
El libro que nos hizo, alguna vez, historiado. No sé cuántas veces lo he leído. Fue el único que traje de Cuba. Le tengo una simpatía enorme. Con él, alguna vez, me hice historiador. No historiador «tía tata, cuantos cuentos», sino historiador, como dijera Marc Bloch, de oficio. Witold Kula es uno de los historiadores más grandiosos de la historiografía mundial. De origen polaco, rápidamente se interesó por los aportes historiográficos de la escuela francesa de Annales. Historiador polaco al estilo y elite francés. Kula introdujo en la ciencia histórica el enfoque de la metrología histórica, una suerte (poética) de antropología de la medición.

Conocí su obra a través de Juan Pérez de la Riva, leyendo un trabajo inédito en la Biblioteca Nacional sobre las medidas y las pesas cubanas en 1989. El libro de Kula constituye una genealogía moral de los ideales ascéticos del hombre como historia. El ideal de imponer un patrón estándar (pesas y medidas) para regular la vida cotidiana, la economía y la sociedad. La genealogía proto-escénica del origen, formación y evolución del globalizador sistema métrico decimal impuesta a punta de bayonetas tras la Revolución Francesa.

Si algún día se escribiera en serio la historia de los «movimiento colectivista» y de los «sistemas totalitarios» en siglo XX y XXI, habría que trasladarse al momento en que se dio ruptura antropogénica entre las medidas y las pesas precapitalistas y el moderno sistema de medida decimal. Y que antes de la imposición convencional, abstracta, del sistema métrico decimal, el hombre medía y pesaba todo en cuanto le era utilizable con las partes del cuerpo humano.
