Por Genovevo Griñán
Mañana, domingo 12, marcará el inicio de la 40ª Feria Internacional del Libro de Miami, un evento literario de renombre que atrae a amantes de la lectura y escritores de todo el mundo. Al revisar el programa en español, una tendencia llamativa emerge: la presencia destacada de autores cubanos en las presentaciones de libros. Sin embargo, esta rica oferta cultural se ve empañada por una repetición notable, donde la mayoría de los participantes parecen ser caras conocidas, con un par de excepciones.
Entre las páginas del programa en español, se evidencia la presencia continua de algunos escritores cubanos que, año tras año, comparten sus obras en el escenario de la feria. Aunque ciertos autores son, sin duda, talentosos y merecedores de reconocimiento, mientras que otros pueden no destacar de la misma manera, surge la interrogante acerca de la falta de diversidad y la oportunidad de introducir nuevas voces y perspectivas.
Uno de los aspectos más inquietantes es la aparente tendencia monopolística desde el punto de vista editorial, ya que Furtivas, que parece acaparar la mayoría de los autores en la feria, está vinculada a la jefatura y al juego de quienes controlan las recepciones de obras y autores. Aunque es natural que algunas editoriales destaquen en eventos literarios, la supremacía de una sola entidad puede restringir la diversidad y la representación en la exposición.
La pregunta fundamental que surge es: ¿No existen otras editoriales cubanas y autores cubanos que merezcan un espacio en esta feria internacional? La falta de diversidad editorial puede perjudicar la pluralidad de voces y perspectivas que podrían enriquecer aún más este evento literario.
Es crucial reconocer y celebrar el talento de los autores cubanos presentes, pero también es esencial abrir espacio para nuevas creaciones y enfoques. La literatura cubana es rica y diversa, y la feria debería reflejar esta amplitud, ofreciendo una plataforma para una gama más amplia de voces y experiencias.
Esperemos que en futuras ediciones de la Feria Internacional del Libro de Miami se rompa con la repetición y se fomente la diversidad editorial, brindando la oportunidad a editoriales y autores cubanos menos conocidos de presentar sus contribuciones literarias al mundo. La verdadera riqueza de la literatura radica en su diversidad, y la feria debería ser un reflejo vibrante de esta verdad.