Por Héctor A. Rodríguez, PhD
La noche del viernes, mi esposa y yo asistimos al Mylander Expo Center de Hialeah. Disfrutamos del ambiente, los tragos cortesía de la casa, y las pinturas expuestas, de las cuales solo el dos o tres por ciento eran aceptables, aunque el resto intentaba promover la creatividad, lo cual aplaudimos. De ahí, nos dirigimos a casa de Nancy Bauta, quien nos invitó a tomar café y conversamos hasta la medianoche. Nancy es una mujer de mucha fe, algo que desconocía, y me alegra haberlo descubierto.
Llegó de visita otra amiga que, para mi sorpresa, estaba necesitada de una fuerte ayuda divina debido a los momentos difíciles que ha atravesado y que aún persisten. Le expliqué uno de los ejemplos de la fe católica y sus manifestaciones, aunque confieso que debí ofrecerle más ejemplos, algo que pretendo hacer hoy, tanto para ella como para otros incrédulos que rodean la fundación Ego de Kaska. Me siento impulsado a hacerlo, pues en una ocasión escribí sobre Israel y la Biblia, y alguien comentó en Facebook: “Ni siquiera pude comenzar a leerlo”. Otro se atrevió a decir: “No entiendo por qué Ego de Kaska publica esto”. Afortunadamente, esta fundación cuenta con un presidente valiente y culto, que valora la libertad de expresión y defiende con firmeza la razón por la cual dejó Cuba: el Sr. Ángel Callejas.
Regresando al tema en cuestión, quiero explicar tres hechos que refuerzan la fe en Dios y Jesucristo, su representante en la Tierra. Dios, en su infinita sabiduría, sabe que el hombre no siempre le ha sido fiel. Muchas veces, ha preferido no revelarle todo el conocimiento de la vida, ya que este podría ser mal usado por el egoísmo humano, no para los fines benéficos que Dios desea. Un ejemplo es la teoría atómica, que llevó a la división del núcleo y fue utilizada por Truman como acto de guerra. Un invento que podría haberse empleado como fuente de energía se convirtió en un arma destructora de las vidas que Él creó.
Dios, consciente de estos peligros, demoró veinte siglos en permitirnos el conocimiento del ADN, otros tantos en enseñarnos sobre la inseminación artificial y la fertilización in vitro, y por último, la clonación. Dios nos otorga oportunidades, pero también recela de nuestro proceder, pues sabe que el cerebro humano es capaz de cualquier cosa. No faltaron quienes soñaron con clonar a Fidel, Hitler o Lenin, con la idea de eternizar a esos «dioses» creados por ellos. Se han promulgado leyes al respecto, y aun así, persiste la desconfianza en los designios de Dios.
Hay tres hechos que ejemplifican por qué creemos en la existencia de Dios, tanto para los incrédulos como para aquellos que necesitan pruebas físicas:
- La creación de Eva, a partir de una costilla de Adán, puede considerarse un ejemplo de clonación a la luz del conocimiento científico actual.
- La fertilización de la Virgen María, madre de Jesucristo, por obra del Espíritu Santo, es un ejemplo de inseminación artificial según la ciencia moderna.
- El descubrimiento del ADN nos lleva a un estudio en el que el nombre de Dios en hebreo, YHWH (Yahvé), se descompone en los valores numéricos Y (10), H (5), W (6), y nuevamente H (5). Estos valores corresponden a la misma cantidad de aminoácidos que forman nuestro ADN, lo que significa que en las 37 billones de células que componen nuestro cuerpo está inscrita la firma de su Creador: Dios.
Les dejo estas reflexiones, tanto a los incrédulos comunistas que me criticaron como a los ignorantes que necesitan acercarse a Dios. Que estas experiencias sirvan para reforzar nuestra fe católica.
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