A camera operator falls as an Israeli police officer runs after him during clashes with Palestinians at the compound that houses Al-Aqsa Mosque, known to Muslims as Noble Sanctuary and to Jews as Temple Mount, in Jerusalem's Old City, May 10, 2021. REUTERS/Ammar Awad TPX IMAGES OF THE DAY

El Islan en el conflicto Israel-Palestina

Por: Pedro Díaz Méndez

No, el hecho de que Trump haya reconocido a Jerusalén como la capital del Estado de Israel nuca fungió como causa de violencia en contra de los hijos de Israel en aquel entonces.  El antisemitismo musulmán sí.


En la Cumbre de Camp David en el 2000, el primer ministro israelí Ehud Barak, del Partido Laborista, le ofreció al líder terrorista Yasser Arafat el control sobre el Este de Jerusalén y el mismísimo Monte Sagrado. Arafat (con gesto soberbio y rencoroso) rechazó  la cortesía  y se alejó de la mesa de negociaciones sin ofrecer o proponer ninguna alternativa, entonces aprovechó la coyuntura de la visita del líder de la oposición, Ariel Sharon, al Monte Sagrado, como pretexto para iniciar una ola de terrorismo que desembocaría en la muerte de cientos de judíos.  Las imágenes del acto terrorista en la pizzería Sbarro en el centro de Tel Aviv aún surgen vívidas en mi mente. 


En el 2008, el primer ministro israelí Ehud Olmert le ofreció al nuevo dictador terrorista palestino Mahmoud Abbas— un hombre que trabajó mano a mano con el grupo terrorista Hamas— el control internacional de la vieja Ciudad de Jerusalén, cuyos recintos incluyen todos los lugares sagrados.   Olmert enfatizó, “Recuerde mis palabras, se cumplirán, al menos, cincuenta años antes de que venga otro primer ministro que le ofrezca lo que yo le estoy ofreciendo ahora. No pierda esta oportunidad.”  Olmert también propuso casi una completa retirada de la presencia israelí de las localidades de Judea y Samaria, reteniendo solamente un 6.3% del territorio para algunas colonias judías que habían habitado esa zona desde tiempos inmemoriales.  Olmert, incluso, propuso entregar tierra israelí equivalente a un 5.8% del total de su territorio, así como un puente de tierra situado entre Judea y Samaria y la famosa Franja de Gaza.  Abbas rechazó todas estas propuestas, y comenzó otra escalada de violencia, pero esta vez, en coordinación y contubernio con el grupo terrorista Hamas en Gaza.  El terrorismo contra el pueblo judío no ha cesado ni tiene para cuando acabar. 


En resumen, la soberanía sobre Jerusalén nada tiene que ver con el incremento de la violencia perpetrada por los musulmanes.  Está probado.  Los musulmanes  no tolerarán la existencia de Israel en la región. Jerusalén es solo una excusa conveniente para enmascarar una inconveniente realidad (que  los moros quieren borrar a Israel de la faz de la tierra).   Los musulmanes lanzaron violencia contra sus vecinos en Jerusalén por “el pecado” de visitar sus lugares sagrados mucho antes de que Israel tuviese el  control sobre la Ciudad Santa.  Han rechazado múltiples propuestas de paz, incluyendo la repartición de la ciudad a partes iguales y han optado repetidamente por la violencia y el terrorismo.  


Nunca compren la mentira de que los terroristas regímenes musulmanes y  las fanatizadas masas del Islam necesitan el pretexto de la soberanía israelí sobre la eterna capital del pueblo judío para excusar la violencia.  No lo necesitan ni nunca lo necesitarán, con tan solo su feroz odio les basta.

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