«El tercer Reich», Arthur Moeller Van Den Bruck

Por Wilfredo Sánchez

«El Tercer Reich» no debería llevarnos a equívocos, obra publicada en 1923. El partido nacionalsocialista alemán no era otra cosa que una agrupación más, de escasa importancia, dentro del contexto y de la amalgama de los partidos, ideas y corrientes ideológicas que por aquel entonces se presentaban en la Alemania de Weimar.


De hecho, la visión retrospectiva que Moeller asocia al término «Tercer Reich» no tiene absolutamente nada que ver con aquella fundada en 1933, y se funda sobre una cosmovisión profunda y renovadora, tradicionalista y vital que tanto en lo cronológico, como en lo ideológico, no presentan ningún paralelismo con la Alemania de Hitler (1933-1945).


De hecho, y pese a que Moeller van den Bruck conoció a Hitler en el mismo año de la publicación de la obra, y este último quedó notablemente fascinado por la misma, en lo posterior, la obra sería condenada al ostracismo junto con su autor, para apropiarse del concepto que le daba título y dotarlo de un significado totalmente distinto.


Moeller y Hitler coincidieron en 1922 en el «Juni-Klub», órgano en el cual se agrupaban los jóvenes conservadores de la época y donde la recepción del discurso de Hitler fue acogida con hostilidad, cuando no con frialdad; este fue el caso de Moeller, quien al margen de dicho encuentro anecdótico no mantuvo contacto alguno con Hitler.


De hecho, Meoller desaprobó el «putch» de Munich de 1923 y mantuvo distancia frente a las acciones extremas y violentas urdidas por ciertos grupos, como las que motivaron el asesinato de Walter Rathenau en 1922 a manos de dos miembros de los cuerpos francos.


Moeller siempre marcó distancias respecto a cualquier tipo de acto de violencia o algarabía callejera donde las masas o la violencia irracional concurriese, tanto por su falta de visión y sentido político como por lo inconsecuente y absurdo de este tipo de acciones. El rechazo a la política de la república de Weimar debía expresarse a través de una acción de conjunto, coherente y con la visión política de la que habían adolecido tanto el socialismo marxista como los propios demócratas de Weimar.

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