Los Charoláis no beben alcohol

Por Héctor A. Rodríguez. PhD.

Entre los reebanos de carne más famosos del mundo se encuentra el Charoláis, que toma su nombre del pueblo francés que le dio origen. Ya había hablado de la suerte del ganado Santa Gertrudis en Turiguano, Cuba. Hoy, dirijo vuestra atención hacia el Charoláis. No hay historia que separe el denominador común de la desgracia. En este caso, cómo el socialismo cubano somete a nuestros recursos, expropiando fácilmente a sus gobernantes lo que los propietarios construyeron con esfuerzo.

El ganado Charoláis llegó al continente americano en 1912, aunque hay dudas sobre la fecha exacta de su entrada a Cuba. Lo cierto es que se estableció en Jiguaní, al oriente del país, a comienzos del siglo XX. El rancho, llamado San José del Retiro, es un hermoso lugar de unas 4,500 hectáreas. Allí realicé mi pasantía como estudiante de quinto año en Ingeniería Agrónomo-Pecuaria, produciendo ensilaje bajo la supervisión del Sr. Escalona, técnico agrícola a cargo de Pastos y Forrajes de la granja. Aprendí a organizar la maquinaria, cortar el forraje, trasladarlo al silo, donde se almacena, y trabajar en su compactación con un tractor de oruga para extraer el aire del interior del silo. El tiempo de elaboración debe ser menor a una semana para evitar una fermentación incorrecta y la pérdida del material. Los datos obtenidos sirvieron para mi tesis de grado.

La raza Charoláis es la más famosa de Europa, representando el 25% del ganado de carne europeo. Está distribuida en alrededor de 70 países en todos los continentes. Francia, que en 1860 tenía 300 mil cabezas, hoy día cuenta con 4 millones, demostrando el esfuerzo francés por mejorar su raza para beneficio de su economía. La calidad de su carne es apreciada mundialmente. Francia utiliza modernas tecnologías de reproducción, como la inseminación artificial y el trasplante de embriones, alcanzando un 90% de gestación, mientras que Cuba no supera el 50%.

Los animales adultos pueden alcanzar una ganancia de peso de 1.5 kg por día, siendo sacrificados a los 30 meses con pesos de hasta 1,500 kg. Además, se han cruzado con el Brahman indio, dando lugar al Charbray, un cruce que ha mejorado la economía ganadera en varios países americanos, incluyendo México, Brasil, Colombia y Argentina.

Sin embargo, en Cuba la historia es distinta. Han reducido la masa del Charoláis en lugar de aumentarla. Hoy veremos, además de la baja natalidad, otras razones que inciden en ello.

En la provincia donde se encuentra este rancho, hay una universidad agropecuaria donde se estudian veterinaria e ingeniería pecuaria. Los técnicos formados allí, como uno de los sujetos de este relato, más tarde trabajaron en el rancho de Jiguaní. Los laboratorios de la universidad, en sus prácticas, utilizaban reactivos químicos y otros compuestos, como el alcohol etílico, para prácticas quirúrgicas en animales, incluyendo cesáreas y otros procedimientos.

Se detectó que el consumo de alcohol era superior al esperado según las normas técnicas de laboratorio. Esto había sido objeto de varias discusiones, a partir de informes realizados por los encargados de suministros de la universidad, pero el problema persistía sin resolverse. Ante el creciente consumo de alcohol etílico, llegó una notificación del Ministerio de Educación Superior al Rector, alertando sobre esta situación.

Para ser profesor en la Universidad, según la ley de creación del Ministerio de Educación Superior de 1976, era necesario alcanzar un GPA superior a 4 puntos. Sin embargo, como concesión a ciertas influencias políticas, se permitió la entrada de un individuo que, a pesar de ser un mal estudiante, era muy leal al régimen. Este individuo era amigo del decano de la Facultad de Ciencias Pecuarias y estaba casado con la hija de un destacado dirigente comunista, perteneciente al partido de los primeros comunistas antes de la revolución. Por esta razón, los nuevos comunistas, por razones desconocidas, le otorgaban una influencia y un estatus especial en la sociedad, como si fuera una especie de «vaca sagrada». Mediocre en sus capacidades, buscaba ascender en la jerarquía del poder, un sueño común entre los comunistas cubanos.

Lo hizo asumiendo la dirección del sindicato de la universidad, ya que no encontraba otra manera de ser relevante, alcanzar un nivel académico o ascender en el poder. En el socialismo, los sindicatos se dedican principalmente a actividades festivas, buscando alegrar a sus miembros con eventos donde no faltan los cócteles y ponches hechos con agua de coco y alcohol de laboratorio. De ahí surgió el origen del alto consumo de alcohol. Pero el secretario del Partido en la universidad fue promovido a secretario municipal en Bayamo. Era un antiguo amigo del jefe del sindicato, con quien había trabajado en la FEU, y decidió llevarse a su eficiente secretario del sindicato para que trabajara como ideólogo del municipio.

Con este ascenso en la jerarquía de poder, un borracho incompetente alcanzó una nueva dimensión, y el pueblo de Bayamo corría el riesgo de perder su heroísmo, incrementando su alcoholismo bajo la influencia de su nuevo educador político. Por sus méritos en el Partido, fue nombrado Director del Centro Genético de Ganado Charoláis, San José del Retiro, de la Empresa Genética Manuel Fajardo, comenzando así un camino similar al del Centro de Turiguano, con el jefe rebelde que comía paniqueque. Sin embargo, a diferencia de paniqueque, a este hombre le apodaron «Matusalén», como el famoso ron elaborado en Manzanillo, pues era lo que realmente le gustaba, tal como lo demostraba la anécdota del alcohol de los laboratorios.

En una edición de la Revista Veterinaria de octubre de 2022, se reveló un hallazgo preocupante: al utilizar datos para una investigación que evaluaba los pesos al destete de animales de la raza Charoláis en Jiguaní, nacidos entre 2005 y 2013, se tuvo que descartar nada menos que 1185 registros por presentar el número cero o carecer de datos. ¿Cómo explicaba la administración del centro la ausencia de estos datos? ¿Por qué estaban en blanco? La respuesta era sencilla. Al comparar los datos del Charoláis francés con el cubano, se encontró que los franceses pesaban casi 200 kg más que los cubanos, evidenciando la deficiente gestión en alimentación y manejo de los animales bajo la administración de Matusalén, el director conocido por su alcoholismo.

Además, la falta de registros en el control animal pudo evidenciarse en un incidente particular: un día, viajando de Jiguaní a Bayamo, donde residía Matusalén, este fue detenido en un control de tránsito. Tras revisar su jeep, la policía le solicitó la licencia de conducir y anotó en el reporte: «El ciudadano Pedro Vázquez Estrada, en posesión de una pierna de ganado bovino de aproximadamente 30 kg y en estado de ebriedad…».

Lamentablemente, este episodio refleja una continuidad en los problemas que enfrenta Cuba en la actualidad.

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