El lomo (y no precisamente de cerdo, de vaca, de cordero ni de guanajo)

En los libros, la orientación del texto en las cubiertas es bastante sencilla de determinar. La complicación viene a la hora de decidir cómo poner la información en el lomo.

¿Qué función tiene el texto en el lomo de un libro?

Es muy sencillo: facilitar su localización en una estantería, librerías, bibliotecas, archivadores, etc. o en una pila encima de una mesa, como dicen algunos, facilitar su ‘encontrabilidad’.

Es importante saber qué información se ha de poner el lomo, siempre y cuando el ancho del mismo lo permita. Lo más importante es el título del libro, el nombre del autor y la marca editorial o su logo; adicionalmente es recomendable indicar el número de volumen o tomo y si va en alguna colección.

Hay tres formas de colocar el texto en el lomo de las cubiertas:

1-. Horizontal, es decir perpendicular al lomo, siempre y cuando este sea lo suficientemente ancho y lo permita.
2-. Ascendente, es la tradición latina o francesa, el texto se inicia a ‘los pies del libro’ y nos obliga a girar la cabeza hacia la izquierda para leerlo.
3-. Descendente, es la tradición anglosajona, el texto se inicia en la cabeza del libro y requiere voltear la cabeza hacia la derecha para leerlo, cuando el libro está sobre una mesa permite leer el lomo sin dificultad.

Ahora, ¿Cuál utilizar?, ¿cuál es la correcta?

Pues… te puedes leer la norma ISO 6357:1985 que establece la posición, orientación y empleo de los títulos; aunque lo importante de la norma es que se ha escrito para ‘facilitar la legibilidad’ en beneficio de bibliotecarios y libreros; también puedes ver el ‘libro de estilo’ de la editorial que va a publicar el libro y seguir sus normas.

Algunos plantean que es más ‘natural’ leer los textos en el lomo del libro ascendente dentro de la tradición latina, el mundo anglosajón recurre a colocar el título de la cabeza al pie, lo que permite, cuando el libro está en horizontal, sobre una mesa o apilado, leer su lomo sin necesidad de girar la cabeza.

Por el contrario, colocación del texto del lomo ascendente, dentro de la tradición latina/francesa tiene la ventaja de que cuando el libro está colocado verticalmente en una estantería, implicaría un giro de cabeza más natural hacía la izquierda.

Resumiendo, las tres opciones son correctas y permitidas… pero, si quieres ser original o creativo, y establecer otras formas más alucinantes y rompedoras, recuerda siempre que es un objeto utilitario con una función y tu trabajo como diseñador es ‘facilitar la legibilidad’ y blablablá…; aprovecho, por si no ha quedado claro, y cito a Julio Cortázar en ‘Instrucciones para subir una escalera’:
Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.

Y ahora vas, y lo cascas…

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