“Las creadoras de Editorial Primigenios”

Texto íntegro de la Conferencia que leí en el día de ayer en el marco de la IV Feria Latinoamericana Del libro Cartagena de Indias

Un día de septiembre del año 1931 el gran poeta Federico García Lorca pronunció unas palabras en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal, las palabras me vienen a la cabeza en estos momentos que estoy frente a ustedes para hablarles de las mujeres creadoras de Editorial Primigenios, y cito: «Muchas veces un pueblo duerme como el agua de un estanque un día sin viento, y un libro o unos libros pueden estremecerlo e inquietarlo y enseñarle nuevos horizontes de superación y concordia. Porque contra el libro no valen persecuciones. Ni los ejércitos, ni el oro, ni las llamas pueden contra ellos; porque podéis hacer desaparecer una obra, pero no podéis cortar las cabezas que han aprendido de ella porque son miles, y si son pocas ignoráis dónde están».

La literatura no puede cambiar el mundo, pero si a las personas y estas, con sus acciones, pueden ayudar a hacer un mundo mejor, más solidario, libre y justo. Si la literatura y en especial la literatura escrita por mujeres no tuviera la capacidad transformadora de provocar en los lectores emociones o respuestas nunca vividas, los dictadores no la hubieran visto como un peligro y una amenaza para su poder. La historia de la humanidad está llena de momentos en que libros, autores y lectores han sido censurados, perseguidos o encarcelados. Censuras evidentes (prohibiciones expresas de libros por diversos motivos); y, también, censuras soterradas (consecuencia de omisiones, ocultamientos y olvidos deliberados).

Quienes cercenan las libertades de las personas dictan órdenes de prohibición de libros más pronto que tarde, porque saben que la lectura aporta al lector criterio propio, capacidad para el juicio crítico, conocimiento del mundo. Por eso, no dudan en utilizar recursos y estrategias que les permitan silenciar o prohibir libros o perseguir y condenar a escritores y lectores, incluso encarcelarlos cuando estos manifiestan su desacuerdo con las políticas de turno en las sociedades donde se frena y persigue la libertad individual. Yo soy un hombre que ha visto con sus propios ojos todo esto que les digo, de hecho, la invitación por parte de los organizadores de la IV Feria Latinoamérica del libro de Cartagena de Indias para esta conferencia, llegó en momentos de reflexión y de mucho dolor, como muchos cubanos en todo el mundo he estado siguiendo los acontecimientos de nuestra isla. Una mezcla de orgullo y esperanza por esa masa de jóvenes que enfrentando la represión más brutal han demostrado con valor su angustia, desesperación y malestar a un proyecto que por mucho tiempo ha fracasado. Las evidencias de ese fracaso están en muchos de los testimonios, obras literarias, historias y narraciones que Editorial Primigenios ha publicado de muchos creadores y creadoras residentes en la isla. La literatura es el espejo de la vida, de la sociedad y de las pesadillas y demonios que surgen en las horas más oscuras de los pueblos.

Mis palabras hoy están dirigidas a homenajear en especial a las creadoras de Primigenios. Mujeres que en medio de los horrores de esta era escriben sobre el amor, la esperanza y la necesidad de mantener la vida.

Acabo de recibir mensajes de una de ellas, frágil criatura que desea ayudar, pero no sabe cómo, en medio de tanta tristeza y desolación. Editorial Primigenios es la única forma que tengo como individuo de luchar contra el genocidio cultural que por más de sesenta años viene ocurriendo en Cuba.

Salvando las distancias y los tiempos Primigenios surgió inspirado por la vida de Oskar Schindler, el empresario austríaco que salvó la vida de aproximadamente mil doscientos judíos durante el Holocausto, empleándolos como trabajadores de sus fábricas.

Puedo decir que cada libro que publico, sin costos para sus autores es un modesto intento de salvar una vida y quien salva una vida, salva al mundo entero, (frase del Taimud que labraron en un anillo entregado a Schindler por los judíos).

Raphael Lemkin “el padre del término genocidio” incluía al vandalismo en el proceso del genocidio, cuando un grupo en el poder intenta acabar con la cultura, la memoria o la herencia de otro grupo y en el peor de los casos terminar con el poder social, cultural y económico de ese grupo.

Editorial Primigenios ha publicado y seguirá publicando a todos los autores cubanos sin costo y en especial a aquellos que son silenciados por su manera de pensar.

La literatura escrita por mujeres propone hacer visibles las zonas íntimas de algo compartido, en especial las desigualdades y las violencias que atraviesa al género.

En el caso de los creadores de Primigenios de mayoría residentes en Cuba todas ellas marcan una renovación que acompaña los cambios sustanciales en la sociedad, por supuesto esa literatura primigenia tiene voz y cuerpo además de género e ideología dejando atrás las migajas de los monólogos de los hombres.

Todas ellas, desde la ficción y los distintos géneros literarios se han ocupado de referirse a diferentes temas íntimos y vuelto políticos, incluso aquellas que escriben para niños y jóvenes como lo hace Ana Díaz, valiente mujer, poeta, novelista, artista de la plástica, actriz y autora de innumerables libros, quien recientemente acaba de renunciar a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por su desacuerdo con la represión y la situación política de su patria.Ana es una de las mujeres de Primigenios que ha luchado contra el sobreuso de la ideologización, como poderoso medio para falsear la historia que el régimen transmite y ha pagado un duro precio, junto a su esposo el también escritor y poeta Rafael Vílchez.

En su carta pública de renuncia Ana Díaz nos dice:Odio el abuso, la injusticia. Le he entregado mi vida al arte desde esta pequeña aldea. Los artistas nos debemos a nuestro pueblo. A este pueblo que año tras año, disciplinado, espera una luz que jamás llega. Y me resulta triste e indignante ver a las personas matándose a golpes entre sí. Gritando unos pocos por la calle, como perros con rabia, sanguinarios, enviados del infierno. Rojos de ira, con el deseo ferviente de golpear a su hermano. Felices porque les dijeron Mata. Reprimiendo. Mintiendo todo el tiempo, manipulándolo todo. Queriendo tapar el sol con un dedo. Hermanos contra hermanos por no pensar igual. ¡Señor mío, nada ni nadie en este mundo es idéntico! Duele el silencio cómplice de los intelectuales, de los artistas ante este acto genocida contra un pueblo desarmado y hambriento. Un pueblo que solo desea vivir como seres humanos y se le respeten sus derechos. No puedo callar. Esto es la gota que rebasó la copa. Jamás imaginé que una cosa así pudiera pasar. Pero está pasando. Y yo, que con tanto orgullo ostenté durante tantos años haberme ganado un sitio en dos de las filiales de la Uneac, como escritora y como actriz, hago pública mi renuncia de esta institución. Que Dios les perdone tanto silencio, tanta complicidad con el mal. LO QUE ESTÁ MAL. Y ESTÁ REMAL. No hay justificación posible. Que Dios nos proteja. VIVA CUBA LIBRE. Ana Rosa Díaz Naranjo.

A unos cientos de kilómetros hacia el oeste de donde Ana Díaz subsiste rodeada por sus demonios, otra creadora, como personaje de la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, se apresta a recitar una y otra vez sus poemas de modo que no caigan en el olvido. Rodeada de montañas y de la censura por sus discrepancias, Miladis Hernández Acosta, acaricia en su imaginación el lomo de sus títulos publicados con la Editorial Primigenios y otras editoriales allende de los mares: Viento de cenizas, Las náufragas porfías, La isla preterida, La sombra que pasa, Los imponderables reinos, Al sur de los páramos, El fuego del ángel, Después de la caída, Memorias del abismo, Libro de los próximos y su último libro publicado por Iliada Ediciones “Bosque de Tárnow. Al igual que Ana, Miladis acaba de renunciar públicamente con una carta que cito:Yo Miladis Hernández Acosta ( Guantánamo, Cuba, 1968).

Mujer y escritora. Madre y librepensadora. Defensora de la paz, poeta; humanista y martiana, hago renuncia pública de pertenencia a la membresía de la Unión de Escritores y Aristas de Cuba. UNEAC.Unión y sede que se entra por voluntad propia. Y se sale por el mismo concepto.

Mis razones son obvias. Creo en la libertad. En la Cultura como resorte de proyección humanista y vehículo para el crecimiento del ser, y todo salto debe ser hacia lo humano. Creo en el derecho de cada individuo a expresar sus ideas y opiniones sin que estas tengan que ser reprimidas por las fuerzas. Creo en el progreso. En el arte.

Creo en Cuba. En el respeto entre los hombres, en el amor y en la bondad de los seres humanos. No deseo respaldar, ningún proyecto, venga de donde venga que, haga uso del último recurso que representa el del enfrentamiento entre ciudadanos, y el uso de la innecesaria violencia. Para mí y según mis derechos y legítimas facultades, todos somos ciudadanos cubanos. Por ende, todos merecemos ser escuchados. Creo en el valor profundo de la palabra. En el justo diálogo, en el entendimiento lógico; la reconciliación, y en la unidad de todos los cubanos. En el espíritu de Dios, y en la fuerza de San Miguel Arcángel.

Les dejo a todos un abrazo y la voluntad de seguir trabajando para la promoción, aporte y desarrollo de la rica y extraordinaria Cultura cubana. Cultura que a todos por demás, también nos pertenece, nos identifica como pueblo, nos abraza y une.

Sería imposible en esta media hora detallar la obra y los valores humanos de cada una de las creadoras de Primigenios, pero es de hombres honorosos hacer hermoso aquello que uno está obligado a realizar, por ello nombraré las 59 escritoras miembros de la Editorial Primigenios, cifra que aumentará este año con nuevas obras en proceso editorial:

1. Alina Moreno

2. Amanda Nancy Torres Ruíz

3. Ana Herminia Rodríguez

4. Ana Ivis Cáceres de la Cruz

5. Ana Julia Gutiérrez Ulloa

6. Ana Margarita Valdés Castillo

7. Ana Rosa Díaz Naranjo

8. Andrea García Molina

9. Anisley Miraz Lladosa

10. Aymee Corominas

11. Barbara D´Acebedo

12. Barbara Olivera Mas

13. Beatriz del Rosario Torrente Garcés

14. Bertha María Gómez Sedano

15. Clara Lecuona Varela

16. Claudette Betancourt Cruz

17. Daimy Díaz Laborda

18. Delsa López Lorenzo

19. Eliane Acosta Moreira

20. Elizabeth Álvarez Hernández

21. Esther Suárez Durán

22. Felicia Hernández Lorenzo

23. Gabriela Sánchez

24. Gilda Guimeras

25. Gisela Lovio Fernández

26. Grisel Leonor Rodríguez Pimentel

27. Guillermina Consuelo Samsaricq González

28. Ivonne Sánchez-Barrea

29. Jenny Díaz Valdés

30. Katia Pérez Padrón

31. Lisbeth Lima Hechavarría

32. Lucy Maestre

33. Maria Liliana Celorrio

34. María Ondina Niebla

35. Mariana Enriqueta Pérez Pérez

36. Marié Rojas Tamayo

37. Marilú Rodríguez Castañeda

38. Maritza Vega Ortiz

39. Mayda Milián Ortiz (fallecida)

40. Miladis Hernández Acosta

41. Minerva Pérez Corcho

42. Miriam Peña Leyva

43. Miroslaba Pérez Dopazo

44. Narely Plasencia Rodríguez

45. Niurbis Soler Gómez

46. Nuris Quintero Cuellar

47. Odalys Leyva Rosabal

48. Pilar Doris Gálvez Martínez

49. Rebeca Ulloa

50. Sarah Graziella Respall Rojas

51. Teresa Medina Hernández

52. Vivián Suárez García

53. Wendy Calderón Veloso

54. Xiomara Maura Rodríguez Ávila

55. Yamilka González Pérez

56. Yasmín Sierra Montes

57. Yolanda Felicita Rodríguez Toledo

58. Yuray Tolentino Hevia

59. Zuleica Ruíz Peix

La escritora inglesa Virginia Woolf gustaba decir que “para la mayor parte de la historia, anónimo era una mujer, en una evidente crítica a la invisibilización que ha tenido la mujer en la literatura, relegadas a un segundo plano en la vida política, laboral y social, las mujeres han tenido que luchar históricamente con el lugar que les habían asignado en el mundo: el hogar y la familia. Históricamente una mujer no podía superar intelectualmente a un hombre. Al mencionar los nombres de “mis primigenias” me he llenado de ambrosías por lo que representan esas mujeres en sus distintas disciplinas artísticas, algo que considero inmenso, digno de mencionar, pues casi todas ellas enfrentan serias dificultades sociales y económicas, la propia Virginia Woolf mencionaba que “Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien si no ha comido bien, una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir”. No me pregunten como esas 59 mujeres lo han hecho. En principal motivo del por qué estoy aquí hoy parado frente a ustedes es para rendir homenaje a la pasión desmedida que ellas han volcado en sus obras, pasión que no persigue encontrar un lugar en la posteridad, más solo la satisfacción personal que proviene del compromiso por el avance de un mundo mejor. No podría ser de otra forma, todas ellas, escritoras y artistas tratan de cambiar la realidad existente no combatiéndola, en su lugar lo que hacen con sus obras es crear un modelo que haga obsoleto el anterior.

En esos libros que he traído como mensajes de concordia, de luz desde mi humilde lugar en el norte se resumen lo que os digo, ahí está la voz dulce y vibrante de Ana Ivis Cáceres de la Cruz:

La isla es un puzle

un partido

una estación

un alias.

Bebo de sus raíces sin golpe en la consciencia.

Brillo que avergüenza al otoño,

el verano hace una mueca que perturba,

el invierno baja la mirada.

Manto de hojas putrefactas.

La isla no es venganza sin frontera,

dueña del verano

maqueta del poder.

Y la voz de Claudette Betancourt Cruz, hermosa joven cubana en todas sus dimensiones y alma que me susurra este dolor:

ARRASTRO ESTA PIEDRA,

no por una montaña,

no hacia la cima de una montaña,

no la arrastro y vuelve a caersino que va dentro de mí.

Yo soy la piedra.

Lento, lento es mi paso de piedra en el abismo,

en las claustrofóbicas aceras,

lento y triste,

porque aprendí a pensar y mi almase volvió una piedra.

Maldigo las hojas que comídel árbol del bien y del mal,

del árbol del conocimiento.

Pensar es una maldición,

odiar lo oscuro es una maldición,

amar un pájaro que vuela, una araña que vibra,

el polvo brillante que vuela sobre el aire.

Y la voz de Lucy Mestre que viene como hálito de

luciérnaga espolvoreando de amables especias o

como lágrima de cebolla doliente que pretende

romper el misterio del amor mas allá de la muerte:

Si te enteras que he muerto, ven a verme,

acércate al cadáver, ven, te invito,

no te asombres si sientes que me excito,

es que tienes el don de poseerme.

Si viniera la muerte a sometermedonde guardé la cruz y este febrero,

tu lengua resucita mi aguacero.

Si te enteras que he muerto, ven a verme.

Porque hueles a lumbre como un salmo

y quizás sea la muerte mi agujero

de sol, la voz de lluvia conque calmo

el ardor de mi alma, mi grisura.

Esta agonía de seguir viviendo

donde escondo mi falta de cordura.

Amigos, podría estar toda la tarde y noche, citando a “mis primigenias” compartiendo con ustedes las maravillas, penas, emociones y desgarraduras que me han provocado en el alma esos libros, les confieso que voy a recordar esta época de mi vida como un momento de tristeza y de alegría combinada, al estar de duelo y teniendo el corazón roto por mi patria he vivido rodeado de libros dedicados a la devoción y al estado de gracia que producen en mí la obstinación y mi amor por la libertad intelectual y moral, quizás todo ello pueda parecer a alguien una fuente de auto sufrimiento por mi estupidez eterna de perseguir a los que no hacen daño. Presiento que voy a defraudar, a como gustaba nombrarlas Alberto Rodríguez Tosca, “a las desdichadas criaturas de la inconmensurable realidad”, las voy a defraudar por “la desapacible tiranía que prohíbe toda misericordia”. Muchas gracias a los organizadores de esta importante feria por estar hoy aquí con ustedes representando a las creadoras y creadores de Editorial Primigenios a los que me ata la gratitud infinita por permitirme editar y publicar sus libros.

Muchas gracias.

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