Por Ediciones Exxodus
La recién concluida Feria del Libro de Frankfurt nos sumergió en una experiencia sin parangón. Jamás antes habíamos asistido a un evento literario que desplegara, con semejante esplendor, el mercado de las letras. La lucha encarnizada por el título de diseño más deslumbrante, la agitada compraventa de derechos de autor, la fluctuación de los valores en el preciado mercado editorial y las alianzas entre casas editoriales para llevar a cabo reediciones y traducciones masivas, todos estos elementos tejieron las tramas de las celebraciones más destacadas en aquella feria.
Mediante esta entrada, nos proponemos relatar las festividades que, desde nuestra perspectiva, revistieron un significado vital. Compartiremos, con todo el énfasis que merecen, ejemplos que consideramos sobresalientes para el universo editorial de Playa Albina.
Entre las joyas más prominentes en el tesoro literario de Frankfurt se encuentra la reciente obra del exdeportista James Hibbard, titulada Die Kunst des Radfahrens (El arte de montar en bicicleta). Editado por Verlag Edel Sports en el año 2023, este volumen de 353 páginas se halla disponible por un módico precio de 22 euros. El libro logró batir récords de aceptación en el seno de la feria y aseguró contratos para su traducción a cinco idiomas diferentes. No obstante, el interés de esta obra va mucho más allá de sus números y estadísticas, pues ahonda en la filosofía del deporte como una forma de vida.
Para este libro, el ciclismo, un arte que seduce a intelectuales, esconde profundidades que escapan a la mirada superficial de aquellos que solo lo conciben como un medio para desplazarse. A simple vista, una carrera en bicicleta podría parecer un mero acto de pedalear, pero este deporte es, en realidad, un laberinto de teorías de entrenamiento (egofitness) estrategias tácticas y consideraciones estéticas. Se dice que el ciclismo de competición exige no solo fuerza y velocidad, sino también una resistencia que desafía los límites humanos, así como un agudo intelecto. En este marco, emerge un escenario de competencia encarnizada entre hombres y mujeres.
Este abanico de complejidades ha suscitado el interés de pensadores de la talla de Roland Barthes y Olivier Haralambon. James Hibbard, un filósofo doctorado y ex ciclista profesional, emprende en su obra El arte del ciclismo un profundo análisis de los matices de este deporte. En ella, relata una travesía en bicicleta de tres días junto a dos amigos, entrelazando esta experiencia con episodios de su vida como atleta de élite, así como con reflexiones filosóficas de autores como Platón, Descartes, Nietzsche y Kant. Aborda, además, cuestiones personales, incluyendo sus luchas contra la depresión. El resultado es un libro que desvela el aspecto intelectual del deporte, invitando a la reflexión de quienes se aventuran en su lectura.
Hibbard se muestra crítico en su análisis del progreso tecnológico y la sociedad en general postmoderna. Plantea cuestiones trascendentales sobre el sentido de la vida, la salud mental y la sensación de vacío que puede invadir a un deportista al final de su carrera. Con una prosa conmovedora y apasionante, Hibbard nos ofrece una visión profunda de un mundo de pensamiento al que vale la pena entregarse.
Además, su obra arroja una perspectiva intrigante sobre los crudos resultados de este deporte y sus consecuencias, relacionando el récord mundial de la hora de Francesco Moser en 1984 con un cambio de paradigma que fomentó un enfoque más analítico en el alto rendimiento deportivo. En otro momento, traza una conexión desde las ideas de Heidegger sobre la explotación del ser hasta el fenómeno del dopaje en el ciclismo, que lo llevó a alejarse de la escena profesional al comprender que «debías doparte o quedabas fuera».
Hibbard se retiró, se distanció del ciclismo y luego regresó a él. A su juicio, el ciclismo no es «un medio universal para encontrar el sentido de la vida», ya que cada individuo debe hallar su propio camino. No obstante, su experiencia le sugiere que un exceso de intelectualización puede conducir a una vida menos plena. El ciclismo, como nos recuerda, es una vía para explorar la complejidad de la existencia que trasciende las limitaciones del lenguaje de loas llamadas intervenciones espiritualizante de religiones ancestrales como el budismo, el zen y otras.