Por Héctor A. Rodríguez, PhD.
La inteligencia artificial se ha convertido en algo de moda, para bien y para mal, en nuestro tiempo. Se están publicando noticias extrañas sobre el científico de inteligencia artificial que vende investigaciones a empleados de Google, Microsoft, IBM, Amazon, Lockheed Martin y Tesla. Un nuevo indicador muestra que podrían lanzarse dentro de 3 meses, como ChatGPT u otras fuentes, como nuevos miembros de la bolsa, más compañías de IA. Este es el momento que todos temimos: cuando la inteligencia artificial nos supere oficialmente y se vuelva más inteligente que la inteligencia humana. Cuando llegue, el mundo entero se verá sumido en el caos, dicen, y es así como nos pretenden convencer metiéndonos miedo, como hicieron con la pandemia. Y se espera que las grandes acciones tecnológicas tripliquen su precio en los próximos años.
Esta fuente dice que hay una inversión en IA completamente diferente de la que casi nadie habla. No es una gran tecnología, no es Nvidia, ni siquiera es un activo digital… Es un sector poco conocido que, según la IA de Google, debe crecer al mismo ritmo que las IA actuales. Y lo que es aún mejor, este sector poco conocido es mucho menos riesgoso que las nuevas empresas de IA, según The Wealthiest Investor. Solo pretende asustarnos y que le compremos sus publicaciones para hacernos millonarios. Parece que la IA puede sustituir a Wall Street y a la lotería, así que lloverán los millonarios en los próximos años. ¿Es realmente creíble este pronóstico?
Están surgiendo noticias de izquierda a derecha sobre cómo la IA va a cambiar todo, desde cómo aprendemos hasta cómo trabajamos, cómo nos comunicamos y cómo compramos… Y la chispa que lanzó esta revolución fue el lanzamiento en diciembre pasado del revolucionario programa de procesamiento de lenguaje AI conocido como ChatGPT. ¿Confiarías alguna vez en el análisis de acciones de IA? Para la mayoría de las personas, la respuesta no es tan sencilla. En otro ejemplo, les muestro cómo están en el FEM proyectándose en el campo educacional. La oficina de participación pública del FEM informa lo siguiente: Dicen que se necesita urgentemente un nuevo modelo educacional basado en el aprendizaje de las ciencias y centrado principalmente en enseñar a los estudiantes «cómo pensar», mediante el cultivo de «habilidades duraderas» como el pensamiento crítico y creativo, el razonamiento ético y la inteligencia emocional.
Estos maestros de pacotilla piensan en crear inteligencia emocional con la IA, como si no fuera genético, y niegan el caudal de conocimiento adquirido a través de los años que se transmiten de generación en generación, haciendo por ello que el conocimiento sea un fenómeno social. Explican cuatro razones por las que el modelo educativo más popular y prevalente (clases magistrales más exámenes de alto riesgo) no cumple con dichas condiciones:
1. Las conferencias son canales de conocimiento unidireccionales donde los estudiantes consumen información pasivamente en lugar de operar activamente con ella. ¿Hombre o máquina dando clases?
2. El conocimiento transmitido a través de conferencias a menudo va por detrás de los rápidos avances en tecnología, tendencias de la industria y requisitos profesionales. Según ellos, solo la IA es un avance tecnológico. Niegan la retroalimentación y capacitación postgraduada que se debe mantener.
3. Las evaluaciones de alto riesgo (ensayos, exámenes) solo capturan un momento único en el recorrido académico de un estudiante. Excluyen proyectos de investigación, donde mejor se refuerza y concentra el conocimiento adquirido por el estudiante, guiado por tutores.
4. También tienden a evaluar los tipos incorrectos de habilidades (memorización y recuperación) y lo hacen en condiciones artificiales que rara vez imitan escenarios del mundo real. Parece que estos «nuevos profesores» nunca han experimentado ni han participado en procesos de investigación en tesis de grado.
Por último, argumentan que la IA no solo resalta las deficiencias de un modelo tradicional de conferencias y exámenes, sino que socava activamente su valor. Los estudiantes se preguntarán con razón por qué deberían asistir a conferencias cuando la IA puede interpretar, visualizar y resumir información compleja cuando y como quieran, de manera adaptada a su nivel de preparación y necesidades, terminan diciendo…
¿Será posible que estos señores estén dictando normas de currícula en la enseñanza utilizando mala práctica, quizá recibida en su formación profesional? Pedagógicamente, no demuestran respetar a los grandes pedagogos mundiales, tales como el norteamericano Harris, el español Unamuno, el ruso Makarenko, el argentino Ingenieros, el chino Confucio o el francés Descartes. Sería interminable la lista; solo he querido mostrarles cinco pedagogos de diferentes latitudes y orígenes.
Por último, quieren despersonalizar las evaluaciones en tiempo real y ofrecer las herramientas de inteligencia artificial, sacando del proceso al profesor que evalúa los objetivos que enseñó en sus clases. ¿Será posible? No lo creo. Finalmente, argumentan que si el valor al graduarse radica simplemente en la capacidad para recordar conocimientos especializados, pronto se darán cuenta de que las herramientas de inteligencia artificial pueden duplicar ese conjunto de habilidades a un costo mucho menor y con mayor eficiencia, pretendiendo cambiarlos por robots. ¿Será ese realmente el futuro de la fuerza laboral calificada? ¿Qué pasará con los premios Nobel? ¿Dejarán de existir? ¿Los premios Cervantes de Literatura española dejarán de existir? ¿Han pensado realmente los gobiernos en lo que los desalmados liberales y postmodernistas están haciendo sin la influencia de los pueblos?
Es anarquía, también la IA… Nuevas formas de IA seguirán apareciendo y la competencia será aún mayor. Ya se contabilizan siete sistemas de IA; no todos aún cotizan en la bolsa, pero no estarán lejos de hacerlo. Musk ya anuncia la suya, X.AI, pronosticándole un desempeño mejor que el de Nvidia. Confío en que Musk no pretenda dañar el intelecto y solo, como ciencia al fin aplicada que es, sea utilizada para elevar la productividad. Y como pueden ver, están utilizando los vientos que soplan para entusiasmarnos con los millones que vendrán con la IA y con una supuesta eficiencia que suplantaría a los profesores universitarios y su experiencia, soslayando la misma y dando créditos a quienes nunca han trabajado. Nada más lejos de la verdad, y así nos estamos embaucando en un sin fin de actividades que hacen prever que la gente se dará cuenta de que esta alharaca no nos llevará más lejos del miedo que hoy nos meten.
Confío en que bien utilizada, el miedo no imperará. Actualmente salen comerciales en los medios anunciando la IA en todo, en electrodomésticos, automóviles, equipos médicos, en fin, nadie escapa a la ola de propaganda. Ya nos hablan de nuevos tratamientos para tipos de cáncer, como los mielomas en 4 meses, el hígado en solo 30 días y el cerebro en niños en 24 horas, pero son tratamientos, no la cura. Estamos en la curva ascendente del péndulo de Foucault; hay que esperar a que llegue a su punto de inflexión y luego descienda, como siempre sucede con lo nuevo. Mi esposa y yo somos asiduos a las actividades culturales.
Nos hemos identificado bien con ellas y se nos puede ver en el cine, el teatro, el ballet, ya que tenemos una nieta que crece en ese campo, la ópera, pues tenemos una sobrina, Marialeida, de fama mundial como soprano coloratura. Visitamos galerías de pintura donde, por ejemplo, el color juega un papel preponderante. Como ejemplo, cito al pintor cubano Andrés Valerio, un genio del color, quien debe estar revolcándose en su tumba al ver las chapucerías que se hacen en pintura con la IA. Vamos a muestras de escultura, conciertos de todo tipo de música, así como a tertulias y presentaciones de libros, en el campo de la literatura. Todas y cada una de estas manifestaciones nos sirven para disfrutarlas y aprender de ellas, conocer a sus autores y hacer amistades e interactuar donde podamos. Pero además, hemos ido aprendiendo la genialidad del hombre, insustituible por la IA. Pensamos como Sócrates, solo sabemos que no sabemos nada.
En estas manifestaciones, por ejemplo la literaria, hemos visto un entusiasmo desmedido por su uso. El fruto no es bueno. Lo que hemos visto hasta ahora no supera el ingenio humano. Son resultados vulgares, feos, inanimados, carentes de arte y literatura, sin poesía y frívolos. ¿Cómo ser poeta usando la IA si no tiene corazón? ¿Cómo narrar sentimientos en un cuento o novela si no tiene alma? ¿Cómo ilustrar con dibujos o colores si la IA no tiene ojos? En la pintura, vemos los colores que nuestros ojos reflejan de la luz que les entra. Si lo duda, métanse en un cuarto oscuro y díganme qué ven: nada. Vargas Llosa, premio Nobel de literatura, estará desquiciado con su utilización en la literatura, no porque él la use, sino por lo que se lee, se está escribiendo, usándola por oportunistas de la escritura que nunca lograrán nada.
Con el talento se nace. Dios nos lo da, y la IA no cree en Dios. Eso es parte de la salvación de esta peste. Volviendo a Vargas Llosa, ya nos lo anunció en su magnífico libro «La Civilización del Espectáculo», el cual recomiendo, hace ya más de 10 años, adelantándose a nuestro tiempo y demostrando que la IA no pasará de ser parte de ese mal espectáculo. Yo trabajo en un proyecto y traté de avanzar usando la IA para evitar correcciones y ediciones, dándole los elementos a la máquina y recibir la excelencia sintáctica y ortográfica. Cuál fue mi sorpresa, mi experiencia propia.
La lectura que me regresó la IA carecía de valor sentimental, reflejaba la vida material pero no la espiritual, le quitaba el sentido a mis sentimientos y carece de creencias religiosas, es atea por completo, delegando al pragmatismo más intrínseco todo el pensamiento que yo quería expresar. Hay que entender algo que la máquina no puede hacer. La cadena del lenguaje: el corazón refleja lo que se quiere decir, el cerebro lo idea y lo manda a nuestra boca para expresarlo a través del lenguaje. Este proceso no lo posee la IA, por lo que nunca, gracias a Dios, los vaticinios de sustitución humana serán cumplimentados. Los materialistas no pueden eliminar el espíritu y los que intenten sustituir a Dios están llamados al fracaso. Por último, un ejemplo gracioso y engorroso, por supuesto.
Acaba de ocurrir en Austin, Texas, donde más de una docena de taxis sin chofer ha protagonizado un tranque o tapón en el centro de la ciudad que retrasó la vida de los ocupantes y quienes se encontraban en las calles con sus vehículos más de tres horas para removerlos, con los inconvenientes de reclamo de sus ocupantes, que no se sabe a cuánto alcanzó. Podrá pasar en otros campos de la vida, y quedará demostrado que la IA ha comenzado; podría ser uno de los descubrimientos mayores de la historia, es solo una vía.
Miami, 10/01/2023