Diario: «seguimos sin contacto de ninguna especie, decaimiento de la moral combativa y de nuestra leyenda revolucionaria».

   Tengamos en cuenta, que estamos relatando lo que dice llanamente el Che en su Diario de Campaña, sin adjetivaciones ni acentos de ningún tipo, lo que da valor y certeza al abandono humano y político a que se encuentra sometido el guerrillero argentino por el escaso interés que muestra por ayudarlo la Dirección General de Inteligencia desde La Habana. En el mes de septiembre, escribe el Che en su Diario: «caen Miguel, Coco, Julio, seguimos sin contacto. El Ejército muestra más efectividad. Tarea importante, contactos con La Paz». Para el Che era imperioso en este mes de septiembre, ante el acoso constante y agresivo del Ejército Boliviano, pues estaba en juego su supervivencia, el que lograran rehacerse los contactos con La Paz, capital del país o con su supuesta base primaria de apoyo que era el gobierno cubano. Mientras tanto, algunos Partidos Comunistas latinoamericanos, como el chileno, criticaban públicamente al Che Guevara por su actitud guerrillera irresponsable (9).

   Sintomático y con rasgos de hecatombe estratégica que desde el mes de marzo el enlace del gobierno cubano en La Paz con el oficial Renán Montero se haya interrumpido por orden expresa de Fidel Castro y de la Dirección General de Inteligencia, y lo más revelador es que ese contacto no se haya restablecido nunca más, sin ni siquiera un esfuerzo mínimo por parte del gobierno de La Habana.

   Por eso el Che insiste en su Diario sobre la importancia en rehacer estos contactos con la capital de Bolivia, teniendo en cuenta que el ejército boliviano le pisaba los talones a él y a su fuerza guerrillera. Ya en el mes de septiembre la guerrilla […] se encontraba prácticamente abandonada, por la falta de abastecimientos básicos y agotada la medicina para combatir su asma. Desde La Habana, el gobierno cubano no hacía el más mínimo gesto o intento por acercarse al drama que se venía viviendo en la guerrilla de cubanos y del Che en territorio boliviano.

Referencias

(4) Debray, Régis. Praised Be Our Lords, Gallimard, 1996 / págs. 101-110

(5) O’Donnell, Pacho. Che. Debolsillo, 2005 / págs. 502–503

(6) Fuentes, Norberto. The Autobiography of Fidel, Norton Paperback, 2010

(7) Castañeda, Jorge G. La vida en rojo, Alfaguara, 1997 / págs. 469-470

(8) Lee Anderson, John. Che Guevara. Grove Press, New York, 1997 / págs. 661-669

(9) Guevara, Ernesto. El Diario del Che en Bolivia. Siglo XXI, 1968. págs. 212-232

Alberto Müller (La Habana, Cuba, 23/mayo/1939). Estudia en los colegios Columbus School (primera enseñanza); Instituto de La Habana (ingreso); Belén y Escolapios de Guanabacoa (segunda enseñanza); Derecho en la Universidad de La Habana; Bachelor of Arts en St. Thomas University, Miami, Master en Relaciones Internacionales en FIU. Miami. En febrero de 1960 organiza una manifestación estudiantil repudiando la visita a Cuba de Anastas Mikoyán, el dirigente soviético que dirigió la masacre al pueblo húngaro en 1956. Organiza en Miami, […] con otros estudiantes, el Directorio Revolucionario Estudiantil, organización que es tradición en Cuba para combatir a las dictaduras y es nominado su Secretario General,por lo que vuelve inmediatamente a la Isla para luchar en clandestinidad noviembre de 1960. Organiza un alzamiento de estudiantes y campesinos en las montañas de la Sierra Maestra y es hecho prisionero en abril de 1961. En su primera noche como prisionero es sometido a un simulacro de fusilamiento; en dos ocasiones padeció la tortura de la Zanja de Excrementos; durante el Plan de Trabajo Forzado en Isla de Pinos, herido en dos ocasiones con bayonetazos y golpeado decenas de veces en sus espaldas con bayonetas. El tiempo aislado en celdas de castigo suman más de dos años. Ha publicado las siguientes obras: USA Tierra condenada (poemas); Tierra Metalizada (poemas); Todos heridos por el Norte y por el Sur (cuentos); Cuba entre dos extremos (ensayo); El Proyecto Varela (ensayo); Monólogo con Yolanda (novela); Retos del Periodismo (crónicas y opinión); Che Guevara valgo más vivo que muerto (Ensayo de investigación periodística), ¿Por qué Fidel abandonó al Che? (Ensayo de investigación histórica) y ¡Pobre Cuba!Mis memorias.

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