Por Chis-pita de Oro
El místico ruso Ouspensky fue citado por Borges en Ficciones (Funes el memorioso, 1944). Para refutar la idea del tiempo sobre la que el ruso había fabricado una teoría mística, Borges dijo una tontería; de que el tiempo no pertenecía a la cuarta dimensión del espacio. Borges, por ingenuidad o egocentrismo, no tuvo en cuenta una exquisita ironía cuyo término había acuñado Ouspensky para burlarse de los «escritores imaginativos»: imaginizaciones.
Con ese invento lingüístico irreverente de «imaginizaciones», el autor de Fragmentos de una enseñanza desconocida; En busca de lo milagroso (1915), pretendía indicar que la literatura corriente de su época dependía de un estado inferior de la conciencia literaria, un estado de la fantasía innata, previa a la «conciencia activa».
En un intento de representar lo innato de la literatura, Ouspensky escribió una noveleta inspirada en la relación de un hombre con un mago: La extraña vida de Ivan Osokin. La narración consistía en mostrar el nivel de las «imaginizaciones» de los hombres de letras.
Nada, que finalmente Ouspensky murió resultado del alcoholismo.
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