¿Quién fue La Máscara Negra? ¿Un payaso, un sabio o un jodedor hiriente encerrado en lo que él llama La Casa del Ser? No quiero afirmar ni lo uno ni lo otro. Sólo quiero recordar aquellos momentos complejos de nuestra existencia contemporánea, claro, aunque ya han pasado una tonga de años. El calor me ahoga, las bajas temperaturas me dan escalofríos y parece como si la pandemia me estuviera tocando cuando la distancia temporal es notable. La imagen de aquel ente buscapleitos lanzando diatribas desde su balcón de una ciudad del Condado Dade, no Miami, sino en la mera cueva de los cubanos convoca a unos a la risa y a otros al desprecio. Aunque, ¿cómo describirlo?, he tratado una y mil veces. Pero, desafortunadamente, los años borran algún que otro detalle preciso. La Máscara Negra llegó no cuando el cólera arrasó La Habana, sino cuando el coronavirus paralizó al gran país donde viví por tantos años.
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