Las rutas paralelas (Crítica y Filosofía) son los caminos del corazón y del cerebro. Siempre marchando en la misma dirección, siempre evolucionando en él mismo sentido, cambiando al unísono, pero levando rutas paralelas. Nuestro sentimentalismo y nuestra reflexión, no se unen nunca. De esa desunión nace el dolor que nos acompaña en el éxodo que llevamos hacia no sé qué ignotas regiones. Por un lado, van nuestros sueños. Por otro, paralelamente, va nuestra reflexión. No se confunden jamás. Yo, al menos, nunca he logrado unir en un mismo sendero, lo que soñé y lo que fue real. Mi sentimentalismo ha estado reñido siempre con mi reflexión. Debe ser porque he soñado mucho. Es una obra que carece de hilación. A veces resultará paradójica, como una página de Unamuno. Pero hay en ella grandes inquietudes, algunas esperamos prematuramente marchitas y otras que empiezan a florecer ahora. Es así, porque es mi espíritu. (Alberto Lamar Schweyer, 1922).

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