Por Antonio Ramos Zúñiga en colaboración con Rigoberto Lanier
Es como si percibieran el juicio final, se palpa en los medios de comunicación, en las redes sociales, en las charlas, la preocupación se ha tornado paranoica, disparatada, no se santiguan porque son ateos, no analizan porque no les cuadra la dialéctica ni los números, no escriben racionalmente porque el libelo se ha secado, la comedia no funciona, se han dado cuenta que el relajo y la farsa se podrían acabar y que la redención no es propiedad suya, ni de Marx y Soros ni de Obama y Moloch, sino del peor de los enemigos, Donald Trump. Gane o pierda, el ex presidente millonario, liberal y judeo cristiano, para ellos el payaso más grande de la historia, está a punto de darles jaque mate, o al menos les produce diarreas. Desde 1989, la Internacional Gran Hermano de izquierdas y el neocomunismo nunca han estado tan desquiciados. ¿Qué pasaría si gana Trump, si la oposición vence en Venezuela, si el pueblo arrolla a Petro, si el socialista Pedro Sánchez se desmorona, si la derecha avanza en las elecciones europeas, si el socialismo obradista es derrotado en México, si los cubanos obtienen su libertad en el bastión castrista, si las ideas de Meloni, Abascal, Monasterio, Milei, Bukele, Orbán, Wilders, Le Pen, Weidel, se imponen, si China se distancia del desastre, si Putin los manda al carajo, si el antisemitismo pro palestino sigue revolviendo la caca, y lo principal, si los negocios se caen y la DEA les echa el ojo?
El llamado de la tribu, los intelectuales contra el malo Trump
El escritor premio Nobel Mario Vargas Llosa llamó la tribu a varios de los grandes del liberalismo, como Adam Smith, Hayek, Ortega y Gasset, Popper, Aron, Revel, Berlin, etc. (El llamado de la tribu, Alfaguara, 2018). Solo utilizó unos ejemplos que dejando ausentes a otros igualmente grandes, pero es un libro que merita leerse. Sin embargo, la tribu a que me refiero no equivale a ilustración y novedad. En 2017, Vargas Llosa prefabricó otro libro, adornado con varios autores, Estallido de populismo (1), que no solo contradice, teóricamente, a la gran tribu clásica, sino que crea una nueva, digamos sub tribu maniquea, montada como coreografía de la cruzada cultural contra el populismo, mejor dicho, contra Donald Trump, porque a los populistas de izquierda no se les toca. Además de él, figuran autores como su hijo Álvaro, Enrique Krauze, Carlos Alberto Montaner, Cayetana Álvarez de Toledo, Sergio Ramírez, Roberto Ampuero, y la bloguera cubana anticastrista, residente en la isla, Yoani Sánchez, etcétera.
Me sorprendió que Plinio Apuleyo Mendoza y Cayetana se prestaran a colaborar en dicho libro o libelo y me alegró que muchos intelectuales de calibre se negaran a participar en la comedia. El libro es tan parcial, como simplista y compulsivo. Y no fue el primero prefabricado en las lides históricas por la “batalla de ideas”, como dicen los castristas. Por favor relean El opio de los intelectuales, de Raymond Aron. Desde que comenzó la campaña presidencial, se editaron torrentes de libros en todos los idiomas con el tema Populismo, enfilados a desacreditar a Trump y a favorecer a Hillary Clinton. Los contenidos iban de la verdad manipulada a la calumnia y la infamia. Desde 2015, Vargas Llosa enfiló los cañones contra Trump y el partido republicano, también lo hizo su hijo y seguidores como el cubano Carlos Alberto Montaner y Enrique Krauze, en México. Dirán que no hay nada de malo en votar por este o aquel y es cierto y legal, pero sí es tóxico cuando no respetas el voto de quien piensa diferente y te vuelves una máquina programada de subjetividad, ofensas y mentiras, al servicio de una agenda política radical o de un sueldo. Cuando los intelectuales lo hacen, apestan a vilipendio, sean de izquierda o de derecha.
A muchos admiradores la actitud de Vargas Llosa les resultó insólita, ¿cómo es posible que apoyara las mismas consignas anti Trump manejadas por el comunismo, el castrismo, el terrorismo y las izquierdas? Pues, claro que es posible, Vargas Llosa es anticomunista y capitalista, sin dudas, pero más que todo es un liberal de izquierda, al parecer hedonista, pro ala obamista del partido demócrata, un socialista a la manera europea, sin llegar al extremo progre o woke, y más que todo un adepto del nuevo orden globalista. No olvidar que en su juventud fue de izquierdas y que su actual pensamiento nada tiene que ver con Hayek, tal vez sí con la “open society” de Soros, con la directiva de El País y con el desentierro de Jean Paul Sartre versus Michel de Houllebecq. También ha derivado hacia la “comprensión” de la causa palestina (2).
Contra todos los pronósticos, Trump triunfó en las elecciones y dirigió Estados Unidos hacia la renovación, mejoró la economía, estableció un sistema fiscal vigente, redujo el desempleo, sacó tropas de otros países, modernizó el ejército, apoyó a la NASA y los proyectos de Elon Musk y, exceptuando el cierre de la frontera con México, cumplió todas sus promesas, desvirtuando los alegatos de que era populista. Fue necio en muchas situaciones, pero su mérito principal fue crear un movimiento de masas: MAGA. Al final de su período, la pandomia del Covid19 le jugó una mala pasada y la propaganda y la violenta agitación callejera dirigida por Antifa y la izquierda radical, le restaron votantes. Perdió con Biden en una contienda que algunos consideran fraudulenta. Actualmente hay indicios de que en algunos estados se cometió fraude y operaron mecanismos para favorecer a Biden, pero la verdad es que Biden obtuvo mayoría y la izquierda bailó su rumba victoriosa con los lobos y Che Guevara, recibiendo un buen botín de cargos y prebendas. No pasó mucho tiempo para que el pueblo se diera cuenta que metió la pata, Biden, “del boom al bluff”, resultó peor presidente que Trump en todos los sentidos, así son las patadas de la historia y las pagamos todos, los de a favor y en contra.
La tribu no perdona y la redención de Trump 2024
Nadie olvida el torbellino que fue la presidencia de Trump (2017-2020). Desde el inició, sus enemigos orquestaron una campaña mundial de difamación, boicotearon su gobierno, intentaron sacarlo del poder con dos impeachments (juicios políticos), pero salió ileso, incluso del Informe del fiscal Mueller. Pero nunca cesaron las acusaciones diarias, sobre corrupción y su vida privada disoluta. Reagan y Bush sufrieron campañas feroces, pero con Trump fue mucho más sucio y virulento. La finalidad era lincharlo políticamente, a cualquier precio. Lo intrigante es que Trump no solo fue atacado por el partido demócrata (obamista-clintoniano) y la Media confabulada, sino por una alianza ultra de ideologías anticapitalistas: comunistas, socialistas, castristas, chavistas, peronistas, verdes, la izquierda liberal estadounidense, China, Rusia, Irán, el mundo musulmán, gran parte de la Unión europea, etcétera.
Cuatro años después, la era de Trump vuelve a soplar su tempestad. Después de su derrota, el liderazgo de Trump no se esfumó como se pensó, mantuvo su dinámica, debido a que MAGA no era una divisa provisoria, sino un movimiento vindicativo vivo, que nunca dejó de creer en el modelo que ofrecíaTrump para el americano medio: capitalismo liberal, modernizado, pragmático y empresarial, donde la creación de riquezas debe residir en un contrato realizable y la manera de vivir es más importante que los reglamentos del estado autoritario y la utopía socialista. Es falso que MAGA sea un movimiento de clases bajas y blancos racistas, lo integran todas las clases que aspiran a la defensa de los valores tradicionales liberales y funcionales, la familia, la patria, la clase media, la libertad de expresión, la igualdad ante la ley, el contrapeso legislativo, el capitalismo de la unión que consolidó la experiencia institucional estadounidense frente al capitalismo de la cancelación, la división y la subversión marxista cultural. Lo integran buenas personas y malas, como en el bando opuesto.
En estos momentos, según las encuestas, Trump supera a Biden en las preferencias, y al parecer podría ser absuelto de la multitud de cargos que lo emplazan en un juicio, calificado por los analistas como descarada cacería de brujas. Ya se ha probado que algunos cargos fueron maniobras para desacreditarlo. Los grandes medios de la tribu, casi todos anti Trump (CNN, CBS, New York Times, Washington Post, MSNBC, USA Today, BBC, DW, El País, entre otros) no han podido ocultar la revancha del realismo político de los ciudadanos, hartos de los engaños del poder, del alto costo de vida y de la momia presidencial, que a última hora, copiando a Trump, quiere cerrar la frontera (3). Pero a seis meses de las elecciones, ya se nota que la orden del Gran Hermano para emprender la guerra en grande solo depende del resultado del juicio que se celebra en New York, donde la tribu clama un veredicto de cárcel que le permita escenificar un gran circo triunfalista. De todos modos, si Trump fuera encarcelado, podría participar en las elecciones y ganar, en elecciones limpias, por supuesto. Desde luego, podría perder, pues el poder político de las venganzas suele ser impredecible.
Retórica del vilipendio, el estribillo del Gran Hermano progre
En el mundo intelectual de izquierda y neocomunista la batalla contra Trump se aplacó al ganar Biden, pero ahora está en plena ebullición y la neolengua empleada para desacreditar no ha cambiado, en versión chusma o refinada, oral y escrita. Intelectuales de renombre compiten con personajes fatuos, como el actor Robert de Niro, a ver quien provoca más odio y risas fusilando con mentadas de madre al ex presidente. Si pudieran, los arrastrarían por las calles y lo colgarían de un poste a lo Mussolini, mientras que a sus dictadores favoritos, como Castro, Maduro y Stalin, le levantan altares. Pura mentalidad bananera, para no decir fascista. Por supuesto, calificar a Trump o a quien piense diferente de fascista, racista y reaccionario es parte de la hiper retórica de los superhombres de la tribu.
Es precisamente la retórica del vilipendio lo que identifica la ideología de quien la porta, que es el uso, de manera fanáticamente repetitiva, del siguiente estribillo leninista-goebellsiano-marcusiano: fascista, nazi, xenófobo, misógino, islamófobo, racista, ultra derecha, antifeminista, anti aborto, machista, nacionalista, populista, anti pueblo, reaccionario, políticamente incorrecto, tradicionalista, corrupto, judío, anti globalista, anti minoría, contrarrevolucionario, católico, millonario, etcétera. No incorporo el estribillo chusma para no herir sensibilidades. Hitler llamaba gusano al opositor, epíteto que retomó Fidel Castro con el mismo fin. En España te endilgan la palabreja “facha”, sinónimo de fascista, si no estás de acuerdo con la izquierda y el PSOE. El chavismo llama “escuálido” a cualquiera que se le enfrenta. López Obrador, en México, emplea Fifí para denostar al periodismo libre. Hay que reconocer que en propaganda, sofística, posverdad y en el arte de poner etiquetas de malvado al adversario, la izquierda es campeona mundial. A falta de argumentos y disminuidos por la mácula histórica de complicidad con el totalitarismo soviético, maoísta y castrista, solo les queda la cultura cautiva, el salvavidas socialista, la comedia irreverente y denigrar, para no desinflarse. Para ellos todos somos fascistas, si no los complacemos. Por supuesto, Trump es soberbio y tiene defectos, pero no es nazi, ni racista y xenófobo. Lo demuestran los millones de votantes republicanos y demócratas moderados, entre ellos millones de hispanos y de otras razas, que lo siguen y los investigadores sin prejuicios que dan a conocer su legado: no aniquiló la libertad de prensa ni asesinó a nadie. ¿Por qué no le dicen xenófobo a Bill Clinton que construyó un muro en la frontera mexicana, por qué no se lo dicen a Obama que fue bastante duro con los emigrantes, o a Biden, que ahora pretende imitar a Trump? ¿Por qué no le dicen fascistas a los dictadores comunistas?
El zoo del izquierdismo posmoderno en el exilio cubano y México
Tom Wolfe, padre del nuevo periodismo, llamaba izquierda Chic al elitismo romántico que pregonaba la revoluciٕón radical en fiestas con caviar, en New York. También se le denomina, según los matices, izquierda exquisita, de lujo, dorada, de buró, comprometida, socialista democrática, fabiana, elitista, moderadita, radical, etc. Académicamente, se le llama orgánica, marxista cultural, posmoderna, estructuralista, progre. Es un zoo aparentemente heterogéno, pero el objetivo es el mismo: anticapitalismo en el pasado, y neosocialismo posmoderno en el presente, la fuente es la misma: el marxismo modernizado por Gramsci, la Escuela de Frankfurt, Marcuse, todo ello actualizado por las teorías poscomunistas, neoliberales, globalistas y aristomundialistas que se fomentaron despues de la caída del muro de Berlín, en 1989 y el fin del socialismo en Europa del Este.
Como por arte de magia, a principios del 2000, la izquierda abandonó toda etiqueta que la asociara con el totalitarismo comunista, asumiendo la de progre y socialista del siglo 21, términos más suaves y rentables. Los partidos comunistas siguieron existiendo, pero la izquierda, acoplándose a los nuevos tiempos, se refundó como democrática, sin abandonar la fuente ideológica marxista. Tal adaptación fue lo que originó el triunfo del socialismo de nuevo tipo en países como Venezuela, donde una dictadura socialista, que se autotitula bolivariana, no llegó al extremo castrista de romper el sistema económico capitalista. Los nuevos regímenes, esencialmente autoritarios, donde se permite el pluripartidismo para decorar la farsa, son el sistema político de hoy, líderes comunistas y exguerrilleros dirigiendo países formalmente democráticos. Tras Venezuela, llegaron Nicaragua, Perú, Bolivia, Chile, Colombia recientemente y Brasil con sus singularidades, México en proceso. Estos regímenes tienen a Cuba como su fetiche ideológico, refugio y base de operaciones subversivas.
Lo anterior es el marco donde se mueven las nuevas direcciones intelectuales en América Latina. Pero el debate que surge de ello es curioso. Hay una ex izquierda, que ahora parece de derecha, pero con rezagos del antiguo pensamiento llamado revolucionario, y una nueva izquierda, que abraza el chavismo y alberga a los comunistas. No es lo mismo la izquierda moderada chilena, que la peruana, o la colombiana que encabeza Petro. Por su proceder. Lula no es Maduro, aunque tengan afinidades ideológicas. En México, la izquierda, ahora en el poder, mira hacia Cuba, su nuevo profeta autoritario López Obrador y la posible sucesora, Claudia Sheinbaum, están empecinados en adscribirse al modelo venezolano, o socialismo a la mexicana, que llaman Cuarta Transformación, pero ideológicamente son pro Castro. El espíritu de secta y de élite o aristoizquierda, subyace en todos, se creen los mejores, los bombones elegidos por la historia. En cuanto a la derecha en México, digamos que es centrista sui géneris. Los intelectuales y periodistas más viejos, con antecedentes de izquierda, adoptaron el anti comunismo y el anti castrismo, siguiendo el ejemplo de Octavio Paz, en los años de la perestroika y el derrumbe soviético, pero les quedó el rezago del izquierdismo liberal estadounidense, esta seudoderecha por un lado proclama democracia y libertad, y por el otro detesta a Trump, utilizando las mismas canalladas que aparecen en el diario comunista cubano Granma y en las campañas amarillas de la izquierda radical en otros países. ¿Cómo se explica esto? ¿Empatía con Castro? ¿Simpatía con el pantano estadounidense? No lo creo. Es ideología y mirada de luz corta, error humano no, sino masonería roja a la moderna.
El caso del historiador mexicano Enrique Krauze es sintomático, su aversión anti Trump la traduce disparando epítetos banales, en el mismo lenguaje de guillotina usado por los comunistas y Antifa. Su posición es la misma del clan Vargas Llosa-Soros-Rochefeller-CNN, pro Clinton-Obama-Biden-vota Demo. Krauze, indignado por la política migratoria de Trump, debió mirar hacia la putrefacta y racista frontera sur de México y fijarse en el constante ascenso del voto latino y mexicano pro Trump en Estados Unidos, actualmente Trump es el favorito de latinos y mexicanos en las elecciones de este año (4), ¿son racistas estos mexicanos?, la realidad es la verdadera historia, no nuestros deseos, o lo que diga este o aquel intelecual. El oprimido pueblo cubano le habría soltado una buena trompetilla a Krauze, como ahora lo hace con López Obrador. En México, la mofa anti trumpista de 2016-2020 tiene incontables seguidores entre los intelectuales: Elena Poniatowska, Juan Villorro, Jorge Volpi, Javier Sicilia, Denise Dresser, Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta, Macario Schettino, y el cubano Rafael Rojas, etc. En 2019, el excanciller y analista Jorge Castañeda dijo a CNN que “Trump es igual de malo que Fidel Castro”. ¿Acaso este señor es serio? También hay muchos trumpistas mexicanos, como el cineasta Eduardo Verástegui, productor de Sonido de libertad, pero pocos dan la cara por temor a las represalias de la “democracia perfecta” y la narco política.
Antitrumpismo troll y fusilamiento mediático
El régimen de Castro inventó una nueva modalidad de lo invisible: los «quedados». Se trata de exiliados que viven en el extranjero pero no están en el exilio. Han salido de Cuba con permiso pero con una condición: podrán ganarse la vida en el extranjero, y no serán hostigados ni hostilizados por los miñones de Castro dentro o fuera de Cuba. Pero que no se les ocurra siquiera criticar al régimen castrista. En esa categoría hay varios cubanos conocidos (o desconocidos) que cumplen rigurosamente el acuerdo con Castro como un pacto con el diablo.
Guillermo Cabrera Infante, Contacto Magazine, 1997
La tribu liberal de izquierda tiene muchos tentáculos intelectuales en gobiernos, fundaciones, universidades, organizaciones internacionales y la cultura en general, uno de los más activos funcionan en el exilio cubano en Estados Unidos, principalmente en Miami y en otros enclaves de la diáspora, como Madrid, Barcelona, Berlín, Italia, Venezuela, Argentina, Chile, Brasil, México. No es difícil detectarlos, aunque usen máscaras eclécticas y manifiesten disgustos anticastristas; en todos la narrativa los descubre, porque no se expresan como exiliados que sufrieron una tiranía comunista atroz, sino como intelectuales que se dedican a repensar la tiranía como una estructura histórica, le llaman revolución cubana, en que no todo es malo en ella, por tanto, es susceptible de reformarse dentro de nuevos patrones: socialismo+capitalismo. De paso, como solución sine qua non, consideran que el embargo norteamericano o bloqueo debe terminar, para que el pueblo cubano se quite de encima mil sufrimientos y haya paz. Esta narrativa, a veces contiene críticas al comunismo, pide la libertad de los presos políticos, transparencia, aperturas, y también invoca la reconciliación, aboga por los viajes a Cuba, las remesas, exalta el “logro social” del castrismo, ignora a la verdadera oposición, etc. Podría sonar pueril, si el plan no fuera deletéreo: la continuidad del castrismo militar stalinista con vestimenta civil y financiamiento de los banqueros norteamericanos, el Viet Nam caribeño rojo verdeolivo.
La izquierda cubana de la diáspora nunca se cohesiona con el grueso del exilio, tiene sus propios designios, son políticamente pro Partido Demócrata desde la era de Clinton, en raros casos votan por el partido republicano, los ampara la propaganda del Miami Herald y han escalado a puestos importantes en universidades y corporaciones. Apoyan los viajes y envíos de dinero a Cuba. Como son minoría y por mantener un discurso antiexilio, su reducido voto les ha impedido copar el poder político. Son bastante activos en las redes sociales y en las peñas literarias, se saben vender. Claro, no todos los intelectuales liberales son iguales, los hay demócratas de partido, pero verdaderos anticantristas. Ser republicano no siempre equivale a votar por Bush o Trump. También los demócratas moderados pueden elegir votar por el partido contrario, a pesar de la polarización existente. La mayoría de los cubanos exiliados prefieren votar por el partido republicano y por Trump, al igual que los latinoamericanos que han sufrido o temen el acoso comunista: nicaragüenses, venezolanos, peruanos, colombianos y extranjeros de Europa del Este. El importante estado de La Florida, repleto de hispanos, tanto en 2016 como en 2020, votó por Trump, también lo hizo Texas.
En 2020, la guerra contra Trump tuvo un desenlace dramático, no porque perdiera Trump ante Biden, sino porque los liberales neocastristas se quitaron las máscaras y quemaron el disfraz. Ahora, por mucho que se maquillen, son reconocibles. Desde 2016, los exiliados se dieron cuenta del engatusamiento. En esta ocasión no hablaré del papelón del periodista Carlos Alberto Montaner, porque ha fallecido y prefiero recordarlo como anticastrista que como liberal troll. Pero mucho se ha comentado acerca de la operación para tumbar a Trump, versión mitin de repudio castrista mudada a Miami, donde la voz cantante anti trumpista la tuvo Cubaencuentro, una importante página digital cubana convertida en cuartel tribal de los impostores, quedados y troles anti Trump y anti exilio, con el finado Alejandro Armengol a la cabeza. Si quieren enterarse entren a las ediciones desde 2015 al presente. Una gran cantidad de blogs quinta columna y medianeros, como NeoClub y El Estornudo (5), también sirvieron de tribuna a una comuna de París delirante, parecían títeres de la propaganda del Granma: Trump fascista, asesino, H.P., mafioso. De ser originales, habrían sido creíbles. Batista y Fidel Castro nunca fueron criticados con tanta saña y chusmería. Personajes como Joe García, Lázaro Fariñas, el bocón Edmundo García, Carlos Alberto Montaner, el mexicano comecandela Jorge Ramos, Rafael Rojas, Alexis Valdés, Norberto Fuentes, Max Lesnik (Alianza martiana), Edel Rodríguez y Andrés Gómez (Brigada Antonio Maceo), le pedían la cabeza a Trump. A ellos se sumaron el Círculo Bolivariano Negra Hipólita, Carmen Peláez, Duanel Díaz Infante, Tania Bruguera (performance procastrista liberaloide), Santiago Morales se atrevió a comparar a Trump con Castro en un vídeo financiado por Bloomberg, Carlos Saladrigas, el ex alcalde Manny Díaz, Fernand Amandi, etcétera. Sin armar ruido, están los grupos de cabildeo como Cuba Study Group y los intelectuales exiliados de prestigio que tratan de socavar la imagen de Trump con argumentos refinados. Uno de ellos es Carmelo Mesa Lago, catedrático de economía de la Universidad de Pittsburg, opositor del embargo y autor de múltiples ensayos dedicados a criticar a Trump y a elogiar el socialismo de mercado de Viet Nam y China, sus artículos son bien acogidos por la revista mexicana Letras Libres, dirigida por Krauze. Por su forma de plantear los temas de su especialidad respecto a Cuba no parece procastrista, tampoco anticastrista. Para la percepción de alguien que no sea cubano, podría parecer un intelectual propenso a visualizar el régimen sin ánimo de cuestionarlo políticamente. La imparcialidad no existe. Muchos académicos de mentalidad socialista se esconden, utilizan la sutileza retórica para no quemarse.
El caso Rafael Rojas
Que un tipo como Rafael Rojas nos llame ultrafachas es algo que me tiene sin cuidado. Yo sé lo que soy, soy antifascista y anticomunista. Él no pudiera afirmar lo mismo en cuanto a lo segundo, que, si observamos la historia de cerca, lo primero nació de ese socialismo disfrazado de nacionalismo, o a la inversa.
Zoé Valdés(16)
El escritor Rafael Rojas Gutiérrez es otro caso de anti trumpismo de cuchillo en la boca, especie de literato corsario al servicio de la tribu, muy favorecido por la izquierda mediática. Políticamente se le ha ubicado en un término medio entre neocastrismo y anticastrismo, por el hecho de que sus libros contienen ciertas críticas al régimen, y no sé por qué motivo se le considera un vindicador del dictador Batista, cuando antes que él ya se había tratado el tema. Lo cierto es que sus libros tienen una buena suma de recopilación de datos, que forman una manera interesante de presentar los hechos. Si no le adjudicaran ciertas fantasías rojas, no sería tan controvertido, pero su postura, de sutil oportunismo, lo ha convertido en una persona non grata en el exilio. Aclaro, no es exiliado, es quedado. En las redes sociales le llueven los comentarios adversos. Me llama la atención que lo acusen de vividor político, de ambicionar ser presidente de Cuba, de ser hijo de papá por tener un hermano ministro del régimen y otro hermano del G-2, de vínculos con la embajada cubana en México y hasta de agente castrista, pero sin pruebas todo queda en la sospecha. Estas acusaciones tienen igual opio y rango que las frecuentes calumnias que lanza Rojas contra Trump, los republicanos estadounidenses y la derecha, sin presentar pruebas. Pero sus ataques contra la oposición cubana en la isla es definitivamente imperdonable. Tiene su derecho a criticar y a defender su credo, pero es una bajeza que le eche pestes a los que luchan, al precio de muerte y cárcel. Su actitud la analiza el gran escritor cubano Néstor Díaz de Villegas en el artículo Rafael Rojas contra la oposición (6). Ante lo expuesto por Rojas de que la oposición cubana es minoritaria y está dividida, depende del financiamiento del exilio y sigue la línea de los congresistas cubano americanos, le replica Díaz de Villegas:
Lo “minoritario” de la oposición a Castro que maneja Rojas es un lugar común, sin fundamento real, que ha llegado a ser uno de los tópico más socorridos por la izquierda procastrista… Por el contrario: la oposición es la mayoría absoluta en Cuba (…) Minoritario es, y ha sido siempre, el número de personas dispuesto a enfrentar la violencia y tomar acción (…) En cambio, el problema castrista, su misma esencia, es ser el gobierno de una minoría, y esto, aun en la época de los “grandes logros” que Rojas analiza en su último libro (…)El argumento de los “dineros de la USAID” está sacado del manual del perfecto alcahuete latinoamericano, y por eso no debió ser esgrimido por un analista serio. Este es el tipo de ataque que esperamos de John Kerry, o de un discípulo de Saul Alinsky; a no ser que Rojas haga suyas las técnicas de Tratado para radicales y pretenda tratar las páginas de La Razón de México como si fueran el Granma. Aparece allí con exclusividad, como la única voz digna de emitir comentarios, aun cuando ejerza su opinionismo con absoluta arbitrariedad.
En un reciente artículo (7), Rojas se refiere a la “política racista y xenófoba de Donald Trump”. Esto es una recriminación menor, porque por lo general repite el estribillo completo de la tribu: Trump fascista, idiota, etc. Le diría Pérez Reverte, ¿por qué me dices xenófobo si cuido mis fronteras? ¿Por qué me dices idiota si yo lucharía por ti?, le diría Voltaire. Pero la izquierda sociópata funciona así, si Biden cierra la frontera se dirá solución migratoria. Tampoco dicen que los mexicanos de ambos lados de la frontera prefieren al racista Trump, y me consta porque he estado allí. Si se fijan, el estribillo de Rojas es similar al de Enrique Krauze, Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner, el periódico Granma, Podemos, Antifa, BLM, Jorge Castañeda, Armengol, Maduro, Nancy Pelosi, Robert de Niro y Edmundo García, etc. El parecido no es ciencia ficción, es ideología, lobos de una misma camada se juntan, dice el refrán.
La vida política de Rojas, con Biden, ha sido de escalamiento. Se dice, y nadie desdice, que lo apadrina Jorge Castañeda, ex comunista y exguerrillero, hoy liberal pudiente (8) y fue el favorito de Montaner, quien tal vez lo avaló para que entrara al super clan del periódico español El País. Ha residido en México por muchos años, pero no hace mucho compró una residencia en Miami (9). Una foto lo pescó en la fiesta política del ex guerrillero pro castrista Gustavo Petro, actual presidente de Colombia (10), pero nunca se le ha visto en una fiesta de opositores al régimen. ¿A quién representaba en ese acto con el guerrillero donde no entra cualquierra? En Twitter criticó al movimiento anticastrista Patria y Vida, provocando réplicas masivas que lo hacían plasta. En México no ha criticado al presidente pro castrista López Obrador, léase: se sabe cuidar. En resumidas cuentas, como muestran los antecedentes (11), Rojas tiene vocación de izquierda caballo de Troya, con una perspectiva sobre Cuba marcada por el viejo esquema tangencial de liberalismo de estado y socialismo de mercado, en consonancia con los planes del globalismo liberal estadounidense, cuyo propósito es implantar la democracia pactada en la isla, bajo el mando de la nueva generación de comunistas conversos y disidentes conformistas. Todo ello bajo el manto del borrón y cuenta nueva y unos treinta años más de sacrificio, con MacDonald y Coca cola y sin liberación, eso es la transición neocastrista.
Este es Rojas. En 1995, aparece entre los firmantes de una Carta de intelectuales y artistas cubanos radicados en México, dirigida al presidente Clinton, rechazando el proyecto de ley del senador Jesse Helms para endurecer el embargo (12). La ley que se llamó Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad democrática, o Helms-Burton, fue aprobada el 12 de marzo de 1996. La ley fue la respuesta estadounidense al derribo de los aviones civiles de la organización Hermanos al Rescate en aguas internacionales, que causó la muerte de cuatro jóvenes cubanos, el 24 de marzo de 1996, masacre que fue repudiada en todo el mundo, pero no provocó ningún lamento en Rojas. Otros firmantes eran Lisandro Otero, funcionario del régimen cubano, Eliseo Alberto Diego, Alejandro García, alias Virulo, Miguel Cossío Woodward, Oswaldo Navarro, entre otros.
Cuando en 2019 la aplicación de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton preocupó al régimen castrista hasta la desesperación, porque les bloqueaba fuentes de ingreso, Rojas circuló un documento en la OEA, en el cual condenaba las medidas de la “doctrina Bolton” contra Cuba, Nicaragua y Venezuela, no les dijo dictaduras. La OEA consideró que sus argumentos tenían “tonos similares a los expresados por el gobierno cubano y su diario Granma” (13), destacando, en cambio, la posición del opositor residente en la isla Antonio Rodiles en apoyo a las presiones contra la dictadura castrista. ¿Cómo Rojas plantó el documento en una sesión oficial de la OEA? Se especula que su camarada Jorge Castañeda lo canalizó. Señalemos que en todo momento Rojas habla en nombre del pueblo cubano, a sabiendas que los cubanos de la isla y el exilio es el pueblo que más apoya la ley Helms-Burton. Además, ¿quién le ha dado potestad para hablar por otros o por Cuba? ¿Acaso el Ministerio de la verdad del régimen?
Rojas, claro está, es conocido entre los intelectuales y literatos, y el mercadeo político constribuye a que así sea. Pero no es un genio ni un líder, mucho menos uno de aquellos diletantes marxistas británicos que se dedicaban a vivir entre los pobres para dar el ejemplo, como comentó George Orwell. Su ideología y conocimientos es lo que se aprovecha de él, y por ese camino puede ser que Moloch lo recompense, pero también puede ser que la liberación de Cuba lo tome por sorpresa, con Patria y Vida, y no con un performance a lo Bruguera con Biden, Obama y Díaz Canel. Quién sabe. En Twitter, Rojas se las ingenia con una retórica para mini pensantes, para eso es eficiente, aunque no eficaz. Esto ha dicho: No se debe suscribir la criminalización del gobierno cubano, pero el apoyo demagógico que dan a los jóvenes artistas fuerzas políticas de derecha, como el PP español y los congresistas cubanoamericanos, tiene que ser cuestionado (14). ¿Por qué cuestionado? También se podría decir lo mismo de tu ultra izquierda enajenada. ¿Acaso no suscribes la criminalización del régimen con tus ideas y actos? ¿Cuándo vas a salir a la calle a protestar y tocar cazuelas en los solares contra la represión y el hambre? ¿A qué se debe tu inquina con los congresistas cubanoamericanos que son la voz que revela la tragedia? ¿Crees que vas a ser presidente de Cuba sentado en una oficina de Rialta? ¿Cuántas veces te has enfrentado a un mitin de repudio? ¿Cuándo vas a llevarle una jaba a un preso político? Mire, señor, no cuestionar a un gobierno sin humanidad es lo que usted hace. La libertad de Cuba no es una cuestión de fin del embargo, sino del fin de la dictadura totalitaria de cuajo (15). Claro, no es posible que Rojas vea la realidad tal como es, la ideología fidelista tiene espejuelos ciegos.
Notas
(1) Estallido de populismo. Planeta Mexicana, S.A. 2017. Promovido en Amazon books.
(2) Antonio Ramos Zúñiga. “Vargas Llosa e gli Ebrei”, Libertates, Italia, 10 de abril, 2016. En español Vargas Llosa y los judíos. https://www.libertates.com/vargas-llosa-e-gli-ebrei/
(3) El comentarista político de izquierda Bill Maher, en The View, comparó el físico de Biden con un cadáver. Fox News, 22 de mayo, 2024. https://nypost.com/2024/05/22/us-news/bill-maher-slams-cadaver-like-biden-implies-the-view-hosts-hate-half-the-country/
(4) Armando Guzmán. “Más mexicanos y más latinos en EU y en México apoyan a Donald Trump”. El Financiero, México, 17 de abril, 2024.
(5) Ambas páginas eran receptoras de sustanciosas donaciones o grants del NED (National Endowment for Democracy) . En 2019, El Estornudo recibió 180,000 dólares, mientras que a NeoClub le otorgaron 88 mil en 2018 y 87,894 en 2019. The National Endowment for Democracy reported spending $5,405,400 in Cuba grants in 2019. That was a 16 percent increase over 2018 and a 42 percent increase over 2017. El aumento de las donaciones se debió a la iniciativa de Trump para mejorar la información dirigida a la isla, y la política de grants es un merecido apoyo para la causa anticastrista. Sin embargo, el dinero fue utilizado por una serie de blogs en la campaña en contra del presidente. Esto motivó quejas que condujeron al descubrimiento de una multitud de páginas falsas y procastristas favorecidas por donaciones. La avaricia rompe el saco. Los interesados pueden solicitar la información en la NED, pues la información del Trump Cuba Money Project fue cancelada por el gobierno de Biden. También los castristas y neocastristas reciben grants que provienen de múltiples fuentes: fundaciones Rockefeller, Soros, Ford, MacArthur, universidades, organizaciones de amistad y gobiernos, el think El País, etc. Recibir donaciones para causas libertarias es un gran apoyo, pero es corruptivo si el dinero no llega a la oposición. http://cubamoneyproject.com/2020/05/09/trump-ned/
(6) “Rafael Rojas contra la oposición cubana”. N.D.D.V blog de Néstor Díaz de Villegas, 18 de julio, 2015. Link: https://nddv.blog/2015/07/18/rafael-rojas-contra-la-oposicion/ Este es uno de los mejores artículos que se han escrito sobre el valor de la lucha disidente y la denigración que le opone el régimen.
Ver: Rafael Rojas. “Represión y diplomacia en Cuba”, La Razón de México, 16 de Julio de 2015.
(7) Rafael Rojas. “El último debate y la (no) política exterior”, La Razón de México, 22 de mayo de 2024.
(8) “Los claroscuros de Jorge Castañeda”, América en movimiento, 11.02.2018.
(9) Datos de la investigación de la escritora cubana Zoé Valdés, pero tambiém es record público.
(10) ¿Rafael Rojas, que simpatiza con Amlo, apoya ahora en Colombia a Petro, el guerrillero que se defecaba encima de mujeres secuestradas?, Zoe Post, 9 de junio, 2022.
(11) Su trayectoria está reflejada en las redes sociales, en las disputas en Twitter y Facebook, en sus artículos, en las revelaciones de Zoe Post y en el documentado libro pronto a salir, de Roger León y Dennis Delgado: Guerra cultural. La intelectualidad subversiva y el nuevo socialismo en América Latina.
(12) “Intelectuales y artistas cubanos radicados en México rechazan proyecto de Jesee Helms”. La Jornada, México, sábado 29 de julio de 1995. Nota: La Jornada es un periódico de izquierda de tirada nacional, muy dado a elogiar los logros de la revolución cubana.
(13) Cuba reactions to new U.S. anti Cuba measures. Organization of America States (OAS). Documentos, 2019. https://dwkcommentaries.com/tag/organization-of-american-states-oas/
(14) Comentarios de R. Rojas en Twitter. Ver foto.
(15) Para más información sobre Rojas, recomiendo el libro citado supra, que también revela pormenorizadas semblanzas desclasificadas de otras figuras conocidas e inéditas de la élite anti-exilio. También se puede consultar la obra de Zoé Valdés, Reinaldo Arenas, Juana Mejías, “La lengua suelta”, versión facebook, de Fermín Gabo-Antonio José Ponte, El libro de los enemigos (inédito), los escritos y las intervenciones del procastrista Norberto Fuentes en Youtube y otros medios, el fichero de Rigo Lanier, etcétera. El libro de R. León recoge, “antes que se los lleve el viento”, centenares de comentarios vertidos en las redes por intelectuales de línea procastrista, “que por ser volátiles, no dejan de ser fuentes importantes para seguir la pista al doble pensar y la componenda visible e invisible”.
(16) Zoé Valdés. “Un izquierdismo trasnochado, reaccionario y nervioso”. Emisora Costa del Sol 93.1 PM, Venezuela, 11.09.2021. https://www.costadelsolfm.org/2021/09/11/zoe-valdes-un-izquierdismo-trasnochado-reaccionario-y-nervioso/
FOTOS
1. Rafael Rojas, cuasi filósofo de los quedados y neocastristas.
2. Rojas ovacionando al comunista Gustavo Petro, en Cartagena, Colombia. Tomado de Zoe Post.
3. Comentario de Rojas en Twitter.
También te puede interesar
-
Tertulia editorial con David Remartínez. Entrevista con el vampiro | Arpa Talks #71
-
Reedición de cuatro textos de Jorge Mañach en formato de plaquette y libro
-
«Burbuja de mentiras» de Guillermo ‘Coco’ Fariñas Hernández
-
«Europa No Existe»: Un Video Revelador
-
NOTAS AL MARGEN: EN LA HABANA NUNCA HACE FRÍO