La farándula cubana como inmunidad

Por Galán Madruga

¿Es posible hacer de la voluntad de poder una investigación empírica? Habría de ubicar al margen de dos movimientos reticulares de la existencia humana: la individual y la colectiva. De hecho, la primera desconoce la jerarquía y procura ofrecer toda una libertad por el estilo. En este sentido, no es justo considerar el nivel de liberación que se debe conceder a todo el mundo, sino el grado de voluntad de poder que uno u otro conciernen hacer sobre otros o sobre los demás; lo cual es lo mismo: en la medida en que una suerte de libertad constituya la base para la procreación ascendente de un tipo superior.

¿Cómo se podría sacrificar la evolución de la humanidad para contribuir a la existencia de una especie más culta que la del hombre actual? El dilema para los cubanos dentro y fuera de la Cuba Castrista radica en no estar consiente de saber las razones por las cuales atraviesan una etapa del nihilismo en cierne; se comienza, sin reconocerlo objetivamente, a no creerse en nada: la cultura cubana no existe, como en las denodadas interpretaciones mundanas tampoco existe ni el Partido y ni las organizaciones de masas. 

¿Pero de dónde sacar el poder necesario para superar la fase de descreimiento anticastrista? Los cubanos de ahora estarían imposibilitados en no pueden aceptar la cultura como destino, pero salvarse del totalitarismo acudirían a una suerte de inmunidad cultural. Conservarían lo esencial de la tradición del parentesco y la estructura espiritual de la cubanidad para avanzar. En un libro posterior me propendía dilucidar cómo la tradición cultural articula y recrea espacios de inmunidad frente a cualquier invasor contracultural, interno y externo. El primer campo de inmunidad lo presentan las tradiciones populares, musicales, carnavalescas y religiosas.

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