EL DR. MANUEL ALZUGARAY: EN UN DÍA CUALQUIERA

Por Waldo González López

Prestigiado por su probada profesionalidad en Ortopedia, especialidad que, durante años, estudiara en las Universidades de La Habana, New York y la española de Salamanca, como por el Internado y Cirugía General en Oakwood Hospital, Detroit, Michigan, y Cirugía Ortopédica en The Jewish Hospital and Medical Center, Brooklyn, New York., Asimismo, ha sido reconocido por la Práctica Privada de Cirugía Ortopédica en su clínica miamense desde 1975 hasta la fecha.

   Igualmente integra distintas asociaciones como American Board of Neurological and Orthopedic Surgery; Forensis Examiners; Experts in Traumatic Stress; Dissability Analysts, y es Miembro del National Center for Crisis Management, como poseedor del certificado en Homeland Security en los Niveles: I, II III, IV y V.

   Y a lo anterior añado otros reconocimientos recibidos por su relevante quehacer, como miembro de las prestigiosas asociaciones: American Medical, Florida Medical; Dade County Medical; Southern Medical; Cuban Medical Exile; Cuban Orthopedic in Exile, Foreign Medical Graduates Florida Orthopedical, Dade County Orthopedic Society e International College of Surgeons, como igualmente integra la membresía de diversos institutos.

   Mas, adjunto dos relevantes y peculiares datos, no menos significativos: integró la United States Army entre 1962 y 1963, y en 1983 crearía el decisivo Miami Medical Team Foundation, del que sería Presidente y Chairman of the Board, honor que, como veremos, jamás le perdona el castrismo.

   Tal bien recordara, el conocido panelista republicano Francisco («Pancho») Rodríguez, en 2016, el Dr. Manuel Alzugaray, fundador del Miami Medical Team […] siempre está presto a desplazarse a cualquier punto del hemisferio donde asistir en casos de emergencia […] y fue médico de los contras en la guerra contra el comunismo en Nicaragua. 

OTRO DE SUS MUCHOS MÉRITOS

   Sí, aún hay otro aspecto no solo meritorio, sino curioso: en el 2015 el Dr. Alzugaray se estrenaría como narrador de fondo, parafraseando el título de la primera de las historias de La soledad del corredor de fondo, volumen decisivo de la narrativa del Reino Unido, que, en 1959, irrumpiera canónica en las letras de ese país, y que este cronista aún recuerda por haberlo leído a fines de la adolescencia, cuando resultara una inolvidable lectura.

   Sí, sería Allan Sillitoe el autor de la mencionada pieza narrativa que marcaría pautas en las letras inglesas. Y aunque el volumen del cubano no es una novela en el estricto término del género, sí me recuerda la de Sillitoe por el rigor investigativo asumido por el cubano en su relato, que se me antoja, igualmente, una biografía o un testimonio de su amada patria chica: Placetas, al centro de Cuba.

   Ya en la «Introducción», el ahora biógrafo o testimoniante y cubano, como no hay otro, aclara que En un día cualquiera es una narración de recuerdos, enmarcados en una época. Se desarrolla en la vida que transcurría en un pueblo cualquiera (en mi caso particular, es Placetas, localizado en la provincia de Las Villas […]. Abarca el período de la década de […]1950 […]. La vida en Cuba en esa época se refleja por el autor [a quien] le tocó vivir parte de su niñez y adolescencia, y que viaja en el tiempo y el espacio para situarse en sus recuerdos de una vida tranquila y con un futuro prometedor en ese país, que estaba a la cabeza de muchos renglones de […] problemas sociales, […] educación […] salud, infraestructura, transportación, comunicaciones, etcétera.

   El libro está escrito con el inmenso amor que solo profesan a sus patrias chicas, quienes saben que no regresarán jamás. Y aunque no me lo haya dicho nadie, supongo sea el caso del respetado Dr. Alzugaray, de acuerdo con el odio del castrismo a los miles de cubanos que, llegados a esta tierra de exilio, por haber tenido «problemas con el régimen», mantienen la dignidad y el decoro de no regresar jamás.

   En el caso del muy respetado Dr, Alzugaray, su postura contra el castrismo le ganaría el odio y la infamia, como constantes del [des]gobierno. Así, ha sido y es difamado por los personeros de la maldita dictadura que, tras más de seis décadas, mantiene sin libertad a los cubanos que sufren el oprobio y la maldad del vil castrismo.

   El Dr. Alzugaray, se diferencia de tantos que, ¿perseguidos por el castrismo?, al llegar y permanecer un año y un día en el exilio miamense, ansían regresar a visitar a sus familiares… ¿o aplacar la nostalgia por la Cuva de hoy, tan distante y distinta de la verdadera Cuba que fue y acaso… no será más? No sé; pero sí sé bien que tan importante pregunta no les preocupa…

   En su excelente volumen se aprecia la exhaustiva investigación, llevada a cabo en su ameno y singular libro por el autor, donde guiado por el mencionado amor a Placetas, revela con orgullo la valía de su ciudad.

   De tal suerte, divide al libro en dos partes. La primera tiene 10 capítulos —en los que se ocupa de su entrañable ciudad—, a los que suma un Anexo con mapas e incluye un centenar de fotos en colores que enriquecen su entrega. Desde el capítulo inicial hasta el 17 y final de esta parte, narra las distintas características de su ámbito natal: geografía, historia, fauna, flora, leyendas, medicina, con clínicas y especialistas, educación (con figuras, como el reverendo Martín Añorga, quien prestigia en Miami el Semanario Libre); artistas, entre los que descuella el compositor, director de orquesta, humorista, presentador de TV y autor del volumen Pequeña biografía de un gran pueblo, dedicado a Placetas, Rosendo Rosell; los actores: Ricardo Barber, quien laborara en la prestigiosa compañía Repertorio Español, donde descollara por la caracterización del dictador Rafael Leónidas Trujillo en la adaptación de la novela La fiesta del chivo, del Nobel Mario Vargas Llosa, y Adrián Más, quien ha laborado en TV, teatro y cine, en  los filmes Plantados y El Caballo, del realizador cubano Lilo Vilaplana; deportes, usos, costumbres, transporte, siempre mostrando los éxitos y adelantos en diversos rubros de la también llamada «Villa de los Laureles», fundada el 9 de septiembre de 1861, que dispondría de numerosas instituciones, como, entre muchas otras, prensa local, cuyos primeros periódicos: El Berrido y El Progreso, serían fundados en 1870 y 1898, respectivamente; tres cines, dos teatros, varios hoteles y demás aspectos que corroboran el desarrollo alcanzado por esta y otras «ciudades del interior», tal denominaban en la capital no pocos habaneros con un dejo de ironía que, a su vez, reflejaba su tonto chovinismo.

   En la segunda parte, con 18 capítulos, aborda los mencionados rasgos, como otros de la capital, con los que el lector puede comprobar el nivel de vida alcanzado en la Isla y recordar las múltiples mentiras del tirano quien, desde sus primeros e interminables discursos, mostraría el odio y el desprecio hacia su odiada Isla, que definiría como El burdel de los Estados Unidos, El país de los casinos, las prostitutas y las playas y La isla del tabaco y el ron, entre otras infamias que corroboran lo que afirmo arriba.

   Mas, no quiero concluir esta crónica sin resaltar varios nombres placeteños que, en el exilio miamense, también prestigian el sentir mambí de muchos cubanos con sus luchas por la libertad y contra la feroz dictadura que sigue destruyendo nuestra Cuba 63 años después.

   Me refiero, por solo mencionar algunos, a la conocida Dama de Blanco, María Elena Alpízar, quien ha sido condecorada por su inapagable quehacer contra el comunismo, como el indetenible Jorge Luis García Pérez Antúnez, a quien ni la prisión de más de una década pudo detener; ambos continúan hoy su lucha en Miami.

    A pesar de que esta breve crónica es, ante todo, un merecido elogio al Dr. Manuel Alzugaray, su libro de querencia sobre su patria chica, Placetas, y su no menos amada Cuba, como a algunos de los cuantiosos luchadores mencionados que, aun hoy, continúan  pensando, amando y batallando contra el castrismo comunista, visitando e investigando en blogs otros aspectos de la ciudad, descubrí que quien más deshonra a nuestra Cuba, nacería en la tierra del prestigioso ortopédico y patriota cubano, como de los arriba mencionados.

   Sí, pues nadie menos que el cobarde ¿presidente? «puesto a dedo», Miguel Mario Díaz Canel, lamentablemente, es oriundo de la ciudad de los heroicos placeteños cubanos mencionados, pero pasará a la historia como lo que es, un ciervo de los hermanos Castro.

   En fin, con este libro de amor a la patria, como a su Placetas natal, el Dr. Manuel Alzugaray, corrobora una vez más su cubanía a fondo, como su valentía probada en su extensa e intensa lucha por la libertad de nuestra Patria, de la que él simboliza uno de sus mejores hijos.   

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