HISTORIOGRAFÍA CUBANA DEL EXILIO, HOMENAJE A LOS ETCÉTERAS, 1959-2023

Por Antonio Ramos Zúñiga

Dedicado a Leví Marrero, Marcos Antonio Ramos,  Alberto Sánchez de Bustamante

Recientemente, la plataforma Ego de Kaska publicó Introduccción a la historiografía cubana del exilio 1959-2023, del doctor Eduardo Lolo, magnífica reseña que destaca la contribución cultural del exilio cubano (1), presentando una abundante lista de nombres importantes, aunque con notables ausencias. Artículos serios de esta índole no son frecuentes (2), de ahí su mérito. Frente a la invasión cultural posmoderna que padecemos, la necesidad de autoreconocimiento pasa por el rescate de los logros culturales y el éxito en general. A los que intentan minimizar la obra del exilio, basta con mostrarle el testimonio objetivo, el esfuerzo de una proeza. Pero mostrar los hechos no debe responder a ninguna forma elemental o de prejuicio, o a estrechar el marco donde solo se vea el bosque, sin las especies de su variado contenido.

En Cuba, decenas de libros, nombres y personalidades han sido prohibidos, los hay perseguidos y sistemáticamente calumniados. Por supuesto, cuando publican a un autor exiliado es porque subyace un aprovechamineto político. De este modo, como dijo el historiador Moreno Fraginals, la historiografía marxista y castrista degenera como fenómeno de vacuidad y decadencia. En el exilio, hacer lo contrario, ser libres y profundos en los enfoques y las misiones intelectuales, es la gran diferencia. De ahí que tender a vernos como identidad exiliada, nos permite enarbolarnos como iluminación y alternativa frente al elogio a la sacralidad revolucionaria que exige el régimen. Esta diferencia se expresa en la historiografía y en la vida misma. En estos momentos, casi medio millón de cubanos han emigrado rumbo a Estados Unidos, muchos de ellos estuvieron vinculados a los privilegios del régimen. Vivimos el posmodernismo, la era de la deconstrucción y cancelación y de la neolengua que la semántica comunista y los estructuralistas convirtieron en claves para que nadie los entendiera. La filosofía de la liberación es considerada subversiva y el pasado un anacronismo. Las migraciones son alabadas, los exilios odiados. Imaginen qué clase de monstruo tiene que enfrentar la diáspora cubana, por tanto, nunca antes ha sido tan necesario el rescate de nuestra identidad e historia in extenso, es decir, abordando los detalles de la totalidad, incluyendo las pequeñas huellas, y asumiendo los estudios históricos y culturales como ciencia de la verdad.

Los etcéteras

Repito, el doctor Lolo, en su recopilación, menciona nombres relevantes del exilio, muchos de ellos archiconocidos, otros menos conocidos y merecidamente aludidos. Aparecen Pedro Corzo, director de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo, el archivo de María Werlau, Heberto Padilla, la revista Herencia, aunque habría podido añadir la estelar revista Linden Lane Magazine, editada por Belkis Cuza Malé desde 1982, así como Ideal, Lux, Mariel. En general, aunque el título del artículo abarca de 1959 a 2023, la mayoría de los figurantes cosecharon sus obras antes de 1959 y en el período 1959 hasta las décadas 1970-1980, pero de dichas etapas faltan nombres de primera línea, y de las nuevas generaciones se enlistan muy pocos.

Los etcéteras (del latín et cetara), suelen ser, en las narrativas, aquellos que, dada una lista de prioridades, pasan a la purga discursiva, sin que ello implique descalificación. En las ciencias no se utiliza etc., a veces se aplica algo parecido, et al, pero se abren notas al pie de página con referencias bibliográficas o aclaraciones. El historiador y periodista Paul Johnson, Einstein, Nietzsche, Voltaire, Max Weber, y también Leví Marrero, el más grande historiador cubano, evitaron el etcétera. Johnson considera que emplear etcétera es impropio, porque entraña una irreverencia hacia fuentes y primicias. De los etcéteras me ocuparé en este escrito de manera general, porque no hay espacio para más (3).

Me llamó la atención que el mencionado artículo no incluyera íconicos y renombrados, tales como Lydia Cabrera, Agustín Tamargo, Carlos Alberto Montaner, Luis Aguilar León, el filósofo Armando Ribas, Salvador Díaz Versón, José Juan Arrom, Miguel A. Bretos, Juan  Clark, Nicolás Quintana, Enrique Encinosa, Juan F. Benemelis, Humberto Machado, Servando González, Adolfo Rivero Caro, Lino Novás Calvo, Claudio Medel, Jorge A. Sanguinetti, Emilio Cueto, Felipe J. Préstamo, Gastón Baquero, Felipe Sarduy, el cineasta Agustín Blazquez, Néstor Díaz de Villegas, entre otros. Yo habría incluido los aportes de la revistas Mariel y la Hispano Cubana, y los autores del Nuevo Herald, Diario Las Americas y de otros diarios, por ejemplo, Andrés Reynaldo, Ramón Mestre hijo, Juan Manuel Cao, Juan Abreu, Alfredo Triff, Nicolás Díaz Argüelles, Carlos Victoria, Waldo González López, Armando Alvarez Bravo, Coco Fusco, Carlos Díaz Barrios, Francisco Javier Arborí, Héctor Carbonell, Felipe Lázaro. Nunca deben faltar los integrantes del PenCuba Exilio (Angel Cuadra, Reinaldo Bragado, Octavio R. Costa, Luis de la Paz et al), ni María Elena Cruz Varela, Jacobo Machover (exilio Francia), Orlando Fondevila, Luis Cino Alvarez, Felipe Lázaro, Antonio Alvarez Gil. De las nuevas generaciones, me referiré adelante.

Nota bene: Respeto y admiro al doctor Lolo, seguramente no fue su intención eludir o descartar nombres, sino que en toda generalización quedan relegados y olvidados en el tintero, nos pasa a todos. En este artículo, por la falta de espacio, la lista de talentos quedará incompleta, pero han de aparecer todos en un próximo libro, y en los estudios de otros autores que asumen el tema con honestidad y profesionalmente.

Los faltantes del altar de Clío  

La cultura cubana, como altar, ha sido sin dudas enriquecida por las oleadas de exiliados que desde 1959 hasta hoy crearon una visión real del destino patrio, con una manera diferente de ver y decir las cosas, que no ha sido solo una refracción de nostalgia, tampoco existencialista o anarco-libertaria, sino más bien una narrativa de metáfora libre y de búsqueda del ego liberador. Ego sin miedo y creativo, que se vuelve epifanía, como lo definió Joyce. En ninguno de los nombres de ese altar se observa negatividad, ni venganza teórica, ni visión de los vencidos, sino todo lo contrario. Y tanto los nombres que ofrece el doctor Lolo, como los faltantes que seguiré mencionando, se han convertido en referentes de una cultura cubana que se comparte más allá del horizonte ideológico, la cual significa conocimiento y emblema interior. El doctor Lolo señaló a Leví Marrero, Herminio Portell Vilá,  Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Jorge Mañach, al editor J. M. Salvat, a Marcos Antonio Ramos, Enrique Ross, Uva de Aragón, Sam Verdeja, Gustavo Pérez Firmat, Heberto Padilla,  y otros tantos.

Completemos el altar con otros que son igual de trascendentes, sean muy o poco conocidos. Tanto José Juan Arrom, Lydia Cabrera, Cabrera Infante, como Leví Marrero, siempre hay que tenerlos en cuenta. La grandeza de Marrero, por ejemplo, está vetada por el castrismo, porque no plegó su corazón, ni sus ideas, y como si fuera poco, creó en diez tomos la obra de historia de Cuba más importante del siglo XX: Cuba: economía y sociedad. El castrismo, por mucho que se ha esforzado por producir una historiografía de la relación Cuba-Estados Unidos, tampoco ha logrado superar La historia de Cuba y sus relaciones con Estados Unidos (4 tomos), de Portell Vilá. ¿Por qué no la pueden superar? Sencillamente, porque los autores exiliados no se supeditan a un ministerio de la verdad, vierten sus ideas en un análisis libre, son imparciales. Da pena observar como los libros oficiales de historia de Cuba y de cualquier tema no respetan la objetividad de los hechos y pensamientos, si no responden al patrón político castrista. En los casos en que se permite cierta especulación disidente mínima, es por razones de estrategia política, pero nadie puede cuestionar la revolución sin un costo. Curiosamente, Yoany Sánchez, residente en la isla, que es acosada pero no encarcelada, tiene un blog de crítica al régimen que está algo permitido.

       Lo normal es que la obra de los exiliados sea catalogada de reaccionaria y termine proscrita, es el caso de la exiliada anticastrista Zoé Valdés, la escritora cubana más conocida actualmente en el mundo. Al doctor Lolo se le olvidó enlistarla, pero la mencionan todas las enciclopedias y páginas virtuales del planeta. Del exilio llamado fundacional o histórico y su saga, Lolo hace una numerosa relación. Pero aquí presentamos a los que no aparecen, los faltantes ineludibles: Jesús Barquet, Ricardo Pau-Llosa, Juan Abreu, Julio M. Shilling, Carlos Eire, José Azel, Frank de Varona, Modesto “Kiko” Arocha (editor de Alexandria Library Publishing House), Orlando González Esteva, Vicente Echerri, Emilio Bernal Labrada (académico de honor, Academia nortemericana de la lengua española), Pablo Alfonso, William Navarrete, Esteban  Fernández, Alberto Muller, Oscar Hijuelos, Fernando J. Milanés, María Luisa Lobo, Carlos Díaz Barrios, Alfredo M. Cepero, Saturnino Polón, Luis Marín, Wilfredo Cancio Isla, Silvio Mancha, Luis Domínguez, Eloy G. Cepero, Manuel Ballagas, Dolores Prida, Ramiro Gómez, José Kozer, Guillermo Rosales, Esteban Luis Cárdenas, Richard BlancoArturo Matute Castro, René Ariza, Roberto Valero, Rolando Cartaya, Salvador Lew, Soren Triff, Nelson Horta, Julio Matas, Orlando Rossardi, Matías Montes Huidobro, Carlos M. Luis, Jorge A. Riopedre.      

Los etcéteras de las nuevas generaciones

A las nuevas generaciones, para el propósito de este escrito, no las distingue la edad, sino el arribo al exilio durante los años de la perestroika y la caída del muro de Berlín (1987-1989), la opción cero y el éxodo balsero, de la Generación Cero hasta nuestros días. Generaciones que traen consigo interesantes propuestas de expresión, formales y temáticas (rebeldía de lenguaje, experimentación, decadencia revolucionaria, conducta contestataria, no en todos). El doctor Lolo es parco en este punto, solo menciona a uno de los grandes representantes modernos, el profesor y escritor Alejandro González Acosta, miembro de la Academia norteamericana de la lengua española y experto en letras y artes. Lo cierto es que el tema resulta antológico y ninguna síntesis abarcaría todos sus ribetes.

Una miríada de nombres, que sobresalen con prestigio en su profesión, es la mejor panoplia de referencia para los interesados, lectores e investigadores. Además de los referidos páginas arriba, también son ineludibles: Denis Fortún, Waldo González López, Armando de Armas, Ángel Velázquez Callejas (escritor, historiador, director de Ego de Kaska y Eka Magazine), César Reynel Aguilera, Orlando Luis Pardo Lazo, Israel Sarmiento (historiador), Félix Luis Viera, Rafael Fornés (arquitecto), Luis de la Paz, Orlando Fondevila, Iván de la Nuez (ensayista), Jacobo Machover, María Elena Cruz Varela, Haroldo Dilla (sociólogo), Dr. Rafael Piñeiro, Alejandro de la Fuente (historiador), Raúl Rivero, Juan Mirabal, José Prats Sariol, Rafael Fornés (arquitecto), Carlos Manuel Estafanía (filósofo), Amir Valle, Ernesto Díaz Rodríguez, Jesús Rosado (museólogo), Maya Islas, Emilio Ichikawa (filósofo), Antonio Benítez Rojo, Rafael Rojas (ensayista), Daína Chaviano, Gloria Alvarez (filósofa), Jesús Alberto Díaz Tinito, Alejandro Ríos, Alvaro Alva, Humberto Castro, Gustavo F. Araoz (conservación de museos y monumentos), José Abreu Felippe, Enrique del Risco, Madeline Cámara, Jorge Luis García Vázquez (historiador), Pío E. Serrano, Frank Escobar (historiador), Manuel Díaz Martínez, Lilliam Moro Núñez, José Rey Echenique, Carlos Carralero, Nicolás Martínez, Angel de Fana, Abilio Estevez, Jorge Valdéz Ramos, Miguel Angel Sánchez (historiador), Julio Benítez, Héctor Montenegro (museología), Carlos A. Aguilera, Julio Benítez, Laura P. Alonso, David Lago, José Moreno, Anna Sotelo, Leonel  Menéndez Alvarez, Ramón Humberto Colás, Julio Estorino, Jesús Díaz, Alexis Romay, René Cifuentes, Ena Columbié, Baltasar Santiago Martín, Roger Castillejo Olán, Eddy Campa, Jorge Oliva, Ramón Muñiz, Jorge Valls, Roberto Lima, Paquito d’ Rivera (saxofonista y narrador), César Leante, Lucia Caballero, Franky de Varona, Josefina Leyva, Alberto de la Cruz, Raúl Ortega Alfonso, Blanca Caballero, Gerardo Morera del Campo, Silvio Horta, Nivaria Tejera, Andrés Alburquerque, Rolando Sánchez Mejías, Jorge Olivera Castillo, Manuel Vázquez Portal, Mickey Garrote, Cary Roque, Alejandro González Raga, Carlos Ramos Gutiérrez, Miguel Sabater (historiador), Valentín Prieto (editor de Babalú), Nelson Rodríguez, Miguel Saludes, Legna Rodríguez Iglesias, Gabriela Díaz Gronlier, Idolidia Darias, Oscar Espinosa Chepe, Ada Bezos, Antonio José Ponte, Amado Rafael, Antonio Ramos Zúñiga, entre muchísimos más.

Visión de los vencidos

Los militares derrotados, intelectuales y políticos encarcelados y desterrados, y todo aquel del antiguo régimen militar o constitucional que ha dejado un testimonio de los años de la insurrección castrista hasta 1959 y de los cinco primeros años posteriores, es sin duda una visión interesante del trauma y de los hechos, conocidos y secretos. Actualmente tienen espacio en toda bibliografía cubana seria que enfoque el tema, menos en la historiografía del castrismo. El más conocido es el presidente, luego dictador, Fulgencio Batista, que ha dejado dos libros de “respuesta” a la versión oficial que lo acusa de ser un político villano, etc. De los generales y políticos cubanos también existen memorias con valiosas interpretaciones sobre el fin de la democracia en la isla, entre ellas la de Martín Díaz Tamayo, Esteban M. Beruvides, Hubert Matos, Orlando Bosch,  Leovigildo Ruiz, Luis Posada Carriles, Roberto Fernández Mirada, Francisco H. Tabernilla Palmero, Esteban Ventura Novo, Salvador Díaz Versón, entre varios.

Seudoexilio

Hay otro exilio, mejor dicho seudo exilio, que se autotitula liberal sin serlo, con posiciones varias (de centro los menos, de izquierda los más, antiexilio y neocastrismo todos), que cuenta con personajes conocidos. Son muy activos en universidades y medios de comunicación. Algunos de ellos dedicados a tiempo completo a desacreditar los aportes del verdadero exilio que ha escapado de la tiranía. Evito las referencias particulares, pero doy un ejemplo. Nunca entenderé por qué Lisandro Pérez, que encomió a Leví Marrero, puede atreverse a disminuir o eludir la importancia de los creadores cubanos que denuncian el totalitarismo castrista. Frente a los escritores de la libertad, tenemos los ejemplos, intrínsicamente sicopáticos, de Norberto Fuentes y del blog Cubaencuentro, otrora promotor de cultura democrática, lamentablemente convertido en antiexilio fanático y tribuna política radical por el periodista de Miami Alejandro Armengol. Otros blogs siguen la misma línea, pero no pueden superar la audiencia y calidad de la obra cultural del exilio de la liberación.

NOTAS

(1) Se enfatizan los aportes del exilio en Estados Unidos, con pocas menciones del exilio cubano internacional. Cabrera Infante, por ejemplo, residía en Londres. Baquero en España. Zoé Valdes, en París.

(2) Ver del autor: Filosofía de la liberación y escritura en el exilio cubano, 1959-2024 (en proceso de edición). Existen algunas historiografías, de las llamadas introductorias, que solo abordan períodos determinados y se basan más bien en la exhibición de nombres selectos, faltándoles el aspecto análitico, a veces pecan de ser excluyentes. En 1995 presentamos un trabajo-ponencia en una convención de maestros de la Florida, incluyendo nombres que comúnmente no figuran en ninguna lista.

(3) El escritor Nicolás Martínez y su esposa aún no han publicado su libro sobre el exilio cubano en dos tomos que es la obra más completa y profesional sobre el tema.

(4) También la bibliografía no cubana tiene muchos estudios y memorias, la más citada y reveladora es El cuarto piso, del embajador norteamericano Earl E.T. Smith.

Nota sobre el autor

Antonio Ramos Zúñiga, cubano-estadounidense, periodista, historiador investigador y novelista, se dedica a la arquitectura, al estudio de los castillos antiguos y a la conservación de patrimonio cultural. Ha publicado en revistas y periódicos de varios países y obtenido premios en su especialidades, aparece en varias antologías literarias. Es miembro de la revista Herencia. Ha publicado la Colección Castillos de Cuba (en diez tomos) y los libros Los desafectos, cuentos winstonianos,  Bonos chinos, Cornatel, el secreto español. El artículo que se presenta es una síntesis de su libro en proceso de edición: Filosofía de la liberación y escritura en el exilio cubano, 1959-2024. Fue coeditor, junto con Ángel Velázquez Callejas, de la obra El libro rojo del marxismo cultural. Varios autores cubanos y extranjeros. Editorial Exodus, Miami, 2020. Actualmente, está por terminar el libro Árbol torcido, la otra historia de Cuba.

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