Por Spartacus
La sentencia de Nietzsche en el Anticristo (1895) de que la historia ocurrida en sentido general, es la historia de la invención del platonismo o el platonismo para el pueblo o la trascendencia para el mundo empírico y mundano continúa su marcha galopante hasta nuestros días. Platón dividió al hombre en dos partes: el hombre interior y el hombre exterior. Del primero se derivó un enclave: la subjetividad. Cristianismo, Estoicismo, monacalismo fueron las primeras formas de vida del hombre interior. La frase se ha hecho común entre nosotros: somos el mundo interior.
Cuando asumimos la mística, de que la «verdad vive en el interior » y no en otra parte, exaltamos sin menoscabos la invención platónica del mundo. Lo que conocemos hoy como «socialismo» y «democracia” también forman partes de la invención del «hombre interior» platónico.
En este sentido, seguimos aspirando al neoplatonismo. La historiografía cubana sigue siendo una invención. La ambición por lo “neo», el «cambio”, son antiguas invenciones platónicas sobre el inconsciente, provenientes de la creación de «hombre interior». Hábitos simbólicos, del que el socialismo y el castrismo son los herederos más recientes directos del progenitor platónico, de cuya invención del mundo real, la verdad, habita en el “mundo interior». Algo tenemos oculto los cubanos en el mundo interior, la herencia platónica, sus descendientes y recalcitrantes «socialismo» y «comunismo».
Por eso más que hijos de Dios y de padres reales, hemos aceptados la herencia como hijos de una invención a lo largo de la historia de Cuba. «Hijos del país» (criollo), «hijos de la nacionalidad» (independentismo), «hijos de la patria» (nacionalismo) e «hijos de la Revolución» (justicia social).
Ahora surge una descendencia aparentemente rizomatica, sin nombres, desheredada que intenta rescatar la ascendencia nacionalista de hijos del país, la patria y la nacionalidad, pero por igual tejiendo la misma invención del “hombre interior». Parece que en «la ascendencia en lo cubano» el «hombre exterior» no cuenta para algo. La sumisión a la invención del “hombre interior» es autoritaria, parcial y burocrática.
¿Queremos cambios? Salgámonos por completo de la continuidad absoluta de la herencia platónica del «hombre interior». ¿Cómo? No lo sé….
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Nota: «La ascendencia en lo cubano» es un proyecto de libro que nos hemos propuesto concluir para fines de este año. Instituciones y personas que deseen apoyar el proyecto pueden escribirnos a «mensajería FB» y a la dirección de correo: velazquezgw@gmail.com