Por Héctor A Rodríguez PhD.
Acaba de firmarse el Pacto de Mayo en Tucumán, provincia argentina, en ocasión de celebrarse un aniversario de la independencia argentina. Dieciocho de los 24 gobernadores del país, independientemente del partido político que representen, han decidido apoyar al presidente Milei y echar su suerte al lado del mandatario. Varios partidos también estuvieron presentes y firmaron el pacto. Por supuesto, el kirchnerismo no firmó, y de ello hablaré más adelante. El pacto consiste en diez lineamientos que servirán para resolver los problemas más acuciantes del país y recabar de sus instituciones y estructura política-administrativa el más amplio apoyo posible. Así ha sido: la mayoría de los gobernadores han aceptado el reto y han decidido apoyarlo y refrendarlo para sacar a Argentina del retraso en que la sumieron el kirchnerismo y el peronismo.
El Pacto de Mayo se basa en los siguientes lineamientos:
- La inviolabilidad de la propiedad privada.
- El equilibrio fiscal innegociable.
- La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Interno Bruto.
- Una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar.
- Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.
- La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para poner fin al modelo extorsivo actual que padecen las provincias.
- El compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.
- Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal.
- Una reforma previsional que dé sostenibilidad al sistema y respete a quienes aportaron.
- La apertura al comercio internacional, de manera que Argentina vuelva a ser protagonista del mercado global.
«Este organismo estará conformado por un presidente del Consejo de Mayo, un representante del Poder Ejecutivo Nacional, un representante de la Cámara de Diputados, un representante de la Cámara de Senadores, un representante de las provincias, un representante de las entidades gremiales y un representante del sector empresarial».
Y el acta concluye con un cierre formal, junto a una de las tradicionales consignas partidarias de Javier Milei que instaló en su campaña electoral: «Dios ilumine a todos los argentinos y que nos otorgue la sabiduría y la fortaleza necesarias para superar los desafíos que enfrentamos como sociedad, para construir un futuro próspero para nuestra Nación. Que las Fuerzas del Cielo nos acompañen». Por supuesto, el apoyo de la Iglesia no se hizo esperar.
En la previa del desfile militar, Milei, la vicepresidenta Sra. Villarruel y el gabinete de ministros participaron del Tedeum que se desarrolló en la Catedral Metropolitana. La ceremonia religiosa estuvo a cargo del arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge García. Se refirió a que el pueblo argentino ha venido haciendo un esfuerzo enorme, un esfuerzo que conmueve, un esfuerzo esperanzador. «No permitas que lo cascoteemos con intereses mezquinos», dijo, «con la voracidad del poder por el poder mismo, con conductas reprochables que sólo demuestran que a muchos les falta el termómetro social de saber lo que viven los argentinos de a pie. No hipotequemos el futuro», dijo García Cuerva durante la celebración religiosa. Y terminó diciendo: «Demasiadas cosas ya hicimos mal en el pasado, del que nadie se hace cargo, aunque el resultado es que en Argentina seis de cada diez chicos son pobres; niños con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto». De ahí que parte de las medidas que se adoptarán por el grupo del Pacto de Mayo vayan encaminadas a solventar esta situación de la niñez argentina.
Por supuesto que esto no es del agrado del posmodernismo argentino y en boca de su expresidente, que no asistió aunque fue invitado a los actos ni a la firma del Pacto de Mayo, como sí lo hicieron otros dos expresidentes. Este demagogo y culpable del desastre argentino causado por él y el kirchnerismo en años anteriores se justificó de su ausencia en los actos conmemorativos de la independencia y a la firma del Pacto de Mayo. El expresidente Alberto Fernández, a través de sus redes sociales, compartió un comunicado en el que rechazó la invitación del actual mandatario argentino, Javier Milei, para participar del Pacto de Mayo, que se rubricó en Tucumán, alegando: «Le comunico que no asistiré a las ceremonias conmemorativas de nuestra Independencia para que de ningún modo pueda interpretarse que mi presencia avala propuestas peligrosamente imprecisas que pueden concretar objetivos no deseados por la mayoría de nuestra ciudadanía», manifestó el dirigente peronista en su carta dirigida al jefe de Estado, negando que la victoria de Milei no era reconocida por la mayoría de los argentinos. Así son los comunistas: cuando alguien los enfrenta y no tienen argumentos, enseguida descalifican a su oponente, y es lo que hizo Fernández ante el éxito de Milei.
Para poder explicar su ausencia en Tucumán, el exmandatario realizó un análisis sobre los 10 puntos que se plantean en el Pacto de Mayo, que finalmente firmaron 18 gobernadores. «Por todas estas razones, queriendo llamar a la reflexión a quienes han sido convocados a firmar el ‘Acta de Mayo’ y agradeciendo la gentileza por la invitación que me han cursado», fueron las palabras que utilizó Fernández para rechazar la convocatoria. Para terminar dijo que un «Consejo de Mayo llevará estas ‘ideas’ a la práctica, pero observo también que actuarán bajo la invocación de ‘las fuerzas del cielo’, lo cual para los comunistas esto es inconcebible. De ahí su intransigencia con aquellos que confían en Dios para sus propósitos, y finalmente agregó con el propósito último de concretar la ‘refundación de la Patria’. Una vez más, insistió, me preocupa que alguien quiera ‘refundar’ lo que ya los argentinos fundamos en 1853», fueron sus palabras finales, mostrando claramente su posición tendenciosa y divisiva, pues Milei logró lo que nadie esperaba en solo seis meses: haber unido al país en torno a un propósito, sacar a la Argentina del atraso en que la dejaron los posmodernistas, neocomunistas del grupo de Sao Pablo y del grupo de Puebla.